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Prepararse para la Santa Cena durante toda la semana
Seguir a Jesucristo cada día hace que nuestra vida sea una delicia.
Una razón principal por la que nos congregamos en el día de reposo es para “[ofrecer nuestros] sacramentos en [el] día santo [del Señor]” (Doctrina y Convenios 59:9). Este es un momento importante de la semana para reflexionar sobre Jesucristo y Su expiación, y para renovar nuestro compromiso de vivir el Evangelio y seguir el plan del Padre Celestial, el cual nos permite regresar a Él.
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo que nuestras reuniones del día de reposo en la Iglesia están diseñadas para hacer hincapié en “la Santa Cena del Señor como el centro de atención sagrado y reconocible de nuestra experiencia semanal de adoración” 1 .
Sin embargo, aun con la importancia que tiene la Santa Cena, a veces nos distraemos con nuestros pensamientos errantes y preocupaciones durante la administración de esta ordenanza. Tal vez no nos centremos únicamente en la importancia de lo que estamos haciendo.
¿Cómo podemos preparar la mente y el corazón para adorar de manera más plena al Señor durante la administración de la Santa Cena? ¿Cómo podemos prepararnos el domingo y a lo largo de la semana cuando tenemos tantos quehaceres y responsabilidades? Estas son cinco ideas para hacer de la Santa Cena una experiencia más sagrada.
1. Procuren seguir a Cristo en todo lo que hagan
El élder Alfred Kyungu de los Setenta dijo: “Ser un seguidor de Cristo implica esforzarse por adaptar nuestras acciones, conducta y vida a las del Salvador. Es adquirir virtudes; es ser un verdadero discípulo de Jesucristo” 2 .
El Padre Celestial y el Salvador deben ser el centro de nuestra vida. Como parte de nuestro convenio de recordar siempre a Jesucristo (véase Doctrina y Convenios 20:77, 79), podemos hacer todo lo posible cada día por seguirlo. Cuando vivimos de esa manera, Él puede bendecirnos y nuestro corazón se prepara mejor para participar de la Santa Cena cada día de reposo. Se hace más fácil centrarse en Él cuando procuramos vivir como Él lo hizo.
2. Hagan el esfuerzo de asistir a la reunión
El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, enseñó que “[l]a ordenanza de la Santa Cena hace que la reunión sacramental sea la más sagrada e importante de la Iglesia” 3 . Nuestros esfuerzos por asistir a esta reunión pueden marcar una diferencia.
El élder Holland dijo: “Por tanto, se nos alienta a venir temprano y reverentes, vestidos de manera adecuada para participar de una ordenanza sagrada. La expresión ‘ropa de domingo’ ha perdido un poco su significado en nuestra época y, como aprecio por Aquel ante quien nos presentamos, debemos restaurar la tradición de la ropa de domingo cuando se pueda y sea posible”.
Luego añadió: “En cuanto a la puntualidad, siempre se excusará con amor a aquellas benditas madres que, cargando con los hijos, el cereal y las bolsas de pañales, son afortunadas de al menos llegar a la Iglesia” 4 .
A veces llegar a la Iglesia en el día de reposo puede ser difícil, pero el Padre Celestial ve sus dificultades y escucha sus oraciones. Él también ve sus esfuerzos y los bendecirá al ir a la Iglesia y participar de la Santa Cena aun cuando la vida pueda parecer un torbellino o sea difícil ir a la Iglesia. El élder Randy D. Funk, de los Setenta, dijo: “Para recibir las generosas bendiciones que [el Padre Celestial] ofrece, debemos actuar para aceptarlas” 5 . Al Padre Celestial y al Señor les encanta la acción; les encanta ver que nos esforzamos al máximo por seguir a Jesucristo.
3. Reflexionen en las bendiciones de la semana, cuando vieron la mano del Señor en su vida
El élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: “La mano del Señor los guía. Por ‘designio divino’, Él se ocupa de los pequeños detalles de su vida, así como de los sucesos importantes” 6 .
