Lección 30
El rey David y Betsabé
Objetivo
Ayudar a los niños a tener acciones y pensamientos puros.
Preparación
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Con oración, estudie:
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2 Samuel 11:1–11, 14–17, 26–27: El rey David codicia a la esposa de Urías, lo que hace que cometa adulterio y asesinato.
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2 Samuel 12:1–10: El profeta Natán relata la parábola de la corderita a David.
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2 Samuel 12:13: Cuando se le confronta, el rey David admite sus pecados. (Nota: La Traducción de José Smith dice que el Señor no redimió su pecado para que David no muriera.
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Doctrina y Convenios 88:86: El Señor nos aconseja no enredarnos en el pecado.
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Doctrina y Convenios 14:7: Si guardamos los mandamientos y perseveramos hasta el fin, nuestro Padre Celestial nos promete el mayor de todos los dones.
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Lectura complementaria:
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Mosíah 4:30: Cuidad vuestros pensamientos, palabras y obras y perseverad en la fe.
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Génesis 39:12: José huye de la esposa de Potifar.
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Alma 41:10: La maldad nunca fue felicidad.
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Éxodo 20:17: No codiciarás.
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Estudie la lección y decida qué método empleará para enseñar a los niños el relato de las Escrituras (véase “Cómo preparar las lecciones”, pág. VII, y “La enseñanza por medio de las Escrituras”, pág. VIII). Elija las preguntas para analizar y las actividades complementarias que mejor promuevan la participación de los niños y los ayuden a alcanzar el objetivo de la lección.
Nota: Al enseñar la lección, sea sensible a la comprensión de los niños sobre la norma de moral que tiene el Señor. No explique con exactitud la naturaleza del pecado que cometieron David y Betsabé. Sería suficiente que sencillamente explicara que David y Betsabé cometieron un grave pecado al quebrantar uno de los Diez Mandamientos.
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Materiales necesarios:
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Un ejemplar de la Biblia para cada niño.
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Un ejemplar del Libro de Mormón y uno de Doctrina y Convenios.
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Un trozo de hilo o de estambre (véase la actividad para captar la atención)
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Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a uno de los niños que ofrezca la primera oración.
Actividad para captar la atención
Pida a uno de los niños que lea Doctrina y Convenios 88:86. Pregunte a la clase qué piensan que quiere decir enredarnos en el pecado. Solicite a un voluntario que se ponga de pie frente a la clase con las manos extendidas hacia adelante. Coloque flojo un trozo de hilo alrededor de ambas muñecas del niño y átelo. Explique que ese único hilo, que por sí mismo no causa mucho enredo, representa un pensamiento impuro. Pida entonces al niño que rompa el hilo llevando las manos con fuerza hacia afuera (asegúrese que el hilo que haya puesto sea fácil de romper). Cuando un pensamiento impuro aparezca en nuestra mente, debemos detenerlo inmediatamente, de la misma forma que el niño rompió el hilo. Envuelva ahora las muñecas del niño con varias vueltas de hilo y pídale que trate de romperlas como lo hizo anteriormente (asegúrese de poner suficiente hilo para que el niño no pueda romperlo). Explique que si permitimos que los pensamientos y los deseos impuros progresen en nuestra mente, nos enredamos en el pecado y nos es muy difícil escaparnos de él.
Relato de las Escrituras
Enseñe a los niños el relato del rey David y de Betsabé utilizando los pasajes de las Escrituras enumerados en la sección “Preparación”. (En “La enseñanza por medio de las Escrituras”, pág. VIII, encontrará varias sugerencias de cómo enseñar los relatos de las Escrituras.) Recuerde a los niños que este David es el mismo que peleó contra Goliat, le sirvió al rey Saúl y fue amigo de Jonatán.
Preguntas para analizar y aplicar
Al preparar la lección, estudie las preguntas y los pasajes de las Escrituras que se encuentran a continuación. Después, utilice las preguntas que usted considere que mejor ayudarán a los niños a comprender las Escrituras y a aplicar los principios en su vida. El leer los pasajes en clase con los niños hará que éstos entiendan mejor las Escrituras.
