2013
Ejemplos de fidelidad
Septiembre de 2013


Ejemplos de fidelidad

Jean A. Stevens

“Y un niño los pastoreará” (2 Nefi 21:6).

Como miembro de la Presidencia General de la Primaria, me encanta conocer a niños de todo el mundo. Dondequiera que voy, conozco a niños maravillosos que siguen a Jesucristo y que viven fielmente el Evangelio. Muchas veces ellos guían a sus familias y a otras personas a que guarden los mandamientos.

Una vez, una Autoridad General visitó un barrio de Hong Kong donde había personas que estaban teniendo problemas para mantener a sus familias. Él le dijo al obispo que los miembros debían pagar sus diezmos.

El obispo estaba preocupado. Las personas apenas tenían suficiente comida y dinero para cubrir sus necesidades.

“Si pagan sus diezmos, el Señor los bendecirá”, dijo la Autoridad General.

El obispo pensó por un momento, y entonces dijo: “Hablaré con algunos de los miembros más fieles de nuestro barrio, ¡los niños de la Primaria!”.

El siguiente domingo, el obispo visitó la Primaria; les enseñó en cuanto a la ley del diezmo, y les pidió que pagaran diezmos del dinero que ganaran. Los niños prometieron que lo harían, ¡y así lo hicieron!

Varios meses después, el obispo tuvo una reunión con los adultos del barrio. Les dijo que sus hijos habían estado pagando los diezmos.

“¿Estarían ustedes dispuestos a pagar los diezmos también?”, preguntó.

A los adultos les conmovió el ejemplo de fidelidad de los niños y dijeron que ellos también pagarían su diezmo. Debido a que los niños dieron el ejemplo, sus familias recibieron las bendiciones que necesitaban (véase Malaquías 3:8–10) y la fe y el testimonio de todos crecieron.

Dondequiera que vivas, puedes guiar a otras personas con tu buen ejemplo. Guarda los mandamientos y sigue a Jesucristo, y entonces serás una bendición para tu familia y para los demás.

Oramos por ustedes y sabemos que, al igual que sucedió con los niños de Hong Kong, el ejemplo de ustedes puede marcar una diferencia para bien.

Fotografía © Busath Photography; ilustración por Maren J. Scott.