Enseñar a ser puros y a estar preparados sexualmente
Como profesora de la Universidad Brigham Young, he investigado y enseñado en cuanto a la crianza de los hijos durante los últimos quince años. Cuando hablo con padres, una de las preguntas más comunes que me hacen es cuándo y cómo hablar con los hijos en cuanto a la sexualidad. Cuando hablo con estudiantes universitarios, a menudo escucho lo atemorizados o inseguros que se sienten en cuanto a la sexualidad, o lo poco que saben o entienden.
Cada vez más, oímos de los líderes de la Iglesia y de nuevos y maravillosos recursos de la Iglesia cómo los padres y los jóvenes pueden comunicarse mejor en cuanto a la intimidad sexual a fin de que los jóvenes puedan tener ideas positivas y correctas de la sexualidad y de la ley de castidad. El presidente M. Russell Ballard ha dicho: “Sean positivos en cuanto a lo maravillosa y hermosa que puede ser la intimidad física cuando ocurre dentro de los límites que el Señor ha fijado, entre ellos los convenios del templo y el compromiso del matrimonio eterno” (“Padres e hijos: Una relación excepcional”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 49).
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Junto con la coautora Meg Jankovich, compartimos con los padres algunas ideas de cómo, cuándo y por qué hablar con sus hijos sobre la sexualidad (véase la página 18).
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El élder y la hermana Renlund hablan sobre la importancia de guardar la ley de castidad (véase la página 12).
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Los artículos para jóvenes adultos hablan de cómo desarrollar un punto de vista positivo en cuanto a la sexualidad y cómo la ley de castidad nos bendice (véase la página 42).
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En la página 52, los adolescentes pueden encontrar algunas sugerencias para tener conversaciones útiles con sus padres sobre la sexualidad.
Es mi oración que, por medio de esos artículos, los jóvenes y los padres tengan el deseo de hablar el uno con el otro abiertamente y acercarse al Señor a medida que resistan la información incorrecta que se está comunicando en el mundo de hoy sobre la intimidad sexual, y que más bien consideren el poder de ser puros y de estar preparados sexualmente.
Atentamente,
Dra. Laura M. Padilla-Walker