¿Sabías que…?
Pauta de liderazgo
Una parte importante del ser líder es saber delegar. Jesucristo estableció el ejemplo perfecto de dar participación a Sus discípulos: compartió con ellos Su obra; Él les daba determinadas tareas para hacer y confiaba en ellos. Si sigues el ejemplo del Salvador y delegas trabajo en los miembros de tu clase o quórum, la labor se realizará y la capacidad de todos aumentará.
Puedes delegar eficazmente si…
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Conoces y entiendes la asignación.
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Pides a alguien que acepte llevarla a cabo.
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Le explicas lo que hay que hacer, no sólo la manera de hacerlo.
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Fijas una fecha para realizarla.
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Pides a la persona que te dé un informe después de realizar la asignación.
Estudio de las Escrituras: ¿Cuán dedicado eres?
¿Eres un genio de las Escrituras o el tipo de persona que dice: “¿Qué? ¿Escrituras…?”. Este cuestionario te dará la respuesta. Emplea la clave que está al final para saber tu puntaje.
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Estás por ponerte a leer las Escrituras. Lo primero que haces es:
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Fijarte en la hora, para asegurarte de leer por lo menos 10 minutos.
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Arrodillarte y orar para comprender por el Espíritu lo que leas.
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Preguntarte si cuando leas de nuevo 1 Nefi, Lamán y Lemuel estarán todavía murmurando.
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Mientras lees el Libro de Mormón, recibes una impresión de hacer algo; entonces decides:
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Anotarlo, así no se te olvida. ¡Sabías que el diario de las Escrituras te vendría bien algún día!
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Hacer el esfuerzo de recordarlo por lo menos durante una semana.
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Leer las Escrituras más seguido para recibir más impresiones como ésa, pero al día siguiente olvidarte de lo que debías hacer.
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Regresas de las clases muy cansado y con una enormidad de tareas escolares, así que decides:
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Dormir una siesta, comer y hacer tus tareas escolares hasta quedarte dormido.
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Hacer las tareas, comer y estudiar los versículos del Dominio de las Escrituras para el examen de seminario que tendrás mañana por la mañana.
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Dormir una siesta, hacer las tareas, comer e irte a la cama. Por las Escrituras no te preocupas, porque ya las leíste por la mañana, cuando estabas bien despierto.
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Si alguien encontrara tus libros de Escrituras, seguramente diría:
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Mmmm, ¿por qué están estas páginas todavía pegadas las unas a las otras?
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¡Eh! Tu marcador está en Mosíah. En este momento en seminario, ¿no estamos estudiando Alma?
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Tu libro está todo subrayado y muy gastado; lo has de leer mucho.
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¡A ver cómo te fue en el puntaje!
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a = 2; b = 3; c = 1
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a = 3; b = 2; c = 1
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a = 1; b = 2; c = 3
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a = 1; b = 2; c = 3
1–4 puntos: Necesitado de Escrituras.
Y bien, al menos parece que tienes Escrituras. Ahora ha llegado el momento de abrirlas y deleitarte en las palabras de Cristo. Hay mucho que aprender y en las Escrituras se encuentra mucho consuelo. ¡Léelas y verás!
5–8 puntos: Interesado en las Escrituras.
Estás tratando de leerlas, ¡muy bien! Pero todavía tienes que hacer más esfuerzo. Aparta un tiempo para estudiarlas de verdad y acuérdate de orar antes de hacerlo.
9–12 puntos: Fuerte en las Escrituras.
Hay mucho que aprender en ellas y has empezado muy bien. Sigue esforzándote. Acuérdate de estudiarlas diariamente y de empezar a compartirlas con otras personas para mantenerte “fuerte en las Escrituras”.