“…hijas en mi reino”: La historia y la obra de la Sociedad de Socorro
El estudio de la historia de la Sociedad de Socorro da definición y expresión con respecto a quiénes somos como discípulas y seguidoras de nuestro Salvador Jesucristo.
Esta reunión es un don para todas las hijas del Padre Celestial que desean saber Su voluntad y deseo, y comprender las responsabilidades que tienen en Su plan. Este año he visitado a muchas de ustedes y se me ha conmovido el corazón al mirarlas a los ojos, abrazarlas, al reír y llorar con ustedes y oír de su angustia, gozo y triunfo. Cada una es de un valor indescriptible, y nuestro Padre Celestial la conoce. Como hijas de Dios, se están preparando para nombramientos eternos, y cada una tiene identidad, naturaleza y responsabilidad femeninas. El éxito de las familias, de las comunidades, de esta Iglesia y del hermoso plan de salvación depende de la fidelidad de ustedes. ¡Queridas hermanas, cuánto las queremos y oramos por ustedes!
Todas nos encontramos en medio de una experiencia terrenal. Dos hermanas que conocí recientemente representan la forma de vivir fielmente. Una hermana vive en el centro de Brasil. Su hermosa casa de ladrillos rojos, asentada en un terreno rojizo, rodeada por un muro de bloques rojos, es un amparo y refugio del mundo exterior. Sus listos hijos saben cantar las canciones de la Primaria, y de las paredes de su hogar cuelgan láminas del Salvador, de templos y profetas de Dios recortadas de la revista Liahona. Ella y su esposo se sacrificaron para sellarse en el templo para que sus hijos nacieran en el convenio. Me dijo que ora constantemente para que el Señor le dé la fortaleza y la inspiración suficientes para criar a sus hijos en la luz, la verdad y la fortaleza del Evangelio.
Otra hermana vive sola en un pequeño apartamento el piso 80 de un edificio de Hong Kong; tiene algunas dificultades físicas pero es alegremente independiente. Es la única miembro de la Iglesia de su familia. En un pequeño estante tiene sus Escrituras, sus manuales de la Sociedad de Socorro y otros libros de la Iglesia. En su hogar ha creado un refugio lleno del Espíritu, y ella es una luz para todos los de la rama.
Advertencias
Sabemos que muchas hermanas viven en circunstancias opresivas y peligrosas. Algunas siempre tienen hambre y otras se arman de valor todos los días para seguir con fe a pesar de las desilusiones y los engaños de los demás. A causa de que vivimos en los últimos días de esta tierra, por dondequiera hay señales de una gran lucha. Abundan mitos e ideas erróneas en cuanto a la fortaleza, el propósito y la postura de la mujer Santo de los Últimos Días. Los mitos actuales insinúan que somos menos importantes que los hombres, que por lo general somos agradables pero ignorantes, y que sin importar lo que hagamos, nunca seremos lo suficiente para ser aceptadas por nuestro Padre Celestial. Como dijo el apóstol Pedro: “habrá entre vosotros falsos maestros que introducirán encubiertamente herejías destructivas, y hasta negarán al Señor que los rescató”1.
El Libro de Mormón describe lo que está ocurriendo:
“…porque he aquí, en aquel día [Satanás] enfurecerá los corazones de los hijos de los hombres, y los agitará a la ira contra lo que es bueno.
“Y a otros los pacificará y los adormecerá con seguridad carnal, de modo que dirán: Todo va bien en Sión; sí, Sión prospera, todo va bien. Y así el diablo engaña sus almas, y los conduce astutamente al infierno.
“Y he aquí, a otros los lisonjea y les cuenta que no hay infierno; y les dice: Yo no soy el diablo, porque no lo hay; y así les susurra al oído, hasta que los prende con sus terribles cadenas”2.
En un ambiente de cada vez más privilegios, excusas, apatía y tentaciones, las hijas de Dios que no sean cuidadosas, devotas e inspiradas están en riesgo cada vez mayor de volverse como describen las Escrituras en “mujercillas”3 que adoran “dioses ajenos”4. Lamentablemente, como resultado de las dificultades de la vida y de las herejías populares del mundo, muchas hermanas creen más los mitos que la verdad. Su falta de conformidad con el plan de Dios es evidente en las conclusiones de que muchas no están haciendo las cosas básicas como orar y leer las Escrituras. El Señor mismo ha dicho que “éste es un día de amonestación y no de muchas palabras”5.
Se organizó la Sociedad de Socorro para que fuera una defensa y un refugio
A fin de cuidar, enseñar e inspirar a Sus hijas en estos tiempos peligrosos, Dios autorizó al profeta José Smith que organizara a las mujeres de la Iglesia. A esta organización divinamente señalada y dirigida por el sacerdocio se le llama Sociedad de Socorro.
El propósito de la Sociedad de Socorro es preparar a las hijas de Dios para las bendiciones de la vida eterna a medida que aumentan en fe y rectitud personales, fortalecen familias y hogares y buscan y ayudan a los necesitados.
