2006
La verdad prevalecerá
Septiembre de 2006


Ven y escucha la voz de un profeta

La verdad prevalecerá

Soy optimista [persona positiva] en lo que se refiere a la obra del Señor. No creo que Dios haya establecido Su obra en la tierra para que fracase; sé que se está fortaleciendo. Me doy cuenta, por supuesto, de que en el mundo hay muchos problemas graves.

Pero aún así, soy optimista. Tengo una fe firme y absoluta de que la justicia triunfará y de que la verdad prevalecerá. Creo que la verdad, “aun cuando sea pisoteada, renacerá otra vez”.

Cuando salí de mi casa para servir en una misión, mi padre me dio una tarjeta en la que había escrito cuatro palabras; eran las palabras que el Señor dijo al principal de la sinagoga cuando éste recibió la noticia de que su hija había muerto: “No temas, cree solamente” (Marcos 5:36).

Si alguna vez sientes que tu fe comienza a debilitarse ante el aumento de la maldad y de la opresión, lee otra vez el relato de Daniel, que, al poner su confianza en el “Dios en los cielos, el cual revela los misterios” (Daniel 2:28), interpretó el sueño de Nabucodonosor. Dijo que en nuestros días el Dios de los cielos “levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos [otros] reinos, pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).

Sí, esta obra requiere sacrificio, requiere esfuerzo, requiere valor para hablar de ella a los demás, y fe para hacer el intento. Esta obra no necesita gente que la critique, ni gente que dude de ella; necesita hombres y mujeres que tengan un firme propósito. Así como Pablo escribió a Timoteo: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor” (2 Timoteo 1:7–8).

Deseo que todo miembro de la Iglesia pusiera esas palabras donde pudiera verlas cada mañana al comenzar su día. Nos darían el valor para hablar con los demás acerca de la obra; nos darían la fe para intentarlo; fortalecerían la convicción que tenemos del Señor Jesucristo; y creo que en toda la tierra habría más milagros.

Sé que Dios vive, que Jesús es el Cristo, que ésta es Su santa obra, y les ruego a ustedes y suplico al Dios de los cielos que tengamos el poder, la fe y la devoción para llevarla adelante hasta que alcance su grandioso destino. ●

De “No temas, cree solamente”, Liahona, mayo de 1996, págs. 3–6.