Otros recursos
Infierno


Infierno

Las revelaciones de los últimos días hablan del infierno refiriéndose a él por lo menos de dos formas. Primero, es otro nombre de la prisión espiritual, un lugar en el mundo de los espíritus después de la vida terrenal para los que han “muerto en sus pecados, sin el conocimiento de la verdad, o en transgresión por haber rechazado a los profetas” (D. y C. 138:32). Éste es un estado provisional en el que se enseñará el Evangelio a los espíritus, quienes tendrán la oportunidad de arrepentirse y de aceptar las ordenanzas de salvación que se efectúen por ellos en los templos (véase D. y C. 138:30–35). Los que acepten el Evangelio morarán en el paraíso hasta la Resurrección, después de lo cual serán juzgados y recibirán el grado de gloria del que sean dignos. Los que opten por no arrepentirse pero que no sean hijos de perdición permanecerán en la prisión espiritual hasta el final del Milenio, cuando serán liberados del infierno y del castigo, y resucitarán a una gloria telestial (véase D. y C. 76:81–85).

Segundo, la palabra infierno se usa para hacer referencia a las tinieblas de afuera, que es la morada del diablo, de sus ángeles y de los hijos de perdición (véase D. y C. 29:36–38; 76:28–33). Los hijos de perdición son los que no reciben “perdón en este mundo ni en el venidero, habiendo negado al Santo Espíritu después de haberlo recibido, y habiendo negado al Unigénito del Padre, crucificándolo para sí mismos y exponiéndolo a vituperio” (D. y C. 76:34–35; véanse también los vers. 31–33, 36–37). Tales personas no heredarán un lugar en ningún reino de gloria, sino que continuarán en las condiciones del infierno (véase D. y C. 76:38; 88:24, 32).