Querida Frieda
Jóvenes adultos le escriben cartas con consejos a una joven adulta que está considerando la posibilidad de irse a vivir con su novio.
En un mundo de valores cambiantes, el permanecer fieles a nuestras normas es de vital importancia para sobrevivir espiritualmente. El comprometernos sinceramente a honrar nuestros convenios puede fortalecernos en contra de la tentación.
El élder Neal A. Maxwell (1926–2004) del Quórum de los Doce Apóstoles habló acerca de una decisión que puede ayudarnos a permanecer fieles: “Josué no habló de escoger el año próximo a quién habrán de servir; él dijo ‘hoy’. Hoy, mientras existe la luz del día y antes de que la oscuridad se convierta en algo corriente. (Véase Josué 24:15.) … Decidan ahora, a fin de que dentro de mil años, cuando recuerden este momento, puedan decir que fue un momento importante: fue un día de resolución”1.
Frieda*, una joven adulta miembro de la Iglesia que vive en Europa, está pasando por uno de esos momentos de decisiones. Ella dice que quiere casarse en el templo algún día, pero está considerando la idea de irse a vivir con su novio que no es miembro. Tiene planes de arrepentirse y volver a ser activa en la Iglesia después de algunos años y casarse con alguien en el templo, pero, por el momento, sólo quiere pasarla bien.
Se invitó a los jóvenes adultos de Escandinavia a escribirle cartas a Frieda. Ellos no sabían cuál era su verdadero nombre ni dónde vivía, pero compartieron su testimonio y experiencias de la vida real para ayudarla a tomar la decisión correcta. A continuación siguen algunos extractos de las cartas que jóvenes de la edad de Frieda escribieron y dieron permiso para que compartiéramos.
Toma la decisión de casarte en el templo
Antes de que mi amiga Erika* se fuera a vivir con su novio, que no es miembro de la Iglesia, le aseguró a su familia que no se alejaría del Evangelio. Pero desde que Erika se metió en esa situación, le resulta difícil salir. Piensa que es demasiado doloroso y difícil volver al camino correcto.
Lamentablemente, tengo muchos amigos que, al igual que Erika, se han inactivado porque creyeron que podían mantener todo bajo control, incluso mientras vivieran fuera del margen de las normas de la Iglesia. La realidad es que el ignorar las normas hace que sea más fácil para Satanás tener el control.
Yo aprendí de las experiencias de mis amigos. Cuando tenía 17 años, tomé la decisión de obtener un testimonio inquebrantable, ya que sabía que lo necesitaría si deseaba sobrevivir espiritualmente. El obtener un testimonio fuerte y el llegar a saber que el Padre Celestial tiene un plan para mí fueron las dos cosas que me salvaron.
Hay algo de lo que estoy segura: estoy decidida a casarme en el templo. El templo es el único camino que conduce a la verdadera felicidad y es la única manera de que algún día podamos vivir con el Padre Celestial y con Jesucristo. Si quiero ir al templo, tengo que seguir las normas del Evangelio, que he decidido vivir porque sé que es lo correcto, aunque podría llegar a ser difícil.
Tómate un tiempo para ver en qué dirección vas encaminada y piensa acerca de hacia dónde te llevará mañana lo que decidas hoy.
Amanda Bernskov, Dinamarca
Busca lo que realmente necesitas
Creo que lo que todos queremos, más que cualquier otra cosa en este mundo, es que nos quieran. Pero el amor verdadero es mucho más que sentirse atraído por alguien: Implica confiar y desear lo mejor para la otra persona; no es egoísta, sino que ofrece cariño y a veces es sacrificado, lo cual quiere decir que estamos dispuestos a dar y a sufrir por él si tuviéramos que hacerlo.
Frieda, tu vida y la vida de muchas otras personas dependen de las decisiones que tomes en el futuro cercano. Puede ser difícil escoger lo correcto si todavía no has decidido de qué lado estás. Recuerda que Satanás trabaja horas extras para desintegrar familias. Ten la valentía de hacer lo que sabes que es correcto y no te conformes con nada que sea menos que un matrimonio en el templo por la eternidad.
Si deseas amor verdadero, busca al Dador del amor verdadero: Dios. El amor verdadero es un atributo espiritual, no una fantasía sexual, y éste, que es el mayor de todos los dones, solamente lo puedes recibir de Dios.
David Isaksen, Noruega
Decide regresar
Cuando tenía alrededor de 17 años, empecé a sentir que no me identificaba más con la gente de la Iglesia. Durante esa misma época, mis padres se divorciaron y dejaron de asistir a ella. Yo seguía yendo, pero había perdido la fe en el matrimonio eterno. Cuando conocí a Kristian*, no fue difícil dar la espalda a la Iglesia y apartarme, y así lo hice.
Vivimos juntos durante casi cuatro años antes de separarnos. Yo quería empezar a ir de nuevo a la capilla, pero tenía miedo de que todos fueran a hacerme cualquier tipo de preguntas. Entonces fui a visitar a mi hermana. En su barrio nadie me conocía ni sabía durante cuánto tiempo había estado alejada de la Iglesia, así que durante mi estadía comencé a ir nuevamente a la capilla. Cuando volví a mi casa, seguí yendo a mi barrio. El primer domingo tenía mucho miedo, pero las personas simplemente se sentían contentas de que yo estuviera allí.
Sabía que tenía que escoger de qué lado estaría; no podía seguir caminando con un pie al lado del Señor y con otro al lado del mundo. He empezado a reunirme con mi obispo y él me ha ayudado a entender la Expiación. Ha sido largo el camino del arrepentimiento y no siempre ha sido fácil. Todavía me falta progresar y aún tengo muchas cosas que aprender, pero ahora soy más feliz. Sé que escogí lo correcto al decidir volver a la Iglesia. Tuve que decidirme entre lo que sentía y lo que sabía que era lo correcto, y luego actuar en consecuencia.
Nombre omitido
Sé firme cuando tus decisiones sean rectas
Hace algún tiempo una amiga estaba pasando por algo similar. Mi amiga Sarah* siempre tuvo un testimonio fuerte de la Iglesia y sus verdades. Desde que éramos jovencitas, tanto Sarah como yo teníamos un gran deseo de casarnos en el templo.
Cuando ella tenía 17 ó 18 años, conoció a un joven y empezó a salir con él, quien tenía una gran personalidad siendo muy fácil que a uno le cayera bien. No era miembro, pero, al principio, eso no parecía ser un problema.
Con el tiempo, ella empezó a pensar en cómo sería la vida si se casaba con él, aunque no fuera en el templo. Pensó: “Quizá pueda funcionar; quizá podamos llegar a un acuerdo. Quizá, con el tiempo, él cambie. Quizá pueda traerlo al Evangelio”.
Pensó mucho al respecto, y lloró y oró. En el fondo sabía que siempre había querido casarse en el templo, pero lo que sentía por su novio hacía que fuera difícil tomar una decisión. Finalmente, terminó con él. Fue una de las cosas más difíciles que hizo, pero puso su confianza en el Señor.
En la primavera de 2007, se casó con un hombre maravilloso. Ahora están sellados el uno al otro por esta vida y por la eternidad y ella es realmente feliz por haber decidido esperar hasta encontrar a alguien a quien amar y con quien poder casarse en el templo.
Si no sabes qué decisión tomar, ora al respecto hasta que lo sepas. Deposita tu confianza en el Señor. Sé, por haber visto a Sarah y también por experiencia propia que, cuando lo hacemos, Él nos bendice.
Anna Lindgren, Suecia