Las bendiciones de la autosuficiencia
Tiempo bien empleado
Debido a que Pele Mika Ah Lam aprovecha al máximo su tiempo, ella encuentra felicidad todos los días, es dueña de un pequeño negocio y puede mirar atrás sin remordimiento.
En las islas del Pacífico, el tiempo transcurre de un modo un poco diferente al de muchas otras partes del mundo. Las tareas diarias se llevan a cabo según la posición del sol, no por el reloj. Te despiertas con el sonido de los pájaros y el ruido de las olas, no con una alarma estridente.
Para Pele Mika Ah Lam, de Samoa, hay otra consideración importante en cuanto al tiempo según el cual ella vive: “Lo aprovecho al máximo, dondequiera que yo esté”.
Aprender dentro y fuera de la clase
Pele creció en una comunidad donde las familias, incluso la suya, viven de la tierra. El agua corriente y la electricidad nunca se dan por sentado, y las casas son sencillas y hermosas. No es fácil poder pagar estudios académicos. “Toda nuestra familia se ayuda mutuamente con el costo de los estudios”, dice Pele. ”Es el estilo samoano”.
Después de trabajar con ahínco y obtener las mejores calificaciones en la escuela, Pele fue aceptada para asistir a la Universidad Nacional de Samoa. Eligió estudiar Contabilidad, Matemática y Computación, y también hizo espacio en su horario para las clases de Instituto.
Durante ese tiempo, Pele participó en otra actividad que cambiaría su vida en el futuro cercano, aunque no se dio cuenta en aquel momento. Por diversión, todos los viernes por la noche se reunía con otros miembros de la Iglesia que asistían a la universidad para hablar sobre el Evangelio y aprender nuevas habilidades. Esas actividades variaban de una semana a otra, con una excepción: el último viernes de cada mes, tenían la tradición establecida de aprender a cocinar una comida diferente.
“Yo prestaba mucha atención”, dice Pele. “No quería perder la oportunidad de aprender algo nuevo”.
Esa decisión reportaría grandes dividendos en el futuro.
Una puerta se cierra, se abre una ventana
El costo de la educación universitaria puede ser un obstáculo importante para casi cualquier persona. Para Pele, cuando se agotó su provisión de fondos, tuvo que abandonar la universidad. Sin embargo, había trabajado mucho y había aprendido todo lo que pudo mientras estuvo allí, incluso a cocinar muchas comidas diferentes.
Como esposa y madre de niños pequeños, pensó mucho sobre cómo podía poner en práctica lo que había aprendido para ayudar a mantener a su familia. A lo largo de su vida, a Pele le han enseñado a creer en Dios y a trabajar arduamente.
“Decidí empezar mi propio negocio”, dice. “Ahora administro un puesto de barbacoa y ensaladas, ¡cocinando comidas que aprendí a preparar mientras iba a la universidad!”.
Debido a su éxito comercial, Pele gana suficiente dinero para cuidar a su familia inmediata, así como para ayudar a cuidar a sus padres y hermanos.
“Nuestra familia cree que ‘la fe sin obras es muerta’ [Santiago 2:20]”, afirma. “Tenemos fe en Dios y creemos que Él nos ayudará en todos los sentidos; pero tenemos que hacer nuestra parte”.
Hora de la isla
Pele todavía vive la vida según la “hora de la isla”. Se levanta y se acuesta junto con el sol y abraza el estilo de vida samoano, sencillo y pacífico. Y entiende y vive la siguiente verdad: “El tiempo vuela en alas de relámpago; no podemos recuperarlo”1.
El élder Ian S. Ardern, de los Setenta, ha enseñado: “El tiempo nunca está a la venta; el tiempo no es un producto que se pueda comprar en cualquier tienda a cualquier precio por más que lo intenten, pero cuando se emplea el tiempo con sabiduría, su valor es incalculable”2.
Debido a que Pele está tratando de aprovechar al máximo el tiempo que tiene, Dios la ha prosperado a ella y a su familia, y han hallado gozo incluso en medio de los desafíos. Tiene un fuerte testimonio, un negocio próspero y un futuro brillante.
“Somos muy bendecidos”, dice.