Lista de ideas
Incluir a todos
¿Alguna vez te has sentido excluido? ¿O alguna vez has conocido a alguien que no sintiera que encajaba y que fuera excluido por los demás? Ya sea que haya sucedido en la escuela, en la Iglesia o en algún otro lugar, la mayoría de las personas se han sentido de esa forma en algún momento de su vida.
Aquí presentamos algunas ideas de los jóvenes del Barrio Handen, Estaca Estocolmo Sur, Suecia, sobre cómo enfrentar el sentirse excluido y cómo ayudar a que los demás se sientan bienvenidos.
Sentirse aceptado
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Recuerda siempre que no vale la pena rebajar tus valores morales para que los demás te acepten.
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Duele ser excluido, pero no te molestes ni guardes rencor; eso sólo hará que te sientas peor.
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Trata de mantenerte rodeado de personas que te hagan desear ser una persona mejor, que te alienten a vivir el Evangelio y con quienes te sientas bien.
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Supérate y aprende nuevas aptitudes. El unirte a asociaciones estudiantiles y el aprender algún deporte son buenas formas de conocer a personas que comparten intereses similares a los tuyos.
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Asiste a las actividades de la Iglesia para la juventud y participa con gusto.
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Pasa tiempo con tu familia. Te darás cuenta de que algunos de tus mejores amigos se encuentran en tu propio hogar.
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Sé la mejor persona que puedas ser. Encontrarás amistades que te aprecian por lo bueno que eres.
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No esperes siempre a que alguien te pida que seas su amigo. Ve y haz amistad con los demás.
Incluir a los demás
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Haz el esfuerzo por hablar con nuevas personas en la escuela y en la Iglesia. Preséntalos a otros que compartan intereses similares.
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Invita a alguien que necesite un amigo a una actividad de la escuela o de la Iglesia.
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Haz frente a aquellas personas que intencionalmente hacen sentir a los demás que no son bienvenidos. Sé ejemplo de una persona que acepta y ama a los demás.
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Siéntate al lado de alguien que esté solo o invítalo, a él o a ella, a sentarse contigo y con tus amigos. Pregúntale cómo le va.
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Si no estás seguro de cómo ayudar a alguien, ora al respecto. Nuestro Padre Celestial sabe exactamente lo que esa persona necesita y te puede ayudar a que le ofrezcas tu ayuda. Presta atención a los susurros del Espíritu al enseñarte lo que debes hacer o al advertirte sobre lo que no debes hacer.
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Si estás en un baile, pídele a alguien que aún no haya bailado esa noche que baile contigo.
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En ocasiones es difícil ser amigable y ayudar a los demás, pero aún así, inténtalo.