Voces de los Santos
Todos necesitamos a alguien
“Sé que Dios prepara almas para que nosotros seamos un instrumento en Sus manos y nos permite llegar al corazón de cada uno de Sus hijos por medio del Espíritu”.
La ministración es un acto de amor, me ayuda a sentir el amor de mi Padre Celestial y de Sus hijos. Cada vez que hablo acerca de Jesucristo y de Su evangelio, mi corazón se llena de gratitud al servir a mi prójimo como a mí misma y amarlos como Jesucristo mismo lo haría.
Todos necesitamos a alguien que nos escuche
Hace un año fui asignada para visitar a una hermana menos activa. Cuando llegamos a su casa nos recibió con mucho amor. Compartimos un mensaje y luego platicamos un poco. Me di cuenta de que necesitaba ser escuchada por alguien que se preocupara por ella y necesitaba sentirse incluida en todas las cosas. Le hablamos un poco acerca del plan que Dios preparó para la felicidad de Sus hijos, que responde las preguntas: ¿De dónde venimos?, ¿por qué estamos aquí?, ¿a dónde vamos después de esta vida? Le explicamos que estamos aquí para ser probados, tener desafíos; pero lo más importante es que Dios nunca nos dejará solos. Él siempre se preocupa por nosotros porque somos Sus hijos y nos ama más de lo que podemos imaginar. Tenemos un potencial divino y nadie nos puede separar del amor de Dios.
Comprendió lo importante que somos en el plan de Dios. ¡Estaba muy feliz! Sé que el Espíritu testificó en cada momento porque yo misma pude sentirlo. Desde entonces ella regresó y hasta el momento sigue asistiendo a la Iglesia.
Sé que Dios prepara almas para que nosotros seamos un instrumento en Sus manos y nos permite llegar al corazón de cada uno de Sus hijos por medio del Espíritu. Es una gran bendición para mí compartir el Evangelio con los demás. Testifico que Dios desea que nos amemos unos a otros, que podamos ser un ejemplo para las personas que nos rodean y ser inspirados por medio del Espíritu. Amo Su evangelio porque me ayuda a ser mejor persona y ser como mi Salvador.
Con el auxilio de María José Chávez