Voces de los miembros
La paz que brindan los convenios eternos
En momentos de tribulación, los convenios eternos nos llenan de paz y de fortaleza.
El día de mi bautismo, aprendí que esa ordenanza era una manera de hacer convenios con el Padre Celestial y Jesucristo. Al continuar aprendiendo sobre los convenios, aprendí que en los templos se realizan convenios sagrados por el tiempo y la eternidad. Pasaron los años y fui al Templo de la Ciudad de Guatemala antes de servir en una misión de tiempo completo.
Al regresar de mi misión, continué con la meta de vivir a través de convenios y fui sellado a mi esposa Kattia. Tiempo después nacieron nuestros hijos, Steve y Nicole. Un día, tuvimos un accidente automovilístico, mi esposa y nuestra hija Nicole tuvieron que ser hospitalizadas en diferentes lugares. El médico que atendía a mi hija me indicó que su estado era muy grave y delicado, esta noticia fue un golpe duro para mí.
En ese momento de angustia me aferré al poder de los convenios. Me sentía devastado, pero mientras oraba recibí una porción muy importante de consuelo por medio del Espíritu Santo. Aunque experimentaba un sentimiento de tribulación, mi esposa me dijo que, pasara lo que pasara, nuestros convenios del templo eran sagrados y repitió: “Somos una familia eterna”. Lloré de agradecimiento por su fe y por el consuelo recibido.
Me arrodillé y con calma y gratitud pude hacer una oración desde el fondo de mi corazón, dejé todo en manos de Dios y confié en los convenios. Eso me hizo sentir una paz incomprensible.
Mi esposa y mi hija salieron del hospital tiempo después. En ese momento comprendí que Jesucristo con Su amor nos salva, nos redime y nos brinda el privilegio de ser familias eternas. En momentos de tribulación, los convenios eternos me han bendecido al llenarme de paz y de fortaleza.