Después de irse a vivir a Nauvoo, Illinois, José y Emma Smith construyeron la Tienda de Ladrillos Rojos, la cual servía como oficina de José y como negocio para mantener a su familia.
Deme diez kilos de harina, Emma.
¿Necesita algo más?
James acababa de llegar de Inglaterra y se había ido a vivir a Nauvoo junto con su hermana y su esposo, Henry. James no era miembro de la Iglesia.
Hemos buscado trabajo todo el día, Henry; no creo que encontremos nada.
Pidámosle ayuda al Profeta.
James todavía no conocía a José Smith ni tampoco había estado cerca de él, pero, tan sólo con mirarlo, sintió muy fuerte la influencia del espíritu.
Verdaderamente es un profeta del Dios Altísimo.
Hermanos, ¿en qué puedo ayudarlos hoy?
Señor Smith, ¿tiene algún trabajo?
¿Podrían cavar una zanja?
Haremos nuestro mejor esfuerzo.
José se alejó un poco de la tienda con los hombres y desenrolló una cinta métrica.
¿Pueden hacer una zanja de un metro de ancho y setenta y cinco centímetros de profundidad a lo largo de esta línea?
Cuando terminaron la zanja, llamaron a José para que fuera a verla.
Yo no podría haberlo hecho mejor. Acompáñenme.
José les dio a los hombres dos de los trozos de carne más grandes y mejores y dos bolsas de harina.
Esto es demasiado, José.
Trabajaremos más para compensar.
Si ustedes están satisfechos, yo también lo estoy.
Debido a este encuentro con la bondad del Profeta, así como a otras experiencias en las que sintió que el poder de José provenía de Dios, James conoció el Evangelio y fue bautizado y confirmado más adelante aquel año.