Voces de los miembros
¿Por qué cumplo con la ley del diezmo?
Desde que fui bautizada en la Iglesia he estado aprendiendo la doctrina pura de Jesucristo. He aprendido de Su plan de salvación, del amor y de la misericordia que Él derrama cada día a Sus hijos sobre la tierra, que murió y resucitó y que vive para nuestra salvación si nos arrepentimos y nos volvemos a Él. Todo esto ha sido de mucho valor para mí y para mi familia.
Sé que, si nos esforzamos por ser fieles a nuestros convenios hechos al ser bautizados, tendremos derecho a recibir las bendiciones prometidas por Él. Mediante las Escrituras, Él nos ha enseñado que es requerido pagar el diezmo de todos nuestros ingresos. Sé que este es un mandamiento y ley divina y que tiene promesas si lo cumplo.
En mi casa nunca nos han faltado los alimentos, ni los recursos necesarios para obtener lo elemental para la familia. Mas aun, en los momentos que se ha necesitado para otras personas, hemos podido ayudar. También hemos tenido la bendición de recibir alimentos por medio de otras personas que los han compartido con mi familia.
Es tan especial el sentimiento de paz y de gozo que produce saber que, al ser obediente en el mandamiento de la ley del diezmo, las bendiciones sobreabundan como leemos en Malaquías 3:10.
Para mí, las ventanas de los cielos siempre están abiertas, no solo en las cosas temporales, sino también en las bendiciones que valoro más, como lo son los dones espirituales, como el amor puro de Jesucristo, la compasión, la bondad, la comprensión, la paciencia, etc. El Señor nos ha enseñado en Doctrina y Convenios 82:10: “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis”.
Siento que es necesario que siga aprendiendo la doctrina y los principios que me ayudarán a progresar en este tiempo y que es importante esforzarme para vivir de acuerdo con esas enseñanzas y, en especial, obedecer este mandamiento que me prepara para cumplir otros mandamientos que debo vivir.