La Sociedad de Socorro aclara nuestra obra y nos unifica como hijas de Dios en defensa de Su plan. En esta época de confusión de identidad, desconcierto y distracción, la Sociedad de Socorro debería ser una brújula y guía para enseñar la verdad a las mujeres fieles. Las mujeres rectas de hoy procuran una efusión de revelación para resistir distracciones, luchar contra la maldad y la destrucción espiritual y elevarse por encima de los desastres personales al aumentar su fe, fortalecer a su familia y brindar ayuda a los demás.
La historia y la obra de la Sociedad de Socorro
Nuestra presidencia ha orado, ayunado, meditado y deliberado en consejo con profetas, videntes y reveladores para saber lo que Dios desea que hagamos para ayudar a Sus hijas a ser fuertes ante “las calamidades que [sobrevendrán] a los habitantes de la tierra”6. Se ha recibido la respuesta de que las hermanas de la Iglesia deben conocer y aprender de la historia de la Sociedad de Socorro. El comprender la historia de la Sociedad de Socorro fortalece la identidad fundamental y el valor de la mujer fiel.
A consecuencia de esto, está a punto de terminarse para la Iglesia una historia de la Sociedad de Socorro que estará disponible para nuestro uso el próximo año. En espera de esto, se está prestando mayor atención a la historia de la Sociedad de Socorro, como en la página de las maestras visitantes de la revista Liahona. La preparación de la historia ha sido una experiencia inspirada y reveladora.
Al estudiar la historia de la Sociedad de Socorro, hemos aprendido que la visión y el propósito del Señor para la Sociedad de Socorro no era la de una reunión aburrida de domingo. Él tenía en mente algo mucho más grande que un club femenino o un grupo de entretenimiento de intereses especiales.
Él proponía que la Sociedad de Socorro ayudara a edificara a Su pueblo y prepararlo para las bendiciones del templo. Él estableció esta organización para alinear a Sus hijas con Su obra y conseguir su ayuda en la edificación de Su reino y el fortalecimiento de los hogares de Sión.
La historia nos enseña quiénes somos
Estudiamos nuestra historia para aprender quiénes somos. Las buenas mujeres de todo el mundo están deseosas de conocer su identidad, valor e importancia. El estudio y la aplicación de la historia de la Sociedad de Socorro da definición y expresión con respecto a quiénes somos como discípulas y seguidoras de nuestro Salvador Jesucristo. Nuestra fidelidad y servicio son señales de nuestra conversión y compromiso de recordarlo y seguirlo. En julio de 1830, al comienzo de la restauración de Su Iglesia, el Señor seleccionó a la primera líder de esta dispensación, y en una revelación para ella, Él dijo: “Te hablo, Emma Smith, hija mía, porque de cierto te digo que todos los que reciben mi evangelio son hijos e hijas en mi reino”7.
La historia de la Sociedad de Socorro nos enseña que nuestro Padre Celestial conoce a Sus hijas; las ama, les ha dado responsabilidades específicas y se ha dirigido a ellas y las ha guiado durante sus misiones terrenales. Además, la historia de la Sociedad de Socorro eleva y da validez a la posición de las mujeres y demuestra la forma en que trabajan conjuntamente con fieles líderes del sacerdocio.
La historia nos enseña lo que debemos hacer
Estudiamos nuestra historia para aprender lo que debemos hacer. Mediante nuestra historia aprendemos a prepararnos para las bendiciones de la vida eterna. La Sociedad de Socorro, como organización, siempre ha tenido la responsabilidad de organizar las energías de las hermanas en los barrios y las ramas de Sión. Mediante las reuniones de la Sociedad de Socorro, el ministerio de las maestras visitantes y su servicio combinado, a las hijas de Dios se les enseña, se les protege y se les inspira en sus responsabilidades en la obra y reino del Señor. Las presidentas de la Sociedad de Socorro de barrio y de rama son apartadas para dirigir esa obra.
En la reunión efectuada hace un año, se anunciaron las normas relacionadas con las reuniones de la Sociedad de Socorro. Nos complace anunciar que en la mayoría de los barrios y las ramas del mundo, las presidencias y las mujeres de la Sociedad de Socorro han adoptado esas normas y el espíritu que conllevan. Ha sido un gozo ver un rejuvenecimiento del propósito histórico y de la obra de la Sociedad de Socorro. Hemos visto también un aumento en la dignidad, identidad y relevancia de la Sociedad de Socorro ahora que todas las reuniones de las hermanas simplemente se llaman y se anuncian por lo que son: reuniones de la Sociedad de Socorro. Estamos presenciando un aumento de la fe y la rectitud personales, un fortalecimiento de familias y hogares, y más socorro por parte de las hermanas a través del uso correcto de las reuniones de la Sociedad de Socorro. Todas las normas relacionadas con las reuniones de la Sociedad de Socorro, las maestras visitantes y otras labores de la Sociedad de Socorro tienen su cimiento en la historia de la Sociedad de Socorro y tienen la aprobación de la Primera Presidencia.
