Lección 3
Soy un hijo de Dios
Objetivo
Que cada niño comprenda que nuestro Padre Celestial nos ama porque somos Sus hijos.
Preparación
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Estudie con la ayuda de la oración Salmos 82:6. Vea también Hebreos 12:9; Moisés 1:39; y Principios del evangelio (31110 002), capítulo 2.
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Haga una cadena larga de muñecos de papel. Para ello, pliegue una tira de papel en forma de acordeón, tal como se muestra en la ilustración. Dibuje sobre el papel doblado la mitad de la figura de un niño o de una niña y corte alrededor de dicha figura, dejando unida la parte del doblez a lo largo de la mitad del cuerpo y de la mano (véase la ilustración). De esta manera, al desplegar la tira de papel, los muñequitos aparecerán tomados de la mano. Si lo desea, puede hacerlo durante la clase para que los niños observen o podría hacer cadenas más pequeñas para todos los niños.
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Prepare tres tiras de palabras:
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Familia
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Cuerpo físico
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Espíritu
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Haga los arreglos necesarios para cantar o repetir la letra de “Mi Padre Celestial me ama” (Canciones para los niños, pág. 16) y “Soy un hijo de Dios” (Canciones para los niños, pág. 2). La letra de “Soy un hijo de Dios” se encuentra al final del manual.
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Materiales necesarios:
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Una Biblia.
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Un espejo pequeño.
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Un guante (si no tuviera un guante, podría utilizar una lámina o un dibujo de un guante).
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La lámina 2-2, Una familia con un bebé (62307), o una foto de un bebé recién nacido.
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Haga los arreglos necesarios para las actividades complementarias que desee llevar a cabo.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a un niño que ofrezca la primera oración.
Si les dio a los niños alguna asignación o el desafío de hacer algo durante la semana, pregúnteles cómo les fue. Les podría pedir que compartan las experiencias que tuvieron al preguntarse: “¿Qué quiere Jesús que yo haga?”
¿Quién soy yo?
Actividad para despertar el interés
Pregunte a los niños:
• “¿Quién soy yo?”
Una vez que ellos hayan contestado, repita su nombre completo.
Uno por uno señale o toque a los niños y pregunte: “¿Quién eres tú?” Permita que cada uno de los niños conteste diciendo su nombre. Explique que cada uno de nosotros es una persona singular.
Análisis
Muestre la lámina 2-2, Una familia con un bebé, y pida a los niños que señalen a cada miembro de la familia, o muestre la foto de un bebé recién nacido.
• ¿Qué edad creen que tiene este bebé?
• ¿Dónde vivía este bebé antes de que naciera en la tierra?
Explique que antes de venir a esta tierra, todos vivimos con nuestro Padre Celestial. Somos Sus hijos; por esta razón le llamamos Padre Celestial. También vivimos con nuestra madre celestial y con el resto de los hijos de nuestro Padre Celestial. Todas las personas que han nacido en esta tierra son hijos de nuestro Padre Celestial. Nosotros no podemos recordar nuestra vida con nuestro Padre Celestial, pero sabemos que somos Sus hijos porque lo leemos en las Escrituras.
Pasaje de las Escrituras
Lea en voz alta la última parte de Salmos 82:6, comenzando por Y todos vosotros. Explique que Altísimo quiere decir nuestro Padre Celestial.
Explique que todos los hijos espirituales fieles de nuestro Padre Celestial desean venir a esta tierra y obtener un cuerpo de carne y huesos. Muchos de Sus hijos espirituales ya han nacido, pero todavía hay muchos más que están esperando venir a este mundo.
Todos tenemos un espíritu
Análisis
Muestre la tira con la palabra “Espíritu”.
Explique a los niños que cuando vivíamos en el cielo, antes de venir a la tierra, no teníamos cuerpos físicos sino que éramos espíritus.
• ¿Qué es un espíritu?
Explíqueles que los espíritus son la parte de nosotros que nos da la vida. • ¿Qué apariencia piensan que tiene nuestro espíritu?
Pase un espejito a los niños y pregúnteles si éste les da una idea de la forma que tiene su espíritu.
Explique que el cuerpo espiritual es igual al cuerpo físico. Por ejemplo, el cuerpo espiritual tiene ojos, orejas, brazos y piernas.
