Salvarte es el plan
Antes de que naciéramos, el Padre Celestial presentó un plan para que llegásemos a ser como Él. Dentro de ese plan, las diferentes funciones de Jesucristo hacen posible nuestro progreso eterno. Jesús es “el camino, y la verdad y la vida” (Juan 14:6).
Escogido
Jesucristo fue el primer espíritu que nació en la familia del Padre Celestial. Jesús fue escogido “desde el principio” (Moisés 4:2) para ser nuestro Salvador. Cuando el Padre presentó Su plan para nuestra exaltación, Satanás y sus seguidores se rebelaron, pero Jesús se mantuvo fiel. Es por el poder de Jesucristo que Satanás fue expulsado.
Véanse también Juan 17:5, 24; Mosíah 18:13; Éter 3:14; Moisés 4:3; Abraham 3:24–27.
Creador
Bajo la dirección de Su Padre, Jesucristo creó esta hermosa tierra para nosotros. “Todas las cosas por medio de él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho” (Juan 1:3).
Véanse también Colosenses 1:16–18; Mosíah 4:2; 3 Nefi 9:15; Doctrina y Convenios 14:9; Moisés 2:26–27.
Ejemplo
Como parte del plan del Padre Celestial, Jesucristo nació en la tierra y recibió un cuerpo mortal. Él “tom[ó] forma de siervo” y “se humilló a sí mismo” (Filipenses 2:7–8) para poder entender cómo ayudarnos en nuestra jornada terrenal. Su vida y Sus enseñanzas nos dan un ejemplo perfecto de cómo vivir. Al seguirle, podemos llegar a ser como Dios y regresar un día a Él.
Véanse también 1 Pedro 2:21; 2 Nefi 31:16; 3 Nefi 18:16.