Jóvenes adultos
Aprendamos a ver la sexualidad como un don sagrado
Como miembros de la Iglesia, se nos enseña que la intimidad sexual dentro del matrimonio es una parte maravillosa del plan del Evangelio. Puede ser una parte sagrada, hermosa y gozosa de nuestra vida que lleve a una mayor unidad con nuestro cónyuge y con Dios. Sin embargo, ¿qué sucede con las sensaciones sexuales antes del matrimonio? Nuestra naturaleza sexual no empieza en el matrimonio, ya que Dios nos ha dado sensaciones sexuales que son sanas y son un aspecto importante del hecho de que somos humanos. No obstante, hay ocasiones en que nuestros malentendidos sobre esas sensaciones sexuales y esa naturaleza sexual nos hacen sentir mal, con vergüenza o impuros.
A algunos de nosotros no se nos enseñó acerca de los aspectos positivos de la sexualidad, sino solo de las consecuencias negativas de infringir la ley de castidad. O bien, tal vez no se nos enseñó en lo absoluto en cuanto a la pureza sexual. Además, dado que mucho de lo que escuchamos sobre la sexualidad proviene de los medios de comunicación, esos mensajes distorsionados, combinados con una falta de entendimiento de la perspectiva que Dios tiene en cuanto a la sexualidad, pueden contribuir a que se tengan relaciones poco sanas, al consumo de pornografía y al abuso del albedrío de otras personas, como es el caso de la agresión sexual. Entonces, ¿de qué manera podemos aprender a ver la sexualidad como un don sagrado, como parte esencial de nuestra naturaleza divina? Y ¿cómo podemos controlar nuestra sexualidad para que esté en armonía con el propósito fundamental que tiene en el plan eterno de Dios?
Teniendo en mente esas preguntas, hemos preparado la sección de este mes con el fin de ayudarte a aumentar tu entendimiento de la perspectiva que Dios tiene en cuanto a la sexualidad apropiada. Esperamos que con esta perspectiva positiva sientas más determinación de vivir la ley de castidad, encuentres propósito y esperanza en las circunstancias en las que te encuentres, te prepares para tener un matrimonio fuerte y pleno, e invites la paz del Salvador a tu vida. Conforme te esfuerces por guardar los mandamientos de Dios respecto a la sexualidad, “tu confianza se fortalecerá en la presencia de Dios” (Doctrina y Convenios 121:45).
Te deseamos lo mejor,
Personal de la sección para jóvenes adultos de la revista Liahona