Lección práctica
Coloque sobre la mesa un guante y explique que aun cuando el guante tiene la forma de una mano y una apariencia semejante a la de la mano, no se puede mover porque no está vivo. Cuando una persona pone la mano en el guante, entonces éste se puede mover como una mano. Lo mismo sucede cuando el espíritu entra en nuestro cuerpo terrenal; el espíritu no se puede ver, como tampoco se puede ver la mano dentro del guante. (Adaptado de Boyd K. Packer, Teach Ye Diligently, Salt Lake City: Deseret Book Co., 1975, págs. 231–233.)
Tenemos un cuerpo físico
Análisis
Muestre la tira con las palabras “Cuerpo físico”.
Explique que al venir a la tierra, se nos dio a cada uno de nosotros un cuerpo físico. Pida a los niños que mencionen algunas de las partes de su cuerpo, tales como los ojos, las orejas, los brazos y las piernas.
• ¿Cuáles son algunas de las cosas que nuestro cuerpo físico puede hacer?
Actividad
Pida a los niños que demuestren algunas de las muchas cosas que pueden hacer con su cuerpo físico, tales como saltar, brincar, menearse, hablar, gatear o bailar.
Muestre a los niños la cadena de muñecos de papel.
• ¿En qué nos parecemos a estos muñecos de papel? (Nosotros también tenemos brazos, piernas y cabeza.)
• ¿En qué somos diferentes de los muñecos? (Los muñecos están hechos de papel, pero nosotros tenemos cuerpos de carne y huesos. Ellos no tienen vida, pero nosotros sí. Ellos son todos iguales, pero nosotros somos diferentes unos de otros.)
• ¿Qué pasaría si nosotros fuéramos todos iguales?
Juego
Dígales a los niños que se pongan de pie cada vez que usted diga algo que los describa. Utilice frases que demuestren las similaridades y las diferencias de los niños de su clase, como:
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Pónganse de pie todas las niñas.
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Pónganse de pie todos los que tengan ojos marrones (cafés).
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Pónganse de pie todos los que tengan nariz.
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Pónganse de pie los que tengan el cabello negro.
Recalque que todos tenemos cosas en común, pero no existen dos personas que sean exactamente iguales. Explique que nuestro Padre Celestial planeó de antemano que cada uno de nosotros tuviera un cuerpo físico semejante al de los demás pero no exactamente igual. Cada uno de nosotros es diferente de todas las demás personas.
Tenemos familias que nos aman
Presentación por el maestro
Muestre la tira con la palabra “Familia”.
Diga a los niños que nuestro Padre Celestial nos ama tanto que mandó a cada uno de nosotros a la tierra para recibir un cuerpo físico. Nos mandó a vivir con familias que nos cuidarán y nos enseñarán acerca de nuestro Padre Celestial y Jesucristo.
Relato
Cuente el siguiente relato con sus propias palabras:
Una mañana temprano un niño y su padre emprendieron una larga caminata. Querían pasar el día pescando juntos, así que empacaron lo que necesitaban y comenzaron a caminar hacia un pequeño y hermoso lago. Habían avanzado ya una distancia considerable cuando el niño comenzó a cansarse y a caminar cada vez más lentamente.
Cuando vieron el lago a lo lejos, el padre se apresuró para observar la hermosura de las aguas azules, pensando que su hijo pronto lo alcanzaría.
Cuando el padre llegó a la orilla del lago, se dio cuenta de que su hijo no había llegado; tampoco podía verlo desde donde estaba. El padre dejó caer la caña de pescar y comenzó a buscar a su hijo por todos lados, llamándolo tan fuerte como podía, pero el niño no respondía. El padre se asustó muchísimo. ¿Se habría perdido su hijo? ¿Estaría lastimado?
El padre se arrodilló y oró; le pidió a su Padre Celestial que le ayudara a encontrar a su hijo. Después se puso de pie y caminó de regreso y pronto encontró a su hijo. El padre lo abrazó y le dijo lo mucho que le amaba. (Tomado del relato de Owen C. Bennion, “Turning the Heart of a Father”, Ensign, mayo de 1971, págs. 28–30.)
Análisis
• ¿Cómo supo el niño que su padre le amaba? (Él lo llevó a pescar, lo buscó cuando estaba perdido, oró por él y le demostró lo feliz que se sentía por haberlo encontrado.)
• ¿Cómo saben ustedes que su familia les ama?
Después de escuchar las respuestas de los niños, explique que hay muchas maneras en que nuestros padres y nuestra familia nos demuestran su amor.
Tenemos un Padre Celestial que nos ama
Análisis
• ¿Cómo sabemos que nuestro Padre Celestial nos ama?