La Sociedad de Socorro siempre ha tenido la responsabilidad de participar en la obra de salvación. Desde el inicio de la Iglesia restaurada, las hermanas han sido las primeras y las últimas en estar siempre prestas para los sucesos de la vida diaria. De la Sociedad de Socorro, las hermanas salen a servir en la Primaria, las Mujeres Jóvenes, la Escuela Dominical y otras labores, y ellas son faros de luz y virtud para la nueva generación. El servicio individual edifica a cada hermana, y el servicio unido de millones de mujeres fieles crea una fuerza extraordinaria de fe en la obra del Señor. La historia demuestra que desde el comienzo de la Restauración, las hermanas han estado a la vanguardia en cuanto a compartir el Evangelio, y continúan esa labor al servir en misiones, preparar a hombres y mujeres jóvenes para servir en misiones, e invitar a sus amigas, vecinas y familiares a participar de las bendiciones del Evangelio. De la historia también sabemos que el profeta José Smith utilizó las reuniones de la Sociedad de Socorro para instruir a las hermanas en su preparación para el templo. Hoy día, la obra de historia familiar y del templo sigue siendo una de las principales obligaciones de la Sociedad de Socorro.
Nuestra comprensión de nuestro propósito histórico ayuda a las mujeres a aprender a dar el debido orden de prioridad a las cosas para no “[gastar] dinero en lo que no tiene valor, ni [su] trabajo en lo que no puede satisfacer”8. La Sociedad de Socorro siempre ha tenido la responsabilidad de hacer lo que el apóstol Pablo enseñó: enseñar a las mujeres jóvenes a ser sensatas, discretas, castas y a enseñar a las que estén casadas a amar a sus maridos, a amar a sus hijos y a fortalecer sus hogares9. La historia de la Sociedad de Socorro nos enseña a cuidar las cosas esenciales que nos salvarán y santificarán, y las cosas que son necesarias para hacernos autosuficientes y útiles en el reino de Dios.
Un tema constante a lo largo de nuestra historia es que las hermanas que utilizan el poder del Espíritu Santo funcionan con la inspiración del Señor en su vida y reciben revelación para sus responsabilidades.
La historia unifica a las mujeres fieles
Estudiamos nuestra historia porque unifica a las mujeres fieles. La historia de la Sociedad de Socorro es una llena del Espíritu acerca de mujeres fuertes, fieles y resueltas. Como parte de la Iglesia restaurada del Señor, la Sociedad de Socorro actualmente se encuentra en casi 170 naciones. En todas partes del mundo, a las mujeres adultas de la Iglesia del Señor se les pueden dar responsabilidades serias e importantes.
Las niñas y las jovencitas de la Iglesia aprenden a fijar metas mediante los programas Fe en Dios y El Progreso Personal, que las dirigen hacia el templo y sus futuras responsabilidades. En la Sociedad de Socorro continúan progresando hacia las bendiciones del templo y de la vida eterna al aumentar su fe y rectitud personales, fortalecer familias y hogares, y buscar y ayudar a los necesitados. Las hermanas fieles aprenden a hacer esto con poco elogio o reconocimiento por su trabajo. Eso se debe a que la Sociedad de Socorro prospera en la enseñanza del Señor Jesucristo, quien dijo que cuando demos nuestras limosnas (u ofrendas) en secreto, nuestro Padre que está en el cielo, que ve en secreto, nos recompensará en público10.
A través de la historia y la obra de la Sociedad de Socorro, estamos conectadas a una gran hermandad mundial de hijas de Dios fuertes e inmutables, jóvenes y ancianas, ricas y pobres, educadas y analfabetas, solteras y casadas.
El conocimiento de la historia nos puede ayudar a cambiar
Estudiamos nuestra historia porque nos ayuda a cambiar. En última instancia, el valor de la historia no radica tanto en sus fechas, horas y lugares. Es valiosa porque nos enseña los principios, los objetivos y los modelos que debemos seguir; nos ayuda a saber quiénes somos y lo que debemos hacer, y nos une en el fortalecimiento de los hogares de Sión y en la edificación del reino de Dios en la tierra. Cuando funciona de manera inspirada, la Sociedad de Socorro puede reemplazar el temor, la duda y el egoísmo con fe, esperanza y caridad. A medida que hagamos progresar la obra del Señor, las fieles hermanas de todo el mundo seguirán escribiendo la historia de la Sociedad de Socorro. El Señor está fortaleciendo la Sociedad de Socorro en el presente y preparando un glorioso futuro para Sus hijas.
Les doy mi testimonio de la realidad de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo. El Evangelio, las buenas nuevas de nuestra identidad y el propósito, se restauró en la tierra mediante el profeta José Smith. En el nombre de Jesucristo. Amén.