• ¿Qué motivó el comienzo de la caída del rey David? (2 Samuel 11:2–3.) ¿Qué hizo José cuando la esposa de Potifar lo tentó? (Génesis 39:12.) ¿Qué hubiera podido hacer David para parecerse más a José y evitar enredarse en el pecado? (Cerrar los ojos, darse vuelta, entrar en su habitación y orar pidiendo control sobre sí mismo.) (Véase la actividad complementaria N° 3.) Cuando vemos algo que hace que tengamos malos pensamientos, ¿qué podemos hacer? (Véase la actividad complementaria N° 4.)
• ¿Dónde escucharon la palabra codiciar en las lecciones que tuvimos? (Éxodo 20:17; “No codiciarás” es uno de los Diez Mandamientos.) Explique que en este caso, el uso de la palabra codiciar significa un intenso deseo por algo que le pertenece a otro. ¿De qué manera hubiera estado protegido David si hubiera guardado ese mandamiento? ¿Qué podemos hacer si nos encontramos deseando algo que le pertenece a otra persona? (Véase la actividad complementaria N° 5.)
• Dado que David no mató personalmente a Urías, ¿por qué fue responsable de todas formas por ese pecado? (2 Samuel 11:14–17.) Explique que aun cuando David no mató a Urías él mismo, su intención fue que Urías muriera. ¿Por qué piensan que es necesario que controlemos nuestros pensamientos y nuestras palabras de la misma forma en que controlamos nuestras acciones? (Mosíah 4:30.)
• ¿Por qué el profeta Natán le relató al rey David la parábola de la corderita? ¿De qué se dio cuenta David después de haber escuchado la parábola? (2 Samuel 12:13.) Explique que David no escapó del castigo aun cuando trató de ocultar lo que había hecho (véase D. y C. 132:39).
• Cuando quebrantamos uno de los mandamientos del Señor, traemos infelicidad a nuestra vida (véase Alma 41:10). ¿Qué podemos hacer cuando hacemos algo que está mal? Durante este análisis, es importante que los niños comprendan que el Padre Celestial nos ama aun cuando hagamos cosas equivocadas y desea que nos mantengamos cerca de Él por medio de la oración. A pesar de que David había cometido un terrible pecado, él siguió orando a Dios. Y aun cuando David fue sumamente infeliz como consecuencia de sus pecados, Dios no lo abandonó. ¿De qué manera ayuda la oración a quien ha hecho algo que no está bien?
• ¿Qué significa perseverar hasta el fin? Trate de que los niños comprendan que debemos esforzarnos para permanecer fieles a lo largo de toda nuestra vida. Las buenas obras y las bendiciones anteriores de David no impidieron que tuviera tentaciones más adelante. El rey David aún tenía que esforzarse para mantener puros sus pensamientos y su corazón. ¿Qué don ha prometido el Señor a los miembros de la Iglesia que guarden Sus mandamientos durante toda la vida? (D. y C. 14:7.)
Actividades complementarias
En cualquier momento de la lección o como repaso, resumen o cometido, utilice una o más de las siguientes actividades:
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Dibuje sobre la pizarra o sobre una hoja grande de papel una figura sencilla de una persona de pie en la cima de un peñasco alto. Diga a los niños que cuando permitimos que nuestra mente abrigue malos pensamientos, estamos al borde de caer en la tentación. Los pensamientos impropios pueden conducir a las palabras y a los hechos incorrectos. Dibuje una baranda entre la persona y el borde del despeñadero. Explique a la clase que los pensamientos puros son como una baranda que resguarda el borde de un despeñadero. No debemos cruzar la baranda con malos pensamientos, sino que debemos reemplazarlos con ideas que inspiren (buenos pensamientos).
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Muestre una semilla o un paquete de semillas y una fruta o una verdura (o la lámina o fotografía de una) de diferentes variedades. Pregunte a los niños si la semilla podría producir esa fruta o verdura en particular.
Haga hincapié en que las semillas sólo pueden producir la clase de fruta o verdura a la cual pertenecen. Pida a los niños que lean 3 Nefi 14:16–18. Explique que los pensamientos que plantamos en nuestra mente producen las palabras que decimos y las cosas que hacemos.
