2023
Cuatro preguntas y respuestas sobre los dones espirituales
Septiembre de 2023


Solo para la versión digital

Cuatro preguntas y respuestas sobre los dones espirituales

¿Qué dones espirituales te ayudarán a vivir y servir abundantemente en la senda de los convenios hacia la vida eterna?

Una mano que sostiene un obsequio

El Padre Celestial tiene una obra para cada uno de nosotros, y a todos se nos ha dado un conjunto único de dones que nos están preparando para edificar el reino del Señor de una manera que solo cada uno de nosotros puede hacerlo1. También podemos crecer y desarrollar continuamente más dones espirituales para llegar a ser más semejantes a Jesucristo y servirlo.

¿Cómo puede el desarrollar nuestros dones marcar la diferencia?

Como mencionó el presidente Russell M. Nelson: “[L]es insto, con toda la esperanza de mi corazón, a orar para que comprendan sus dones espirituales, para que los cultiven, utilicen y expandan, mucho más que nunca. A medida que lo hagan, cambiarán el mundo”2.

¿Cómo nos ayuda el desarrollo de nuestros dones espirituales a tener acceso al poder de Jesucristo para ayudar a cambiar el mundo? Cuando entendemos cuáles son nuestros dones espirituales, comenzamos a comprender cómo pueden bendecir a los demás y también ayudarnos a llegar a ser más como Jesucristo.

¿Cuál es el propósito de los dones espirituales?

Los dones espirituales son una forma en que el Padre Celestial nos ayuda a llevar a cabo nuestra obra en la tierra y a acercarnos nosotros mismos y a los demás a Jesucristo. Nuestros esfuerzos encajan con la obra divina del Padre Celestial de “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39). Él lleva a cabo la inmortalidad y la vida eterna, mientras que nosotros utilizamos nuestros dones espirituales para obedecer Sus mandamientos y dirigirnos nosotros mismos y a los demás hacia Él3.

Según las Escrituras, el propósito final de nuestros dones espirituales es acercarnos a Jesucristo y hacer que esta jornada terrenal sea un poco más fácil para nuestros hermanos y hermanas, “para el beneficio de los hijos de Dios” (Doctrina y Convenios 46:26; véanse también los versículos 8–9) y para “la edificación de la iglesia” (1 Corintios 14:12).

¿Qué dones espirituales debo buscar?

El élder Bruce R. McConkie (1915–1985) enseñó que “los dones espirituales son infinitos, tanto en número como en diversidad”4. Dios puede proporcionar cualquier don que necesitemos para lograr Sus propósitos, tanto de mejorar nosotros mismos como de ayudar a los demás.

El presidente George Q. Cannon, de la Primera Presidencia (1827–1901), enseñó: “Si alguno de nosotros es imperfecto, es nuestro deber orar con el fin de recibir el don que nos haga perfectos”5. Hay una variedad infinita de dones que nos fortalecen para los diversos desafíos o debilidades que podemos afrontar. Como indicó el presidente Cannon: “Ningún hombre debería decir: ‘No lo puedo evitar; es mi naturaleza’. No está justificado”6. Por medio de Jesucristo, podemos recibir todos los dones que necesitamos para mejorar y cambiar a fin de llegar a ser más como Él.

A medida que desarrollemos atributos cristianos, también podremos edificar y servir a los demás de manera semejante a la de Cristo. Nuestras familias y comunidades se beneficiarán cuando podamos ofrecerles lo mejor de nosotros mismos.

¿Qué dones espirituales necesitas desarrollar para ir más allá del “hombre natural” (Mosíah 3:19) y llegar a ser lo que Dios desea que seas?

¿Cuáles son algunos ejemplos de dones espirituales?

Los dones espirituales no se limitan a lo que se menciona en 1 Corintios 12:4–11, 30–31; Moroni 10:8–18; o Doctrina y Convenios 46:7–26. A continuación, se mencionan ejemplos de dones espirituales adicionales dados por los líderes de la Iglesia:

  • “Preguntar […].

  • “Escuchar […].

  • “Oír y emplear una voz suave y apacible […].

  • “Ser capaz de llorar […].

  • “Evitar la contención […].

  • “Congeniar […].

  • “Evitar las vanas repeticiones […].

  • “Obrar en rectitud […].

  • “No condenar […].

  • “Buscar a Dios para obtener guía […].

  • “Ser un discípulo […].

  • “Preocuparse por los demás […].

  • “Ser capaz de meditar […].

  • “Ofrecer oración […].

  • “Dar un poderoso testimonio […].

  • “Recibir el Espíritu Santo”7.

  • “Tener compasión,

  • “Expresar esperanza,

  • “Relacionarse bien con las personas,

  • “Organizar eficazmente,

  • “Hablar o escribir de modo persuasivo,

  • “Enseñar con claridad,

  • “Trabajar arduamente”8, y

  • Muchos, muchos más.

¿Cómo adquiero los dones espirituales?

Además de los dones con los que uno nace, es posible desarrollar muchos dones espirituales adicionales a lo largo de la vida. Recibir dones espirituales frecuentemente requiere esfuerzo. El presidente Dallin H. Oaks, Primer Consejero de la Primera Presidencia, enseñó que los dones espirituales “no llegan de forma visible, automática e inmediatamente a todos los que han recibido el don del Espíritu Santo”. Más bien, continuó, “la recepción de dones espirituales se basa en la fe, la obediencia y la rectitud personal”9.

Aunque se les llama “dones”, es probable que no los recibamos pasivamente. “Es más probable que [el Padre Celestial] nos dé oportunidades para desarrollar esos dones, en vez de que se nos concedan sin que tengamos que hacer un esfuerzo físico y espiritual”, enseñó el élder Juan Pablo Villar, de los Setenta. “Si buscamos más paciencia”, agregó, “nos encontraremos con la necesidad de practicarla mientras esperamos una respuesta. Si necesitamos desarrollar más amor por nuestro prójimo, podemos fomentarlo cuando nos sentamos junto a una cara nueva en la capilla”10.

Los dones espirituales nos guían hacia el mayor de todos los dones

Los dones espirituales nos permiten avanzar en la senda de los convenios y nos ayudan a invitar a otras personas a caminar con nosotros también. Este camino nos guía hacia “el mayor de todos los dones de Dios”: la vida eterna (Doctrina y Convenios 14:7).

Como dijo el élder Bruce C. Hafen cuando era miembro de los Setenta: “Podemos tener la vida eterna si la deseamos, pero solo si no hay nada que queramos más”11.

¿Qué es lo que más quieres? ¿Qué dones espirituales te ayudarán a conseguirlo? Es posible que nuestros dones espirituales no cambien el mundo para todos, pero el desarrollarlos para servir a los demás cambiará nuestro mundo y el mundo de quienes servimos.