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Entrevista al presidente y hermana Palmieri de la Misión Argentina Salta
E: ¿Qué consejos les darían a los jóvenes que tienen dudas en cuanto a cumplir una misión en tiempos de pandemia?
P y H: Les diríamos: ¡este es su tiempo! En D. y C. 4:3 leemos: “De modo que, si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra”. Ese es el requisito, ¡tener el deseo y estar dispuestos! Las dificultades y desafíos son una constante y lo han sido siempre para todos los misioneros, lo fue para el apóstol Pablo, también para los misioneros mencionados en El Libro de Mormón y para los misioneros del comienzo y de cualquier época en esta dispensación. Porque esta es la obra del Señor y aun la pandemia del COVID-19 no la detuvo, los milagros continuaron.
Por medio de la tecnología aprendimos nuevas maneras de poder llevar “las buenas nuevas” del Evangelio a más personas que de otra manera no llegarían. También, a utilizar el tiempo de una manera más eficaz. Y seguimos aprendiendo y adaptándonos para ser mejores instrumentos en las manos del Señor.
La “gran obra” no es solamente la que harán por los demás, sino, y especialmente, lo que harán en sus propias vidas al servir una misión en este tiempo o en el tiempo y lugar que el Señor los mande. No se pierdan ese privilegio y bendición.
La tecnología nos ha permitido reunirnos, planear y participar del trabajo de nuestros misioneros, nos ayuda a conocerlos más y poder ayudarles mejor.
Nuestros primeros bautismos fueron desde la habitación de un hotel en Buenos Aires ya que debido a la pandemia debimos esperar tres meses para poder viajar a Salta. Fue una experiencia única, para nosotros, para los misioneros y para los miembros que ayudaron con los bautismos. Nuestros corazones quedaron entrelazados para siempre debido a esa bendita reunión virtual.
E: ¿Cuáles son las estrategias que le han funcionado para aprender a ser un mejor presidente? ¿Qué han hecho para desarrollar sus talentos y disponerlos al servicio del Señor en este tiempo especial?
P y H: Enfocarnos en nuestro objetivo misional, dejando en manos del Señor otras preocupaciones y consagrarnos. La oración, estudiar Predicad mi Evangelio y El Libro de Mormón han sido piezas fundamentales. Y luego ser diligentes para aplicar lo que aprendemos, y es lo que les enseñamos también a nuestros misioneros.
Nuestra inspiración y fuente de fortaleza es el Señor. Podemos testificar de su cuidado amoroso, de la fortaleza recibida y aún de sentir gozo, “gozo en Cristo” como nos enseña Alma:
“Y el Señor les proveyó a fin de que no padeciesen hambre, ni tuviesen sed; sí, y también les dio fuerza para que no padeciesen ningún género de aflicciones que no fuesen consumidas en el gozo de Cristo. Y esto aconteció según la oración de Alma; y esto porque oró con fe” (Alma 31:38).
E: Podrían compartir alguna experiencia espiritual que hayan tenido durante su servicio misional.
P y H: Cada noche nos reunimos con toda la misión de manera virtual y oramos y compartimos Escrituras del Libro de Mormón. Es algo pequeño y sencillo pero un momento muy espiritual que nos fortalece a todos.
Otro de los momentos más sagrados que atesoramos es cuando estos jóvenes valientes y brillantes están terminando su misión y comparten sus testimonios. Verlos crecer, progresar, cambiar y convertirse en instrumentos en las manos del Señor. Escucharlos compartir sus propias experiencias y enseñanzas a través de las Escrituras es milagroso, ellos son el milagro. Esta obra es sagrada y llena de milagros.
Nos gustaría compartir una historia.
Nuestros misioneros que trabajan en las redes sociales difundieron una invitación para ver y escuchar la conferencia general del pasado octubre del 2021. Un señor llamado Mario recibió ese anuncio y estuvo muy interesado, los misioneros tomaron sus datos y pasaron la referencia a los misioneros correspondientes a su área para que lo contactaran.
La noche del domingo de la conferencia lo llamaron y se presentaron. Mario les contó que había participado de cada una de las sesiones y recordaba muchos de los mensajes y enseñanzas compartidas. Al día siguiente lo llamaron nuevamente y le hablaron acerca de la restauración del evangelio de Jesucristo. Los élderes cuentan que fue un momento muy especial. Al finalizar le preguntaron por su familia y si deseaba que pudieran compartir con ellos también el mensaje. Les respondió que ellos habían estado escuchando también; y empezaron a presentarse cada uno de sus cuatro hijos y su esposa. Eso ya fue un milagro para los élderes que habían estado orando para encontrar una familia para compartir el mensaje del Evangelio.
Continuaron enseñándoles a todos y el siguiente fin de semana pudieron visitarlos, hablar sobre el Plan de Salvación y leer juntos El Libro de Mormón. Estuvieron animados y deseaban aprender más. Y continuaron progresando.
Luego de dos semanas Mario y sus cuatro hijos fueron bautizados y recibieron el don del Espíritu Santo. Su esposa necesito más tiempo, pero los élderes continuaron enseñándole y está preparándose para bautizarse.
Ellos continúan progresando y sus hijos tienen deseos de servir una misión. Cada misionero que participó en esta historia es parte del milagro trabajando en las redes, contactándolos, obteniendo sus datos y enviando sus referencias. Finalmente, los misioneros fueron diligentes en contactarlos y enseñarles.
E: ¿Cuál es el legado que quisieran transmitir a sus misioneros?
P y H: Que recuerden los primeros principios del Evangelio: la Fe en Jesucristo, el arrepentimiento, el realizar y guardar los convenios, recibir las ordenanzas del Templo, el procurar la compañía y guía del Espíritu Santo, y el PERSEVERAR y no darse por vencido. Confiar en el Señor, esperar en el Señor.
Que el servicio hace que nos sintamos más felices porque nos olvidamos un poco de nuestros problemas. A ser humildes y agradecidos. A trabajar y a estudiar.
Algo que preguntamos a nuestros misioneros es, si son felices, si tienen gozo a pesar de las circunstancias.