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Analice algunas de las formas en que los niños pueden interrumpir los pensamientos impuros que les vienen a la mente (irse, alejarse de la situación, reemplazar los malos pensamientos con buenos pensamientos y acciones, decir una oración, pensar en una canción edificante o en un versículo de las Escrituras, recitar el Artículo de Fe N° 13, etc.) Inste a los miembros de la clase a prepararse con anticipación para tener algo edificante en lo cual pensar con el fin de reemplazar un pensamiento indeseable. Concédales un minuto para que elijan algo edificante que puedan pensar en reemplazo de un mal pensamiento. Con el fin de que los niños practiquen qué hacer cuando los asalte un pensamiento malo, haga el siguiente juego.
¿Qué debo hacer?
Piense en situaciones tales como las que se dan a continuación, que los niños podrían enfrentar (es necesario que tenga situaciones suficientes para que cada niño tenga por lo menos una oportunidad de participar). Tire una bolsita de frijoles (maíz o cualquier otra cosa parecida) a uno de los niños, describa una de las situaciones, pida al niño que explique qué podría hacer para evitar los malos pensamientos y luego que le regrese la bolsita.
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Escuchas que alguien está diciendo malas palabras y blasfemando. Te asalta el pensamiento de comenzar tú también a decir malas palabras y a blasfemar.
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Alguien trata de mostrarte fotografías de personas que no están modestamente vestidas. Tú te sientes tentado a mirarlas.
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Alguien comienza a decir un chiste o un relato obsceno. Tú deseas escucharlo.
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Un amigo te relata algo malo acerca de alguien. Te asalta el pensamiento de contarle el chisme a otras personas.
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Estás mirando un programa de televisión que muestra comportamientos inmorales. Es un programa muy popular entre tus amigos y tú quieres mirarlo.
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Te sientes muy enojado con alguien y sientes el deseo de pegarle.
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Ves tu dulce de chocolate preferido en la tienda. Te viene a la mente el deseo de robarlo.
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Pregunte a los niños por qué piensan que se nos ha advertido no codiciar lo que pertenece a los demás. Explique que cuando abrigamos el pensamiento de querer tener algo que le pertenece a otra persona, podríamos ser tentados a hacer algo que está mal con el fin de obtenerlo. Mencione que esta clase de codicia puede llevar a robar, mentir y aun hasta matar. Nos puede también alejar del Evangelio de Jesucristo.
Una forma de evitar desear lo que pertenece a otros es darnos cuenta de nuestras propias bendiciones y estar agradecidos por ellas. Reparta papel y lápices entre los niños y pídales que hagan una lista de las cosas que disfrutan y por las cuales están agradecidos o que las dibujen. Invite a los niños a hablar con el resto de la clase sobre sus ideas. Sugiérales que registren en sus diarios personales una carta de agradecimiento dirigida a nuestro Padre Celestial por las bendiciones que tienen.
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Ayude a los niños a dramatizar la parábola del profeta Natán acerca de la corderita. Haga que los niños representen los papeles del hombre pobre, de la corderita, del hombre rico, del caminante y de las ovejas del hombre rico. Pida a los miembros de la clase que expliquen cómo se relaciona este relato con lo que hizo el rey David.
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Canten o repitan la letra de la canción “Siempre obedece los mandamientos” (Canciones para los niños, pág. 68).
Conclusión
Testimonio
Testifique a los niños que los pensamientos puros conducen a una vida pura y que una vida pura lleva a la felicidad. Pida a los niños que identifiquen en su vida las bendiciones del Señor y se sientan satisfechos con lo que tienen. Prométales que recibirán más bendiciones a medida que guarden los mandamientos y perseveren hasta el fin.
Sugerencias para que los niños hablen con la familia
Inste a los niños a hablar con la familia sobre una parte específica de la lección, tal como un relato, una pregunta o actividad, o que lean con ella las “Sugerencias de lectura” que tienen para estudiar en casa.
Sugerencias de lectura
Sugiera a los niños que estudien en casa 2 Samuel 12:1–7 como repaso de la lección de hoy.
Pida a uno de los niños que ofrezca la última oración.