“Obtén acceso a Su fortaleza, ahora y siempre”, Para la Fortaleza de la Juventud, marzo de 2024.
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Obtén acceso a Su fortaleza, ahora y siempre
Eres digno de la fortaleza y la ayuda de Jesucristo.
Imagina que paseas por el bosque y te encuentras con un niño que se ha tropezado y ha caído y quedado enredado entre ramas secas. Una de las ramas es demasiado pesada para que la levante él solo.
¿Lo ayudas? ¿O primero te sientas y decides si merece tu ayuda?
¡Claro que lo ayudas! La idea de negar tu ayuda hasta que el niño se la haya ganado puede parecerte incluso absurda. Sin embargo, así pensamos sobre nosotros mismos, excepto que, en ese caso, nosotros somos el niño en necesidad de ayuda.
Eres digno de que se te salve
Pese a tu edad, eres un niño comparado con el Padre Celestial y Jesucristo (de hecho, eres literalmente hijo del Padre Celestial). Y tu fortaleza, física, emocional, espiritual o mental, no se compara con la de Ellos. La mayoría de nosotros entendemos ese concepto bastante bien. Pero cuando tropezamos por cualquier motivo, con demasiada frecuencia sentimos que no podemos pedir ayuda hasta que nos la hayamos ganado. Eso sencillamente no es verdad.
El presidente Dieter F. Uchtdorf, quien prestó servicio como Segundo Consejero de la Primera Presidencia, habló una vez acerca de la parábola de las ovejas perdidas de Lucas 15.
“¿Necesita la oveja saber manejar un sextante complicado para calcular sus coordenadas?”, preguntó él. “¿Necesita ser capaz de usar un GPS [sistema de posicionamiento] para definir su posición? ¿Tiene que tener el conocimiento para crear una aplicación que pedirá ayuda? ¿Necesita la oveja el respaldo de un patrocinador antes de que el Buen Pastor venga a rescatarla?
“No, ¡Claro que no! La oveja merece el rescate divino sencillamente porque el Buen Pastor la ama.
“Para mí, la parábola de la Oveja Perdida es uno de los pasajes de más esperanza en todas las Escrituras”1.
Cada uno de nosotros puede perderse por muchas razones diferentes. Y para cada uno de nosotros, la ayuda divina puede estar ya buscándonos.
Siempre hay ayuda al alcance
La ayuda está a nuestra disposición no solo cuando pecamos, sino también cuando vivimos lo mejor que podemos. El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó lo siguiente:
“Me pregunto si quizás no reconocemos plenamente ese aspecto fortalecedor de la Expiación en nuestra vida y, erróneamente, creemos que debemos llevar nuestras cargas solos, con nuestra pura determinación, fuerza de voluntad, disciplina y capacidad obviamente limitada.
“Una cosa es saber que Jesucristo vino a la tierra para morir por nosotros; pero también tenemos que entender que el Señor, mediante Su Expiación y por medio del poder del Espíritu Santo, desea vivificarnos; no solo guiarnos, sino también fortalecernos y sanarnos”2.
Tú mereces Su ayuda. No importa el camino que hayas recorrido recientemente, Jesucristo está listo para recorrer el siguiente tramo contigo.