2024
Jesucristo: El Salvador que trae esperanza, gozo y paz
Diciembre de 2024


Artículo de los líderes del Área Caribe

Jesucristo: El Salvador que trae esperanza, gozo y paz

Al reflexionar sobre la Navidad, cuando era niño, recuerdo que éramos pobres, así que nunca recibí un regalo de Navidad. Sin embargo, la Navidad siempre fue mi época favorita del año. Tengo grandes recuerdos de la calidez de nuestra reunión familiar, de las risas de los niños que jugaban y de las historias compartidas del pasado. Además de la belleza de las luces parpadeantes, el aroma de las comidas navideñas, la tradición de hornear galletas, hacer decoraciones o cantar villancicos. Como familia, la época navideña es un momento edificante para todos nosotros debido a los lazos que establecemos y la bondad que compartimos. Como dijo el presidente David O. McKay: “La verdadera felicidad viene solamente al hacer felices a los demás”.

La promesa de salvación

Con la anunciación del nacimiento de Cristo, vino la promesa de salvación de nuestro Padre Celestial para toda la humanidad. “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”. Otro pasaje dice: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”. La misión divina de Jesucristo es hacer posible que todos nosotros experimentemos gozo en este mundo y la vida eterna; y en el mundo venidero “a nadie más viene la salvación”. Debemos tener plena confianza en Él y en Sus palabras, enseñanzas y promesas. Mediante Su Expiación, el Salvador pagó el precio de nuestros pecados.

Un Salvador de esperanza

Esperanza en la redención: En el libro de Efesios, leemos: “En quien tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados según las riquezas de su gracia”.
Eso significa que, por medio del sacrificio de Jesús, podemos ser redimidos y perdonados, lo cual brinda la esperanza de un nuevo comienzo y de una relación restaurada con nuestro Padre Celestial.

Esperanza en tiempos de desesperación: “Echa sobre Jehová tu carga y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo”.
El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los quebrantados de espíritu. Jesucristo ofrece esperanza y consuelo a quienes sufren, prometiendo estar con ellos en su dolor y brindarles sanación y restauración.

Esperanza para el futuro: “Y enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de ser”.
Esta promesa de un cielo y una tierra nuevos, libres de sufrimiento y pesar, es edificante para todos los que son obedientes y fieles.

El verdadero espíritu de la Navidad

Estoy agradecido por el nacimiento y la Expiación de Jesucristo y por el profundo impacto de Su vida, muerte y resurrección en mi propia vida. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”. Nuestros regalos para Él durante la época navideña son: acercarnos más a Él buscando oportunidades de prestar servicio y de testificar de Él, ya que nuestro testimonio puede cambiar el curso de la vida de alguien. Como verdaderos discípulos, debemos aprovechar el espíritu de la Navidad para mostrar amor, compasión y perdón.

El nacimiento de Jesucristo es más que un acontecimiento histórico, es el cumplimiento de la promesa de salvación de nuestro Padre Celestial y la personificación de la esperanza eterna para todos Sus hijos. Jesucristo es un símbolo de luz. En Su presencia, no hay lugar para las tinieblas.

Tal vez algunos de nosotros estemos afrontando situaciones difíciles. El presidente Russell M. Nelson enseña: “El gozo que sentimos tiene poco que ver con las circunstancias de nuestra vida”. Al celebrar la Navidad, regocijémonos en la realidad de que Jesucristo nació para ser nuestro Salvador, brindándonos a todos esperanza que trasciende las circunstancias terrenales y señala hacia un futuro lleno de esplendor, gozo y paz en la presencia de nuestro Padre Celestial.

Su nacimiento anuncia un mensaje de esperanza que brilla intensamente en un mundo a menudo estropeado por la oscuridad y ofrece la promesa de redención, reconciliación y vida eterna por medio de la fe en Cristo.

Sé que Él vive. Él es mi Salvador, mi Redentor, mi esperanza y mi fuente de gozo y paz.

Notas

  1. David O. McKay, Gospel Ideals, 1953, pág. 551.

  2. Mateo 1:21.

  3. Hechos 4:12.

  4. Alma 11:40.

  5. Efesios 1:7.

  6. Salmo 55:22.

  7. Apocalipsis 21:4.

  8. Juan 3:16.

  9. Russell M. Nelson, “El gozo y la supervivencia espiritual”, Liahona, noviembre de 2016, pág. 82.