Dones espirituales
Los dones espirituales son bendiciones o aptitudes que se dan por medio del poder del Espíritu Santo. Dios da por lo menos uno de esos dones a todo miembro fiel de la Iglesia. Al recibirlos, esos dones, te fortalecerán, te bendecirán individualmente y te ayudarán a servir a los demás. (Véase D. y C. 46:8–12.) En las Escrituras se enseña acerca de muchos dones del Espíritu:
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El conocimiento de “que Jesucristo es el Hijo de Dios, y que fue crucificado por los pecados del mundo” (D. y C. 46:13).
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La capacidad para creer en las palabras de los que testifican de Jesucristo (véase D. y C. 46:14).
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El conocimiento de las “diferencias de administración” (D. y C. 46:15; véase también 1 Corintios 12:5); dicho don se usa para administrar y dirigir a la Iglesia.
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El conocimiento de “las diversidades de operaciones”, que nos ayuda a discernir si una enseñanza o influencia proviene de Dios o de otra fuente (D. y C. 46:16; véase también 1 Corintios 12:6–7).
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El don de la “palabra de sabiduría” (1 Corintios 12:8; D. y C. 46:17). Éste no se refiere a lo que conocemos como la Palabra de Sabiduría, sino que es el don de la sabiduría, la capacidad de usar el conocimiento en forma correcta.
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El don de la “palabra de ciencia” (1 Corintios 12:8; D. y C. 46:18).
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La facultad de enseñar por el poder del Espíritu Santo (véase Moroni 10:9–10; véase también D. y C. 46:18).
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El don de la fe (véase 1 Corintios 12:9; Moroni 10:11).
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El don de la “fe para ser sanados” (D. y C. 46:19).
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El don de tener “fe para sanar” (D. y C. 46:20; véase también 1 Corintios 12:9; Moroni 10:11).
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“El hacer milagros” (1 Corintios 12:10; D. y C. 46:21; véase también Moroni 10:12).
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El don de profecía (véase 1 Corintios 12:10; Moroni 10:13; D. y C. 46:22). Juan el Amado enseñó que “el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía” (Apocalipsis 19:10).
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“Ver ángeles y espíritus ministrantes” (Moroni 10:14).
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“Discernimiento de espíritus” (1 Corintios 12:10; D. y C. 46:23).
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El don de hablar en distintos idiomas o lenguas (véase 1 Corintios 12:10; Moroni 10:15; D. y C. 46:24).
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El don de la “interpretación de lenguas” (1 Corintios 12:10; D. y C. 46:25; véase también Moroni 10:16).
Éstos y otros dones espirituales indicados en las Escrituras son solamente algunos ejemplos de los muchos dones del Espíritu. El Señor puede bendecirte de otras maneras dependiendo de tu fidelidad y tu necesidad, así como de las necesidades de las personas a las que prestes servicio. Él nos ha mandado obrar diligentemente para recibir dones espirituales:
“Cuidaos a fin de que no os engañen; y para que no seáis engañados, buscad diligentemente los mejores dones, recordando siempre para qué son dados;
“porque de cierto os digo, que se dan para el beneficio de los que me aman y guardan todos mis mandamientos, y de los que procuran hacerlo; para que se beneficien todos los que me buscan o me piden” (D. y C. 46:8–9; véase también el vers. 26).