¿Por qué la Iglesia hace tanto hincapié en el servicio? ¿Por qué no podemos tan sólo divertirnos?
El evangelio de Jesucristo hace hincapié en ayudar a nuestros semejantes. No basta con compadecerse de una persona necesitada; tenemos la responsabilidad de actuar. “Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores” (Santiago 1:22).
El Salvador enseñó: “En cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40), y el rey Benjamín enseñó que “cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosíah 2:17). El prestar servicio a otras personas demuestra nuestra dedicación al Señor y al bienestar de Sus hijos.
El servicio no sólo ayuda a otras personas, también puede conducir a nuestro propio crecimiento espiritual. Cuando prestamos servicio en llamamientos y realizamos otros actos de servicio, no sólo fortalecemos a otras personas, sino que también nosotros llegamos a ser mejores seres1.
Es más, el servicio puede ser muy divertido si se aborda con una actitud correcta. Piensa en tus dones y talentos y en la forma en que puedes utilizarlos para ayudar a otras personas. El servicio individual es gratificante, ¡y también puedes disfrutar al prestar servicio con tus amigos! Reúne un grupo de personas e intercambien ideas sobre cómo pueden prestar servicio de una forma nueva y creativa, te sorprenderá cuán gratificante puede llegar a ser.