2023
Un amor infinito y de misericordia
Febrero de 2023


Mensaje del Área

Un amor infinito y de misericordia

En la conferencia de abril de 2022, el presidente Nelson nos enseñó: “Algunas pruebas son cargas profundamente privadas que nadie más puede ver; otras son visibles para todo el mundo”1.

Esto me hace recordar la experiencia de hace algunos años, de una buena hermana de mi unidad de Gazcue. Ella era una hermana que siempre sonreía y estaba llena de entusiasmo por la vida.

Un día, esta hermana tuvo un severo accidente; inesperadamente se resbaló de la bicicleta que conducía y cayó de golpe sobre el timón, ocasionándole fuertes golpes en el hígado y otros órganos vitales. Fue llevada a un centro de salud, donde fue necesario operarla. Toda las familias y hermanos del barrio estábamos preocupados por nuestra querida hermana Edna, quien vivía con su esposo; su hija estaba sirviendo su misión fuera del país y su hijo acababa de ingresar en la armada de EE. UU.

Con el pasar de los días, su salud se iba deteriorando, debido a una infección general causada por los golpes internos; pasó de un hospital a otro, y se le practicaron diversas cirugías. Las hermanas de la Sociedad de Socorro acudíamos cada día al hospital para acompañarla y ver cómo podíamos colaborar. Cuando los médicos prohibían las visitas, por su delicado estado, las hermanas de la Sociedad de Socorro aguardábamos en la puerta orando y esperando noticias alentadoras. Cada día oramos; también ayunamos invocando los poderes del cielo.

Una hermana compartió su experiencia personal de este evento. Una noche se acostó con mucha preocupación; su mente no dejaba de pensar en la condición crítica de Edna. Oraba con fervor al tiempo que se imaginaba el tremendo dolor físico que seguramente estaba sintiendo Edna. Mientras pensaba en esto, ella misma sintió en su cuerpo un dolor indescriptible. Sentía que ella era quien estaba herida y golpeada internamente; era tanto su amor y empatía por Edna que pudo experimentar por un momento el dolor que ella sentía.

Tiempo después, gracias a las oraciones y a las intervenciones médicas, milagrosamente la hermana Edna se recuperó por completo.

Esta experiencia ha quedado en mi mente desde entonces. Me imaginé el amor de esta hermana por la hermana herida y pensé: ¿cómo nosotros, siendo imperfectos, gracias al amor que sentimos por una persona, podemos ponernos en su lugar y experimentar este dolor como si nos hubiera ocurrido a nosotros?

Aunque de ningún modo se admite comparación, no pude evitar pensar en la magnitud del dolor que sintió nuestro Salvador Jesucristo que, por el inmensurable amor que siente por nosotros, Sus hermanos, sufrió dolores indescriptibles.

En Alma leemos: “Y él saldrá, sufriendo dolores, aflicciones y tentaciones de todas clases; y esto para que se cumpla la palabra que dice: Tomará sobre sí los dolores y las enfermedades de su pueblo”2.

Jesucristo tomo sobre Sí todos los dolores de la humanidad, los dolores de cada hombre y mujer que vivió, vive y vivirá. El sintió el dolor del que sufre una enfermedad y teme un futuro incierto; Él sintió el dolor del que llora porque tiene que enterrar a un ser querido, del que llora a causa del engaño, del que sufre soledad, del que sufre depresión, del hambriento, del desamparado, del incomprendido, del pecador arrepentido; y así, el único hombre puro y perfecto sobre la tierra tomó el dolor de toda la humanidad y fue tan grande Su dolor físico y espiritual que sangró por cada poro de su cuerpo.

“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían a tierra”3.

El sacrificio de nuestro Salvador Jesucristo es la mayor muestra de amor a toda la humanidad. Gracias a Jesucristo tenemos el regalo de la vida eterna, que es el regalo más grande de Dios para Sus hijos, “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, más tenga vida eterna”4.

El amor de Jesucristo y del Padre Celestial por Sus hijos es un amor eterno, un amor de misericordia5. Su amor no depende de nosotros, Su amor siempre está ahí. Las decisiones incorrectas pueden alejarnos del Padre y de la influencia del Espíritu Santo. A pesar de eso, Dios, como Padre amoroso, continúa amándonos y desea perdonarnos, porque quiere que retornemos a Su presencia. Él nos escucha cuando oramos, se comunica con nosotros mediante las impresiones del Espíritu Santo, nos habla a través de las santas Escrituras y a través de Sus santos profetas.

Es importante saber que podemos acudir al Padre Celestial en oración y saber con toda certeza que seremos escuchados, tal como fueron escuchadas las oraciones en favor de nuestra querida hermana Edna.

Qué bendición es saber que tenemos un Padre en los cielos, que nos ama, que nos cuida, nos protege del peligro y nos rodea con cánticos de liberación6.

Agradezco infinitamente el amor de Dios y de Jesucristo por toda la humanidad, agradezco Su sacrificio como acto de amor, desde lo más profundo de mi ser; “Te alabaré con todo mi corazón; delante de los dioses te cantaré alabanzas”7.

Referencias

  1. Russell M. Nelson, “El poder del ímpetu espiritual,” Liahona, mayo de 2022, 97.

  2. Alma 7:11.

  3. Lucas 22:44.

  4. Juan 3:16.

  5. Véase Jeremías 31:3.

  6. Véase Salmo 32:7.

  7. Salmo 138:1.

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