“Dios puede ayudarnos en los momentos difíciles”, Liahona, marzo de 2022.
Principios de ministración
Dios puede ayudarnos en los momentos difíciles
Y podremos utilizar lo que aprendamos de nuestras pruebas para ayudar a los demás.
Marcela Endrek, oriunda de Córdoba, Argentina, se hallaba enferma y triste, y eso le preocupaba mucho. En medio de la sensación de que no había solución, escuchó un discurso de la conferencia que hablaba de la oración. La idea de orar de modo ferviente en cuanto a sus problemas le llegó directamente al corazón.
Marcela comenzó a orar con regularidad para pedir alivio. Orar le brindaba paz y consuelo, a pesar de que su salud no mejoraba. De hecho, su afección empeoró hasta que ya no pudo trabajar. Ahora tenía el estrés adicional de no poder pagar los gastos médicos.
Por necesidad, comenzó a investigar cómo podría afrontar sus problemas de salud de alguna otra manera. Se sintió inspirada a centrarse en cambiar algunos hábitos de alimentación y se sorprendió de lo mucho que aquello ayudó. Su recuperación fue tan impresionante que comenzó a estudiar nutrición a fondo.
Tiempo después, conoció a una joven llamada Evelyn que se hallaba en las mismas condiciones en las que Marcela se había hallado: enferma, triste y desesperada por recibir respuestas. Marcela se vio reflejada en su nueva amiga y compartió parte de lo que había estado aprendiendo sobre nutrición y cómo elegir alimentos. Además, compartió con Evelyn su testimonio del poder de la oración. La invitó a orar para que ella también sintiera el amor de Dios y supiera que Él la tenía presente.
Algunos días después, Marcela se sorprendió al ver a Evelyn de nuevo; se había producido ya un cambio evidente física y espiritualmente. Evelyn le dijo que su vida estaba cambiando y que sentía el amor de Dios por ella.
Gracias a sus pruebas y desafíos, Marcela obtuvo la compasión y la información que necesitaba para ayudar a otras personas.
Ser liberados para poder liberar
El relato de José de Egipto es otro ejemplo de lo que puede suceder cuando tenemos la determinación de confiar en Dios en nuestras pruebas: Él no solo puede librarnos, sino que también puede colocarnos en situaciones en las que podamos usar nuestra experiencia para ayudar a los demás (véase Génesis 37–45).
José estaba resuelto a confiar en Dios y a guardar Sus mandamientos a pesar de la traición, el pesar y el encarcelamiento. Debido a su fe en Dios y a su disposición a sobrellevar sus pruebas con paciencia y sin resentimiento, “Jehová estaba con José” (Génesis 39:21) y lo colocó en una situación en la que pudo bendecir a muchas personas (véase Génesis 45:5–8).
Principios a considerar
Al considerar sus oportunidades de ministrar a otras personas, piense en estos principios que se ilustran en los relatos:
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Nuestras dificultades pueden ser bendiciones. Si “ora[mos] siempre [y] s[omos] creyentes” al experimentar desafíos, el Padre Celestial puede tornarlos para nuestro bien (véase Doctrina y Convenios 90:24; véase también Romanos 8:28).
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Nuestros desafíos pueden prepararnos. Si somos mansos en las pruebas, Dios puede utilizar nuestras experiencias para enseñarnos y cambiarnos (véase Doctrina y Convenios 112:13).
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Nuestros desafíos pueden convertirse en oportunidades para ministrar. Si estamos dispuestos a confiar en Él, el Padre Celestial nos colocará en situaciones en las que podremos utilizar lo que hayamos aprendido en nuestras experiencias para ayudar a los demás (véase Mosíah 24:13–14).
¿Qué podemos hacer nosotros?
Ore para saber de qué modo sus experiencias pueden ayudarlo a bendecir a quienes usted ministra; luego tienda la mano para ayudar.