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El Padre Celestial está ahí, esperando derramar bendiciones sobre nosotros
El diezmo es un mandamiento que prueba nuestra fe; si lo obedecemos, recibiremos muchas bendiciones, tantas, que no habrá lugar donde contenerlas.
Conocí a los misioneros por segunda vez alrededor de octubre de 2018. En mi primer encuentro no le di mucha importancia a sus enseñanzas. Sin embargo, en esta ocasión fui yo el que los contactó para que me enseñaran. Estábamos a punto de terminar las lecciones cuando los misioneros me enseñaron acerca de la ley del diezmo y las muchas bendiciones que trae, no solo a uno mismo sino a nuestra familia también. “Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”1. De esto testifico personalmente; aun antes de ser bautizado, pagué el diezmo y pude ver bendiciones en mi vida. Sabía que si guardaba los mandamientos mi familia seria bendecida.
Nuestra fe es probada en tiempos cruciales
Cuando el COVID-19 llegó a nuestro país, el gobierno decidió poner al país en cuarentena por tres meses. Todos fueron afectados de alguna manera y cualquier cantidad de dinero que se tuviera era necesaria para comprar comida. En ese momento todos en mi familia nos encontrábamos sin trabajo y yo solo tenía el dinero para pagar mi diezmo, así que fue una decisión muy difícil; sin embargo, decidí pagar mi diezmo. Mi madre, siendo no miembro, estaba muy disgustada conmigo por mi decisión.
Aun así, fui y pagué mi diezmo el domingo antes de que la cuarentena empezara. El tiempo pasó y el dinero comenzó a hacer falta y mi madre continuamente sacaba a flote cómo el dinero que di en la Iglesia sería muy útil en este momento. Esto me entristeció mucho, pero tenía fe que seríamos bendecidos.
Fue durante este tiempo que fuimos merecedores de una gran bendición. Disfruto mucho los juegos en línea, reparar teléfonos y la programación. Debido a esto conocí a un amigo que también se dedicaba a reparar teléfonos, así que nos unimos para aprovechar una oportunidad de negocio. Increíblemente las personas comenzaron a contactarnos para que reparara sus teléfonos, fue algo tan extraño para mí, que alguien tuviera dinero para reparar un teléfono en medio de una pandemia. Aunque muy en el fondo, sabía que era una bendición de los cielos.
Estoy cien por ciento seguro de que fue porque pagué mi diezmo ese domingo. Gané el dinero suficiente para comprar alimentos y al mismo tiempo ahorrar para pagar las cuentas que se acumulaban.
El diezmo es un mandamiento que prueba nuestra fe; si lo obedecemos recibiremos muchas bendiciones, tantas que no habrá lugar donde contenerlas. Actualmente estoy desempleado, así que tomo cualquier oferta de trabajo que llega a mí y tan pronto recibo mi paga, mi diezmo es lo primero que pago. Testifico que pagar el diezmo realmente trae bendiciones. El Padre Celestial está ahí, esperando derramar bendiciones sobre nosotros, pero quiere ver primero nuestra fe.