Canción
Diga a los niños que nuestro Padre Celestial nos ama y quiere que seamos felices. Él nos ha dado un mundo hermoso. Canten o repitan la letra de “Mi Padre Celestial me ama” (Canciones para los niños, pág. 16) y ayude a los niños a hacer los movimientos con las manos según se indica:
Cuando oigo feliz (Mano rodeando la oreja)
un ave cantar (Mover los brazos como alas.)
O puedo el cielo mirar, (Formar un arco con el brazo elevado.)
O siento la lluvia sobre mi faz, (Mover los dedos de las manos como si fueran gotitas de lluvia.)
O el soplo del viento al pasar, (Hacer ondas con las manos.)
Si toco las flores del rosal, (Finja tocar una flor.)
O huelo un alhelí, (Finja oler una flor.)
¡Qué gozo me da en este mundo vivir, (Extienda los brazos y las manos.)
Que mi Padre creó para mí! (Dése un abrazo.) Me ha dado mis ojos para mirar, (Señale sus ojos.)
de la mariposa el color, (Entrelace los pulgares y mueva los dedos como alas.)
me dio los oídos para escuchar (Señale los oídos.)
los sonidos de Su creación. (Ponga las palmas detrás de los oídos.)
La vida me dio y un corazón, (Señale el corazón.)
y gracias a Él daré (Cruce los brazos.)
por ser una parte de Su creación. (Extienda los brazos y las manos.)
Sí, mi Padre me ama, lo sé. (Coloque las manos sobre el corazón.)
Análisis
• ¿Qué cosas nos recuerdan que nuestro Padre Celestial nos ama?
• ¿Cómo se sienten al saber que cada uno de ustedes es hijo de Dios y que Él les ama?
Resumen
Canción
Pida a los niños que canten la primera estrofa de “Soy un hijo de Dios” (Canciones para los niños, pág. 2). Recuérdeles que Dios es otro nombre que se le da a nuestro Padre Celestial.
Señale que la letra de esta canción nos dice que cada uno de nosotros es un hijo amado de nuestro Padre Celestial y que Él ha planeado que vengamos a la tierra y recibamos un cuerpo de carne y huesos. También planeó que tuviéramos familias que nos amaran y nos enseñaran la manera de regresar a Su presencia y vivir con Él otra vez.
Testimonio
Testifique que usted sabe que nuestro Padre Celestial nos ama porque Él nos ha dado cuerpos de carne y huesos, una hermosa tierra en la que podemos vivir y familias que nos aman.
Anime a los niños a dar gracias esta noche en sus oraciones a nuestro Padre Celestial por permitirnos venir a la tierra.
Pida a un niño que ofrezca la última oración.
Actividades complementarias
Elija de entre las siguientes actividades aquellas que sean de mayor beneficio para los niños de su clase. Puede utilizarlas durante la lección o como repaso o resumen. Para mayor información vea la sección “El período de la clase” en “Ayudas para el maestro”.
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Separe los muñecos de papel y déle uno a cada niño para que lo coloree o decore. Cuando hayan terminado, pídales que muestren sus muñecos al resto de la clase. Haga destacar que ahora los muñecos son diferentes y muy hermosos. Recuérdeles a los niños que nosotros nos parecemos, pero que no hay ninguna persona exactamente igual a otra.
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Pida a los niños que se sienten formando un círculo. Tire una bolsita de maíz u otro objeto liviano a alguno de los niños y hágale una pregunta sobre el tema de la lección. Pídale que conteste la pregunta y que le tire la bolsa de regreso. Repita esta actividad hasta que todos los niños hayan tenido la oportunidad de participar. Puede utilizar las siguientes preguntas u otras que usted desee:
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¿Dónde vivimos antes de venir a la tierra?
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¿Con quién vivíamos allí?
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¿Dónde vivimos ahora?
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¿Qué apariencia tienen nuestros espíritus?
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Dé a los niños papel y lápices regulares o de cera para que hagan dibujos de cosas que les recuerden el amor de nuestro Padre Celestial.
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Pida a los niños que se pongan de pie para jugar “El maestro dice”. Dígales que ellos deben hacer lo que usted les diga sólo si escuchan las palabras “El maestro dice” antes de dar la instrucción. Puede pedirles por ejemplo que crucen los brazos, que se pongan de pie, que se toquen los hombros, que den una vuelta, etc. Algunas veces diga “El maestro dice” antes de decirles lo que deben hacer y otras veces sólo diga la acción. Los niños que hagan el movimiento cuando usted no ha dicho “El maestro dice” deberán sentarse hasta que termine el juego. Repita esta actividad las veces que desee.
Recuérdeles a los niños que pueden hacer estos movimientos porque tienen un cuerpo de carne y huesos.