Lo que creemos
La pureza sexual bendice nuestra vida
La castidad significa ser moralmente limpios en nuestros pensamientos, palabras y obras. Esta pureza sexual “agrada a Dios”1. Nuestro Padre Celestial nos ha otorgado los poderes sagrados de procreación con el fin de tener hijos y expresar amor dentro del matrimonio entre un hombre y una mujer. También nos ha dado la ley de castidad para protegernos del daño que produce el compartir la intimidad física fuera del matrimonio.
Nuestro Padre Celestial ha fijado límites claros en cuanto a la castidad. Nos manda que no tengamos ninguna relación sexual antes de casarnos. Una vez casados, se nos manda que seamos completamente fieles a nuestro cónyuge2. Si rompemos la ley de castidad, hemos cometido un pecado grave3. El profeta Alma enseñó que los pecados sexuales son más graves que ningún otro, excepto el asesinato o el negar al Espíritu Santo4.
Satanás se burla de la castidad y de la santidad del matrimonio cuando nos tienta a creer que la intimidad sexual fuera del matrimonio es aceptable siempre que el hombre y la mujer en cuestión estén enamorados. Esto no es cierto. Es un grave pecado que profana el poder que Dios nos ha dado para crear vidas5.
Nuestro Padre en los Cielos nos ha mandado a todos que vivamos la ley de castidad. Las bendiciones de cumplir este mandamiento y las consecuencias de violarlo son las mismas para cada uno de nosotros, independientemente de nuestros impulsos, deseos o tentaciones sexuales.
Si hemos cometido pecados sexuales, el Señor nos perdonará si nos arrepentimos verdaderamente6. La desesperación del pecado puede quedar reemplazada por la dulce paz del perdón7.
Al mantenernos sexualmente puros, adquiriremos una mayor sensibilidad a la guía del Espíritu Santo y recibiremos fortaleza, consuelo y protección8.
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Usted puede decidir ahora ser casto y nunca vacilar. Algunas personas quizá piensen que pueden cometer pecados sexuales con la idea de que no tienen más que arrepentirse después. Esta actitud muestra irreverencia por los mandamientos del Señor y una falta de comprensión del arrepentimiento y de la rectitud9.
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Por medio de la modestia en el vestir y en la apariencia, muestran a Dios que saben que su cuerpo es una creación sagrada Suya. La modestia favorece la castidad10.
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La pornografía es adictiva y destructiva. Les despojará de su respeto propio y de su autocontrol, y a menudo conduce a pecados sexuales más graves11.
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Si siente una lucha interna con tentaciones sexuales, incluyendo sentimientos de atracción por personas del mismo sexo, puede decidir resistir estas tentaciones. El Señor proveerá “la salida”, para que “[pueda] soportar” las tentaciones12.
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Si ha cometido transgresiones sexuales graves, hable con su obispo o presidente de rama. Él le ayudará a pasar por el proceso del arrepentimiento13.
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Si ha sido víctima de una violación, incesto, abuso sexual u otros delitos de carácter sexual, no es culpable de ningún pecado. Su obispo o presidente de rama puede guiarle a lo largo del proceso de recuperación emocional14.
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Si está soltero y saliendo con personas del sexo opuesto, trátelas con respeto, planifique actividades constructivas y evite conversaciones o actividades que despierten sentimientos sexuales.
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Si está casado, sea fiel a su cónyuge en pensamientos, palabras y obras15. No es apropiado coquetear con otras personas. Manténgase apartado de situaciones en las que puedan surgir tentaciones16.