2023
Llegar a entender lo que significa ser amado por Dios
Septiembre de 2023


“Llegar a entender lo que significa ser amado por Dios”, Liahona, septiembre de 2023.

Jóvenes adultos

Llegar a entender lo que significa ser amado por Dios

Había perdido de vista el poder de conocer mi identidad divina.

El rostro de una mujer joven con lágrimas

Ilustración por Alecia Schubert

Cuando era joven, mi familia se mudó de Hungría a Alemania. Estaba entusiasmado por mudarme allí, pero resultaron ser los nueve años más difíciles de mi vida.

Me costaba aprender alemán y siempre he sido muy sensible, lo cual me hizo blanco de acoso escolar [bullying]. Mi autoestima quedó por el suelo. Con el tiempo, llegué a sentir que nadie me amaba y tenía pocas esperanzas en cuanto al futuro. Me preguntaba si el mundo estaría mejor sin mí y a veces incluso tenía pensamientos suicidas.

Pero de alguna manera, durante todo aquel sufrimiento, sabía que se me había dado la vida por una razón, aunque no comprendiera completamente por qué. Sabía que podía encontrar la luz del Salvador aun en los momentos más oscuros (véase Éter 12:4). Cuando el mundo parecía volverse en contra de mí, sabía dónde encontrarlo a Él y lo que Él podía hacer por mí si lo buscaba por medio de las Escrituras, la oración y haciendo todo lo posible por ser Su discípulo. Lo que realmente me dio algo de paz y me ayudó a seguir adelante durante esa terrible época fue vivir Su evangelio.

Una verdad que había perdido de vista

Con el tiempo, mi familia y yo regresamos a Hungría. Me había graduado de la escuela secundaria y, aunque habían terminado mis días de acoso escolar, todavía carecía de autoestima. Las repercusiones de que me trataran tan mal realmente me afectaban, y a veces todavía dudaba de mi valor individual.

Como joven adulto, deseaba mucho tener confianza para tomar las decisiones importantes de la vida y determinar lo que quería lograr en la vida.

Mientras luchaba con eso, me sentí inspirado a asistir a una conferencia para jóvenes adultos solteros en Europa del este. Necesitaba guía espiritual en mi vida para ayudarme a aumentar mi autoestima y oré para encontrar respuestas allí.

Una noche, en la conferencia, se me erizó la piel cuando el discursante de la charla fogonera comenzó a hablar de cómo había sufrido acoso escolar cuando era niño. Habló de cómo una vez se había sentido sin valor e invisible. De inmediato comencé a llorar.

Describió exactamente lo que yo había experimentado.

El discursante continuó y compartió la verdad a la que se había aferrado durante sus desafíos, una verdad que yo había perdido de vista:

“Soy un hijo de Dios”.

Aceptar mi identidad divina

Cuando terminó la charla fogonera, todavía me corrían las lágrimas por las mejillas. El discursante se dio cuenta y vino a abrazarme. Me dijo que por lo general no venía en persona a hablar en las charlas fogoneras, pero que sintió la impresión de que había una persona que necesitaba escuchar su mensaje directamente.

Yo era esa persona.

Esa experiencia me mostró cuán plenamente presentes tiene el Padre Celestial a Sus hijos y que Él sabe exactamente cómo llegar a nosotros para que podamos sentir al menos un destello de Su perfecto amor paternal. Él sabía que debía escuchar el mensaje de ese discursante y me había guiado hacia el lugar correcto, en el momento adecuado.

Había conocido la frase “Soy un hijo de Dios” toda la vida, pero la verdad de ella solo resonó plenamente en mi alma en ese preciso momento. En verdad me di cuenta de lo que significa ser un hijo de un Dios perfecto que nos ama tanto que estuvo dispuesto a sacrificar a Su propio Hijo para que podamos vivir de nuevo y ser redimidos de nuestros pecados; que me ama tanto que, aunque no siempre pueda protegerme del dolor, está conmigo durante este y puede ayudarme a elevarme por encima de él, a crecer gracias a él y a regresar a Su presencia.

Él me ama ahora y me amó infinitamente durante mis años de acoso escolar, cuando sentía que nadie más lo hacía. Ahora sé que decidí seguir adelante porque, en el fondo, sabía esa verdad.

El presidente Russell M. Nelson enseñó recientemente acerca del poder de conocer nuestra identidad divina. Él dijo: “Mis queridos amigos, ustedes son literalmente hijos procreados como espíritus de Dios […]. Pero ¿ha quedado esa verdad eterna grabada en sus corazones? […].

“No se confundan al respecto: su potencial es divino. Si lo buscan con diligencia, Dios les dará destellos de quiénes pueden llegar a ser”1.

Ahora, cuando me cuestiono mi valor, siempre me recuerdo a mí mismo el hecho de que soy un hijo de Dios y que mi vida es un don de Él.

Recuerda que eres hijo de Dios. Y nunca olvides el extraordinario poder espiritual que sustenta, que cambia la vida y que proviene de aceptar esa verdad.

El autor vive en Szeged, Hungría.

Nota

  1. Russell M. Nelson, “Decisiones para la eternidad”, devocional mundial para jóvenes adultos, 15 de mayo de 2022, broadcasts.ChurchofJesusChrist.org.