Retratos de fe
Jason y Jackie Wong
Hong Kong, China
Las opiniones sobre las responsabilidades de ambos sexos pueden variar ampliamente de una cultura a otra, pero el desafío de llegar a estar unidos como recién casados parece ser universal. Jason y Jackie aprendieron algunas lecciones importantes al trabajar juntos.
Leslie Nilsson, fotógrafo.
Jason:
He sido miembro toda mi vida pero, después de mi misión, hubo un par de años en los que fui menos activo. Comencé a reactivarme hace dos años. Durante ese tiempo conocí a mi esposa, Jackie, en una conferencia de jóvenes adultos solteros un mes después de que se bautizó. Ella cambió mi vida porque sentí que debía ser un mejor ejemplo.
Cuando nos casamos, descubrí que, incluso en una casa pequeña como la nuestra, hay muchas cosas que hacer. ¡No se imaginan cuántas cosas! Al principio, en realidad yo no ayudaba; hacía algunas cosas pequeñas, pero Jackie hacía la mayor parte del trabajo. Ella es muy cariñosa y generosa. Un día, ella se molestó y yo me pregunté: “¿Qué pasa?”.
Me crié pensando que las chicas debían hacer todas las tareas domésticas, pero pronto aprendí que eso no era realista. Jackie estaba muy ocupada y bajo mucha presión en su trabajo. Aunque yo también estoy bajo mucha presión, me di cuenta de que debía comenzar a hacer más para ayudar.
Comencé a barrer los pisos y lavar los platos. Después aprendí a usar la lavadora, donde colocaba notas que me ayudaran a recordar. ¡En serio! Tengo una etiqueta adhesiva que me ayuda a recordar qué jabón en polvo debo usar. Esas cosas ahora se han convertido en mi hábito.
Ha sido bueno desde que empecé a hacer quehaceres en casa, y ha hecho más feliz a Jackie.
Jackie:
Ser una recién casada ha sido un cambio. Con toda sinceridad, Dios es muy importante dentro de nuestra relación. Sin Él, ¡podríamos haber terminado la relación!
Jason:
Al comienzo de nuestro matrimonio, solía estar en mi teléfono usando las redes sociales o revisando correos electrónicos. Era fácil para mí quedarme atrapado en el teléfono o la computadora.
Nos dimos cuenta de que necesitábamos pasar más tiempo juntos, así que ahora hacemos las tareas domésticas juntos. Eso nos ayuda a terminarlas y podemos estar el uno con el otro.
Jackie:
Tratamos de hacernos un tiempo en las mañanas para estar juntos, pero estas pueden llegar a ser muy ocupadas.
También tratamos de tomarnos un tiempo en las noches para hablar sobre nuestro día; luego oramos y leemos las Escrituras antes de dormir. Vivir el Evangelio ha bendecido nuestro matrimonio.