Segunda venida de Jesucristo
Al ascender Jesucristo al cielo al final de Su ministerio terrenal, dos ángeles declararon a Sus apóstoles: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11). Cuando el Salvador regrese, vendrá con poder y gloria para reclamar la tierra como Su reino. Su segunda venida marcará el inicio del Milenio.
La Segunda Venida será una ocasión de temor y llanto para los inicuos, pero será un día de paz y triunfo para los justos. El Señor declaró:
“Aquellos que son prudentes y han recibido la verdad, y han tomado al Santo Espíritu por guía, y no han sido engañados, de cierto os digo que éstos no serán talados ni echados al fuego, sino que aguantarán el día.
“Y les será dada la tierra por herencia; y se multiplicarán y se harán fuertes, y sus hijos crecerán sin pecado hasta salvarse.
“Porque el Señor estará en medio de ellos y su gloria estará sobre ellos, y él será su rey y su legislador” (D. y C. 45:57–59).
El Señor no ha revelado la hora exacta en que vendrá de nuevo: “La hora y el día ningún hombre sabe, ni los ángeles del cielo, ni lo sabrán hasta que él venga” (D. y C. 49:7); sin embargo, Él ha revelado a Sus profetas los acontecimientos y las señales que precederán a la Segunda Venida. Algunos de los acontecimientos y las señales profetizados son:
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La apostasía de la verdad del Evangelio (véase Mateo 24:9–12; 2 Tesalonicenses 2:1–3).
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La restauración del Evangelio, incluso la restauración de la Iglesia de Jesucristo (véase Hechos 3:19–21; Apocalipsis 14:6–7; D. y C. 45:28; 133:36).
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La restauración de las llaves del sacerdocio (véase Malaquías 4:5–6; D. y C. 110:11–16).
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La salida a luz del Libro de Mormón (véase Isaías 29:4–18; 3 Nefi 21:1–11).
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La predicación del Evangelio por todo el mundo (véase Mateo 24:14).
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Una época de iniquidad, guerra y conmoción (véase Mateo 24:6–7; 2 Timoteo 3:1–7; D. y C. 29:17; 45:26–33; 88:91).
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Señales en los cielos y en la tierra (véase Joel 2:30–31; Mateo 24:29–30; D. y C. 29:14–16; 45:39–42; 49:23; 88:87–90).
No te preocupes por el momento exacto de la segunda venida del Señor; más bien, vive de tal forma que estés preparado cuando Él venga. Al observar las calamidades de estos últimos días, recuerda que los justos no tienen por qué temer la Segunda Venida ni las señales que la precederán. Las palabras del Salvador a Sus apóstoles se aplican a ti: “No os turbéis, porque cuando todas estas cosas acontezcan, sabréis que se cumplirán las promesas que os han sido hechas” (D. y C. 45:35).