Mensaje de la Presidencia de Área
Compartir el Evangelio: Servir como el Salvador
En nuestros esfuerzos por compartir el Evangelio, a menudo subestimamos el poder de escuchar sinceramente. Tomarse el tiempo para escuchar a los demás con verdadera intención es una forma efectiva de transmitir el mensaje del Evangelio restaurado. Al hacerlo, permitimos que el Espíritu Santo nos guíe sobre cómo brindar ayuda y apoyo a quienes nos rodean.
El Salvador nos enseñó numerosas formas en las que podemos servir. Durante Su ministerio terrenal, Él compartía con las personas, escuchaba sus preocupaciones y mostraba empatía hacia sus necesidades. Siguiendo Su ejemplo, podemos aprender a escuchar sin juzgar, ofrecer un hombro en el cual apoyarse y brindar consuelo y ánimo a todos aquellos que lo necesiten.
En Juan 10:27, el Señor dijo:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen”.
Podemos confiar en que las personas a las que servimos con amor escucharán y seguirán la voz del Buen Pastor a través de nosotros. Cuando estamos atentos a los susurros del Espíritu, podemos recibir impresiones e inspiración para saber qué decir, qué consejo ofrecer y cómo ayudar a las personas a sentirse amadas por Él.
Al escuchar con verdadera intención, demostramos amor y respeto hacia los demás. Muchas veces, las personas simplemente necesitan ser escuchadas, saber que sus preocupaciones y experiencias son importantes y que alguien se preocupa por ellas. Al brindarles un espacio seguro para expresarse, creamos un ambiente propicio para compartir las verdades del evangelio de Jesucristo de forma natural.
El Espíritu Santo también nos guiará para compartir mensajes edificantes cuando sea apropiado. Al escuchar a los demás, debemos estar atentos a las oportunidades en las que podamos ofrecer consuelo, esperanza y dirección basados en el evangelio de Jesucristo. Con la ayuda del Espíritu, encontraremos las palabras adecuadas para comunicar el mensaje del Evangelio restaurado, de manera que resuene en los corazones de las ovejas perdidas del Señor.
En nuestros esfuerzos por compartir el Evangelio, es importante recordar que cada persona tiene su propio ritmo y proceso de conversión. No debemos imponer nuestras creencias o expectativas sobre los demás, sino permitir que el Espíritu Santo obre en sus vidas según Su voluntad. Nuestro papel es ser instrumentos en las manos de Dios y ofrecer amor, apoyo y orientación cuando se nos pida o cuando sintamos inspiración del Espíritu Santo.
¿Te gustaría poner en práctica este principio? Elige a alguien cercano y dedícale tiempo para escucharlo sinceramente. Demuéstrale interés genuino, evita interrupciones y juicios. Reflexiona sobre la experiencia y busca formas de brindar apoyo a esa persona.
Sé que al escuchar sinceramente y al estar dispuestos a seguir la guía del Espíritu Santo, seremos instrumentos en las manos del Señor para llevar con amor a esas ovejas perdidas que están a nuestro alrededor de vuelta al Padre Celestial. Testifico de estas verdades, en el nombre de Jesucristo. Amén.