“Bautismo del viernes por la noche”, Liahona, septiembre de 2023.
Voces de los Santos de los Últimos Días
Bautismo del viernes por la noche
Mi deseo de arrepentirme me ayudó a encontrar al Salvador y Su Iglesia.
Tras haber experimentado la emoción inicial de llegar a los Estados Unidos desde China para obtener mi doctorado, me sentí abrumado por los numerosos trabajos académicos que tenía que leer y redactar. Tampoco sabía cómo relacionarme con mi asesor académico, lo cual aumentaba mi estrés. Me sentía perdido y solo, y no sabía qué hacer.
Llegué a la conclusión de que mis pecados anteriores habían causado mi sufrimiento y que debía arrepentirme. Era la tarde, así que busqué la palabra “iglesia” en internet. Descubrí que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días era la única iglesia abierta hasta las 21:00 h. Decidido a arrepentirme en la Iglesia, emprendí la caminata de una hora.
Cuando llegué a la capilla alrededor de las 18:00 h, vi luces y oí risas y música que provenían del interior. Busqué alrededor del edificio, pero no pude encontrar la puerta. Por una ventana, vi a un padre jugando con su hijo en uno de los salones. Golpeé la ventana para llamar su atención y él me guio hasta la puerta, me dio la bienvenida y me dijo que alguien se estaba bautizando.
Seguí sus indicaciones y entré en una sala donde un hombre le estaba dando una bendición a un niño que acababa de ser bautizado. De pie junto a la puerta, al escuchar la bendición, sentí que Dios también me susurraba bendiciones. Mi corazón se conmovió y sentí lo que más tarde llegué a conocer como el Espíritu Santo. También oí una voz que me decía que era perdonado.
Después del bautismo, me reuní con los demás y conocí a muchas personas amables. Ya no me sentía solo. Un hombre que se presentó como el anterior “presidente de rama” se ofreció a llevarme a casa. Varios meses después, luego de recibir las lecciones misionales, me bauticé.
El día de mi bautismo, en 2018, en Cambridge, Massachusetts, un hermano habló de cómo nuestro amado Padre Celestial había hecho arreglos para ese bautismo del viernes. Explicó que se suponía que el bautismo se llevaría a cabo el domingo siguiente pero, debido a un conflicto de horarios, tuvo que reprogramarse para el viernes por la noche. Si no hubiera ocurrido ese cambio, tal vez nunca habría llegado a conocer la Iglesia, a nuestro Salvador y a nuestro Padre Celestial, y a mis hermanos y hermanas en el Evangelio.