El fundamento de su futuro
Adaptado de un discurso que pronunció en la Conferencia General de octubre de 1997.
Durante su adolescencia, ustedes establecen muchas metas que les gustaría lograr en la vida. Es probable que dichas metas incluyan la misión, los estudios, el matrimonio en el templo, una profesión de éxito y, por supuesto, regresar a salvo a la presencia de su Padre Celestial en el Reino Celestial.
Uno de los grandes desafíos que afrontarán en el cumplimiento de tales metas es el implementarlas satisfactoriamente en la vida cotidiana. Eso puede ser difícil, ya que su tiempo está colmado a más no poder de las cosas del mundo. Tal vez estén ocupados con la escuela así como con actividades tales como la música, el baile, los deportes, o la participación en diversos clubes. Quizás muchos de ustedes trabajen, además. Entremezcladas con esa agenda tan agitada, hay actividades como partidos, bailes, actividades de barrio y fiestas. No solo eso, sino que adondequiera que vayan, se les bombardea con tentaciones de parte de otros compañeros, de las redes sociales, de las películas, de los videojuegos y de la música. ¡Vaya! ¡Qué aventura!
El verdadero secreto para equilibrar todas esas cosas es mantener presente la perspectiva eterna global. Por ejemplo: ¿Cómo influirán sus actividades de este viernes por la noche en lo que sucederá dentro de dos, cinco o diez años a partir de ahora? Tal vez piensen que la noche del viernes no tiene mucho que ver con lo que ocurrirá dentro de dos años, pero podría tener que ver, dependiendo de dónde se hallen y de lo que estén haciendo. Si quieren alcanzar su potencial en el futuro y llegar a ser la persona que el Señor quiere que sean, es mejor que procuren tener presente la perspectiva general eterna y esforzarse por trabajar en ella hoy mismo.
Su fundamento en un mundo cabeza abajo
El profeta Isaías vio nuestros días y advirtió que sería una época en que las cosas estarían cabeza abajo; él profetizó: “¡Ay de los que a lo malo llaman bueno, y a lo bueno, malo; que hacen de la luz tinieblas y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo!
“¡Ay de los sabios ante sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos!” (Isaías 5:20–21).
Mientras crecen en este mundo cabeza abajo, tienen el gran desafío de afrontar las diversas presiones de la vida actual. ¿Cómo atravesarán con éxito los años de la adolescencia espiritualmente preparados para el futuro?
Es importante que se den cuenta de que el fundamento de su futuro, tanto en el aspecto temporal como el espiritual, se está construyendo hoy. Si su fundamento está fracturado por el pecado y permanece sin reparar, la estructura de su vida se edificará sobre un cimiento debilitado. Su futuro será menos seguro y sin duda más estresante.
Uno de los grandes propósitos del evangelio de Jesucristo es enseñarnos sobre nuestro potencial eterno. Uno de los propósitos de la organización de la Iglesia de Jesucristo es ayudarnos a alcanzar ese potencial. Se nos enseña “que es sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es Cristo, el Hijo de Dios, donde debéis establecer vuestro fundamento”. Nuestro Salvador Jesucristo “es un fundamento seguro, un fundamento sobre el cual, si los hombres edifican, no caerán” (Helamán 5:12).
Las pequeñas acciones diarias pueden marcar una gran diferencia
No he conocido aún a ninguna persona de negocios, ningún educador, artista ni atleta que haya logrado un alto nivel de excelencia sin haber conectado con éxito su perspectiva del futuro con su vida cotidiana. Es muy probable que las metas y perspectivas que no se conecten con la vida cotidiana mediante acciones diarias se conviertan en un sueño sin realizar.
Por ejemplo: Supongan que pronto tendrán un examen semestral de geometría. Una de sus metas es obtener una buena calificación en esa asignatura, entonces, ¿qué podrían hacer para alcanzar ese objetivo? ¿Esperan hasta el último minuto y se pasan toda la noche en vela antes del examen? Ese método presenta muchos riesgos; en lugar de entender en verdad el material y estar totalmente preparados y seguros en cuanto al tema, entrarían en el salón de clases un tanto nerviosos, con la esperanza de que el profesor hiciera solo las preguntas que ustedes conocen (¡estoy seguro de que no soy la única persona que ha experimentado ese nerviosismo!).
¿O, más bien, apartan algo de tiempo cada día para estudiar el tema con calma y a fondo? Ese método les daría el tiempo necesario para entender de manera adecuada el material y tendrían bastante tiempo para pedir ayuda al profesor si surgiera alguna duda. Además, tendría como resultado una comprensión más profunda del material y una mayor confianza en ustedes mismos al asistir al examen.
A fin de lograr cualquier meta —en especial las metas celestiales— la respuesta es la dedicación continua y diaria. ¿Pueden protegerse de las presiones y los males del mundo con tan solo pasar dos horas en la Iglesia el domingo? Probablemente no. Es muy difícil prepararse a último momento para la misión, así como lo es prepararse a último momento para el matrimonio en el templo. No corran riesgos; sean prudentes. Al igual que en los estudios, la única forma segura de salir victoriosos es a través del esfuerzo diario con un objetivo. Prepárense cada día; estudien las Escrituras; comuníquense con su Padre Celestial mediante la oración; asistan a Seminario; manténganse puros y preparados. Conforme lo hagan, estarán en paz, tendrán la conciencia limpia, tendrán confianza en ustedes mismos, y sabrán en el corazón que su futuro será brillante y magnífico.
Sigan adelante con la ayuda del Señor
El Señor desea que tengan éxito, y Él estará con ustedes. Él los ayudará, apoyará y sostendrá en los momentos de necesidad, si son fieles a Su plan. Si se mantienen cerca de Él a diario, Él se mantendrá cerca de ustedes, y cosecharán bendiciones extraordinarias en cada aspecto de la vida, especialmente en el más importante: el espiritual.
Finalmente, será el amor que tengan por el Señor lo que les ayudará a comprometerse y luego mantenerse fieles a sus metas celestiales. Sé que el Señor vive y que lo que Él desea y espera para todos nosotros es un futuro celestial.