“¿Buscas a Cristo cada día”?, Liahona, marzo de 2022.
Jóvenes adultos
¿Buscas a Cristo cada día?
Mi experiencia en el templo me ayudó a darme cuenta de que debo procurar encontrar a Cristo todos los días.
El autor vive en Guatemala.
Cuando era pequeño, solía hacerme preguntas como estas: “¿Habla el Espíritu Santo?”. “Cuando vaya al cielo, ¿veré a Dios?”.
Ahora que soy un poco mayor, puedo mirar atrás y ver que el Padre Celestial siempre me guio y me mostró evidencias de que Él existía, pero no siempre pude reconocer Su mano en mi vida. Tuve la bendición de criarme en un hogar con el evangelio restaurado de Jesucristo, pero viví con un testimonio prestado durante mucho tiempo. Era difícil para mí creer que Dios existía realmente.
Un día, cuando tenía unos quince años, mi obispo anunció un viaje al templo organizado por el barrio. Ya estaba acostumbrado a ir al templo con mi familia, así que no pensé que eso fuera algo muy importante. Nunca sentía mucho de todos modos y no entendía la importancia de los convenios y las ordenanzas que se efectuaban en el templo.
Cuando llegó ese día, entré en el templo y me puse un traje blanco. Al pasar por un espejo, alcancé a verme vestido de blanco y con una sonrisa en el rostro. Mientras esperaba al resto de los miembros del barrio, me quedé asombrado. Contemplaba la belleza de la pila bautismal y de las pinturas cuando, de repente, sentí que el Espíritu me tocaba el corazón.
Nunca olvidaré las palabras que acudieron a mi mente: “Orson, esta es la Casa del Señor; Él te ama; Él desea que cambies tu vida y que poco a poco te esfuerces por llegar a ser una persona mejor”.
Sentí mucho amor en esas palabras, pero de pronto me invadió la culpa, porque no había tomado el templo en serio hasta ese momento. De modo que ofrecí una oración en el corazón, pidiendo al Padre Celestial que me perdonara.
Supe que Él escuchó mi oración porque sentí mucha paz en el corazón.
Ese día, mi fe se intensificó y recibí el verdadero testimonio del Evangelio que anhelaba; además, pude decir con la misma firmeza que aquellos dos discípulos de Juan: “Hemos hallado al Mesías” (véase Juan 1:41).
Maneras sencillas de conectarnos
Desde esa experiencia, me he esforzado por reconocer mejor la influencia del Padre Celestial en mi vida al buscar a Jesucristo a diario. Aunque en ocasiones el mundo puede dificultar escuchar la voz del Salvador, ahora sé que Él en verdad es real y que está conmigo.
Muchos de nosotros tenemos días en los que nos sentimos un poco más cerca del cielo de lo normal. También tenemos días difíciles en los que nos cuesta sentir Su influencia por mucho que lo intentemos o días muy ocupados en los que no encontramos tiempo suficiente para buscarlo. Sin embargo, sé que si tenemos un deseo sincero de buscarlo, veremos Su mano en nuestra vida.
Cuando te sientas desconectado del Salvador, pregúntate: ¿Me estoy esforzando por hallar al Mesías a diario?
Al procurar ser como los Apóstoles de la antigüedad, dejando nuestras redes (véase Mateo 4:20) y otras responsabilidades e intereses por un momento para volvernos a Él, lo hallaremos.
Hay fuentes de poder espiritual que pueden ayudarnos. El profeta Alma nos recordó que “por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas” (Alma 37:6). Los pequeños actos de fe y las prácticas espirituales que hacemos cada día pueden ayudarnos a aumentar la capacidad de reconocer al Señor en nuestra vida.
Algunas de esas herramientas espirituales podrían ser cosas como:
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Orar con fe
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Estudiar las Escrituras con intención y de forma significativa
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Servir a los demás desinteresadamente
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Compartir el testimonio con un amigo o amiga
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Escuchar himnos o música espiritual
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Asistir a Instituto
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Santificar el día de reposo
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Ayunar
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Asistir al templo con regularidad
Muchas cosas pueden ayudarnos a encontrar a Jesucristo, pero la clave es seguir buscándolo. El presidente Russell M. Nelson enseñó: “Al tratar de ser discípulos de Jesucristo, nuestros esfuerzos por escucharle a Él han de ser cada vez con mayor intención. Se requiere un esfuerzo consciente y constante para llenar nuestra vida diaria con Sus palabras, Sus enseñanzas y Sus verdades”1.
¿Lo has hallado hoy a Él?
Aunque no recibas todas las respuestas que buscas en este momento, ¡sigue adelante! Simplemente busca a Cristo y elige tener fe en Él. Si tratas de hallarlo todos los días por medio de actos pequeños, sé que llegarás a sentir Su abrazo desde el cielo, y sé que esto es verdad porque yo lo he sentido.
El Padre Celestial reconoce nuestros esfuerzos; a Él no le importa tanto la magnitud de las cosas que hacemos para edificar nuestro espíritu como que podamos decir cada día con firmeza y certeza: “¡Hoy he hallado al Mesías!”.
Es mi oración que conozcamos y amemos a nuestro Salvador a diario; que hagamos lo que Moroni sugirió y “bus[quemos] a este Jesús” (Éter 12:41). Ruego que al final de cada día, ustedes y yo hallemos a Aquel de quien escribieron Moisés y otros profetas: Jesús de Nazaret. Al buscar a Cristo, veremos la mano de Dios en nuestra vida, y cuanto más busquemos a Cristo a diario, más lo encontraremos y podremos reconocer Su voz, dirigiéndonos y guiándonos a todos a lo largo de nuestra vida.