“¡Estoy estresado! ¿Y ahora qué?”, Para la Fortaleza de la Juventud, marzo de 2024.
Fortaleza en momentos de estrés
¡Estoy estresado! ¿Y ahora qué?
He aquí algunas ideas que te ayudarán a aprovechar el poder del Salvador de aligerar el estrés.
Estrés. Ansiedad. Tensión. Presión. Problemas. Preocupaciones.
Se llame como se llame, forma parte de la vida terrenal desde que Adán y Eva salieron del Jardín. No hay fórmula para una “vida libre de estrés”. De hecho, una vida así dejaría de tener el objetivo que debe tener (véase 2 Nefi 2:11–12).
Puesto que no podemos eliminar el estrés por completo, debemos centrarnos en cómo lo manejamos. La mayoría de las fuentes de estrés se pueden dividir en dos categorías:
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Lo que puedes controlar.
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Lo que no puedes controlar.
1. Lo que puedes controlar
Durante años, muchas personas de otras religiones han encontrado consuelo recitando lo que se conoce como la “Oración de la serenidad”: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia”1.
El profeta José Smith dio a los primeros santos un consejo similar para afrontar sus numerosos desafíos: “Por tanto, muy queridos hermanos, hagamos con buen ánimo cuanta cosa esté a nuestro alcance; y entonces podremos permanecer tranquilos, con la más completa seguridad, para ver la salvación de Dios y que se revele su brazo” (Doctrina y Convenios 123:17; cursiva agregada).
En otras palabras: Haz todo lo que puedas y deja que Dios se encargue a partir de ahí. Céntrate en lo que puedes controlar, como, por ejemplo:
Tus propias elecciones
Debido a la Expiación de Jesucristo, hemos “llegado a quedar libres para siempre, discerniendo el bien del mal, para actuar por [nosotros] mismos, y no para que se actúe sobre [nosotros]” (2 Nefi 2:26). Debemos estar “anhelosamente [es decir, con entusiasmo] consagrados” a hacer cosas buenas (Doctrina y Convenios 58:27).
Tu actitud
La poetisa estadounidense Maya Angelou escribió: “Lo que debes hacer cuando algo no te gusta es cambiarlo. Si no puedes cambiarlo, entonces cambia tu forma de pensar en cuanto a ello”2. Busca lo positivo en las personas y las situaciones. Convierte las labores en juegos. Compadecerte de ti mismo debido a lo mucho que aborrezcas alguna situación no hará que esta mejore.
Tu reacción ante lo que no puedes controlar
No se pueden evitar los huracanes, pero se puede donar tiempo, dinero o trabajo para ayudar a los afectados. No puedes evitar que un amigo abandone la Iglesia, pero puedes seguir amándolo y dando un buen ejemplo. No puedes evitar que alguien te diga algo descortés, pero puedes elegir cómo reaccionar ante ello.
Y en todo ello, recuerda la única cosa que siempre puedes hacer: orar. Pide a Dios que haga lo que tú no puedes hacer, que cambie lo que tú no puedes cambiar. Sea cual sea el resultado, el Salvador puede ayudarte a sentir paz.
2. Lo que no puedes controlar
Esta es la categoría más fácil de tratar, porque la estrategia es sencilla:
Si no puedes controlarlo, no te preocupes por ello.
En cambio, ejerce la fe en Jesucristo y céntrate en lo que sí puedes controlar. Trata de no dejar que la preocupación te consuma.
Claro que es más fácil decirlo que hacerlo (¿no desearías tener un interruptor de “preocupación” que pudieras encender y apagar?).
Pero el aceptar que un problema determinado escapa a tu control es el primer paso para no dejar que te estrese. Entonces depositas tu fe en Jesucristo.
Las cosas que no podemos controlar suelen pertenecer a alguna de estas dos categorías:
Fenómenos naturales
Hambrunas, sequías, desastres naturales, pandemias. Algunas limitaciones físicas y afecciones a la salud. El comportamiento humano puede influir en esas cosas, y normalmente hay pasos que podemos dar para estar preparados o reducir su impacto. No obstante, no podemos controlarlos en el corto plazo.
Las decisiones de otras personas
Cómo se comportan las personas en internet. Si tus amigos permanecen o no en la Iglesia. Lo que la gente dice a tus espaldas. Las decisiones tomadas por los tribunales y gobiernos. Lo que se transmitirá en la televisión. El costo de las cosas. Puedes dar tu opinión, pero, en última instancia, todas las decisiones tomadas por personas distintas de ti escapan a tu control.