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¿Adaptas el Evangelio para que se ajuste a tu vida?
El diseño especial de un edificio me ayudó a entender lo importante que es adaptar nuestra vida para que se ajuste al Evangelio, y no lo contrario.
Hace poco, vi una foto de un edificio muy inusual. Frente al edificio, había un árbol grande que claramente había estado creciendo por mucho más tiempo que la antigüedad del edificio. Al lado del edificio había dos niveles de aberturas con agujeros para permitir que pasaran las ramas del árbol. El árbol continuó creciendo junto al edificio, con el tronco que crecía a través de un agujero en el techo.
Al mirar esa imagen, pensé mucho en el evangelio restaurado de nuestro Señor Jesucristo.
Me hizo pensar: ¿Queremos adaptar nuestra vida para que se ajuste al Evangelio o estamos tratando de adaptar el Evangelio para que se ajuste a nuestra vida?
En la Conferencia General de abril de 2021, el élder Chi Hong (Sam) Wong, de los Setenta, dijo: “El Evangelio no es parte de nuestra vida, sino que, en realidad, nuestra vida es parte del evangelio de Jesucristo. Piensen en ello; ¿acaso no es cierto?”1.
Respondo que sí, que es cierto.
El comprender esta importante lección puede ayudarnos a evitar el dolor a lo largo de nuestra vida y a aprender a estar completamente convertidos y dedicados al Señor y a Su evangelio.
La sabiduría y las voces del mundo versus la sabiduría de Dios
Hablemos sobre este hermoso edificio y del árbol que continuó creciendo a través de él. El arquitecto podría haber dicho que el árbol estorbaba: “Impide realizar el proyecto que quiero llevar a cabo”, o el propietario del edificio podría haber dicho: “Como tengo dinero, simplemente corte ese árbol para que haya espacio para construir el edificio”; pero no lo hicieron. En vez de ello, decidieron adaptar el diseño del edificio para acomodar al árbol ya existente.
Si consideramos esto desde una perspectiva del Evangelio, no podemos elegir cambiar los principios y la doctrina del Evangelio que han existido eternamente: principios y doctrina que son para nuestro beneficio. De hecho, somos “libres de escoger” (2 Nefi 2:27) si viviremos de acuerdo con el evangelio de Jesucristo, pero no podemos escoger las consecuencias de nuestras decisiones.
Recordemos lo que le sucedió a Uza en el Antiguo Testamento:
“… Uza extendió su mano al arca de Dios y la sostuvo, porque los bueyes tropezaban.
“Y el furor de Jehová se encendió contra Uza, y allí mismo lo hirió Dios por ese yerro, y cayó allí muerto junto al arca de Dios” (2 Samuel 6:6–7).
Al tratar de sostener el arca, Uza mostró que pensaba que sabía más que el Señor. Hoy en día nos enfrentamos a Uzas modernos, que tratan de extender sus manos o utilizar su sabiduría, intereses o ideas para imponer sus propias leyes en lugar de las leyes de Dios. Creen que saben más que el Señor y procuran alejarnos de los principios correctos que Él nos ha dado por medio de Sus santos profetas. Quizás traten de convencernos de que solo hagamos cambios o apoyemos algunas partes del Evangelio que se ajusten a nuestro estilo de vida ideal.
Sin embargo, el Padre Celestial nos invita a hacer cambios en nuestra vida para seguir el evangelio puro y eterno de Jesucristo, porque si lo hacemos, Él puede bendecirnos.
Las bendiciones de aceptar la plenitud del evangelio de Jesucristo
Como lo ilustran ese edificio y el árbol, podemos elegir respetar los principios del Evangelio que existían antes que nosotros, tal como el arquitecto del edificio decidió respetar la naturaleza que existía antes que él. Lo hacemos al adaptar nuestra vida al evangelio de Jesucristo y no al contrario, lo cual podría llevarnos a consecuencias dolorosas, como Uza experimentó de manera desafortunada. Cuando recordamos que “no comprend[emos] todas las cosas que el Señor puede comprender” (Mosíah 4:9) y que Él “comprende todas las cosas” (Alma 26:35), podemos saber que Él nos ha dado mandamientos o instrucciones que debemos seguir para tener felicidad, seguridad y, finalmente, la salvación eterna (véase Doctrina y Convenios 82:8–9).
Estoy plenamente convencido del poder y de la sabiduría de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo, y de que Su poder y bendiciones pueden ser nuestros si obedecemos Sus mandamientos, que Ellos han instituido para nuestro beneficio. Vinimos aquí a la tierra para ejercer la fe y obedecer al Padre Celestial, a fin de que podamos experimentar felicidad y gozo eternos y regresemos a Él.
Sé que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el verdadero lugar donde podemos aprender a llegar a ser más semejantes a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo al seguir las instrucciones de los profetas modernos, ya que es importante tener fe en sus indicaciones, que el Salvador mismo dio, a fin de que sean útiles para guiarnos en nuestro trayecto de regreso a Él.