Dediquen tiempo todos los días a reconocer cuándo el Padre Celestial y Jesucristo los ayudaron a progresar o a tener éxito. Tal vez lograron una meta; quizá hayan recibido buenas noticias sobre una bendición temporal; a lo mejor sintieron fortaleza para sobrellevar las dificultades. Sea lo que fuere, esfuércense por recordar a Dios en todas las cosas y reconocer las bendiciones divinas 7 .
El Señor conoce nuestros pesares así como nuestros gozos. Recordarlo en todas las cosas nos ayuda a confiar en Él y en el poder de la Expiación. Antes de instituir la Santa Cena, el Salvador dio gracias (véase Lucas 22:19); podemos hallar gozo al seguir Su ejemplo.
4. Reflexionen sobre los momentos de la semana en los que cometieron errores; arrepiéntanse y hagan un plan para mejorar
“En preparación para la Santa Cena, todas las semanas, los miembros de la Iglesia dedican un tiempo [a] examinar sus propias vidas y arrepentirse de sus pecados. No tienen que ser perfectos para participar de la Santa Cena, pero deben tener un espíritu de humildad y arrepentimiento en sus corazones” 8 .
La Santa Cena es un recordatorio semanal de que debemos arrepentirnos de nuestros pecados, pero el arrepentimiento también debe ser un proceso diario para ayudarnos a prepararnos para renovar nuestros convenios en el día de reposo. Dediquen tiempo todos los días a reflexionar sobre los errores que podrían haber cometido y luego hagan un plan con el Padre Celestial y el Salvador para ser mejores el día y la semana siguientes. Este proceso constante de arrepentimiento les ayudará a valorar la Santa Cena cada vez más según sientan con regularidad el poder purificador que se nos ofrece por medio de Jesucristo y Su expiación.
A medida que procuramos mejorar, podemos recordar lo que el élder Michael A. Dunn, de los Setenta, aconsejó al invitarnos a llegar a ser aun “un uno por ciento mejores” cada día: “¿Generarán los pequeños ajustes ese ‘potente cambio’ [Alma 5:14] que desean conseguir? Si los ponen en práctica correctamente, ¡estoy seguro, al noventa y nueve por ciento, de que sí! Sin embargo, este enfoque requiere algo: para que las pequeñas ganancias se vayan sumando debe haber un esfuerzo constante y diario. Y aunque probablemente no lleguemos a ser perfectos, debemos estar decididos a que nuestra persistencia se traduzca en paciencia. Háganlo así y las recompensas placenteras de una mayor rectitud les brindarán el gozo y la paz que buscan” 9 .
5. Recuerden que el arrepentimiento es un proceso feliz, no un acontecimiento triste
El presidente Russell M. Nelson explicó: “Nada es más liberador, más ennoblecedor ni más crucial para nuestro progreso individual que centrarse con regularidad y a diario en el arrepentimiento. El arrepentimiento no es un suceso; es un proceso; es la clave de la felicidad y la paz interior; Cuando lo acompaña la fe, el arrepentimiento despeja el acceso al poder de la expiación de Jesucristo” 10 .
El Padre Celestial y Jesucristo saben que no somos perfectos y que todos vamos a cometer errores. La expiación de Jesucristo nos da la oportunidad de regresar a Su presencia. Debido a ello, el arrepentimiento es una bendición y la Santa Cena nos ayuda con ese proceso. Participamos de la Santa Cena cada semana para poder volver a comprometernos con el Señor.
El presidente Nelson nos invitó: “Hagan del día de reposo una delicia al adorarlo, al participar de la Santa Cena y al santificar Su día” 11 . Al seguir el consejo de los profetas y apóstoles de dar importancia al Padre Celestial, a Jesucristo y Su expiación, y a la Santa Cena, el día de reposo no será nuestra única delicia: seguir al Padre Celestial y a Jesucristo hará de nuestra vida una delicia.