2004
Enseñar con el corazón
junio de 2004


Enseñar con el corazón

El modo en que los misioneros aprenden a enseñar con más eficacia que nunca y cómo podemos ayudar: Una conversación con dos miembros del Consejo Ejecutivo Misional: los élderes Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, y Charles Didier, de la Presidencia de los Setenta.

Se han producido ciertos cambios respecto a cómo los misioneros enseñan a los investigadores. ¿Podrían darnos una breve reseña de dichos cambios?

Élder Richard G. Scott: Ha habido una transición de presentar el mensaje del Evangelio basándose en la memorización a lo que se ha definido como enseñar por el Espíritu. Se instruye a los misioneros que llenen la mente y el corazón con la doctrina básica, con pasajes de las Escrituras que la corroboren, así como con experiencias propias que vengan al caso. Todo eso se convierte en una fuente de recursos a la cual pueden recurrir a fin de determinar, con la ayuda del Espíritu, las necesidades de una familia o de un investigador determinados.

A medida que los misioneros han ido realizando estos ajustes en su forma de enseñar, es maravilloso verlos progresar y realizar sus estudios personales al igual que los que efectúan con su compañero. El mensaje resulta ahora más comprensible para los que son sinceros de corazón y tienen deseos de entender.

¿Ha habido cambios en las charlas mismas?

Élder Scott: Sí, ha habido ciertos cambios en el contenido de la primera charla, lográndose una mayor comprensión del relato de José Smith, en lo que se refiere a la forma en que el Padre Celestial revela la verdad a Sus hijos por medio de los profetas.

Élder Charles Didier: Ayudamos a la gente a entender que José Smith no es una anomalía en la historia de la humanidad. El Señor ha enseñado repetidas veces el plan de salvación por conducto de los profetas, y la humanidad los ha rechazado una vez tras otra o se ha alejado del mensaje. Por eso tenemos restauraciones. José Smith fue un profeta preordenado que restauró, en esta ocasión por última vez, la plenitud del Evangelio a fin de que pudiéramos saber cómo regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial.

¿Ha habido algún otro cambio en la forma en que los misioneros enseñan el Evangelio?

Élder Didier: El plan de estudio no ha cambiado. Los misioneros siguen teniendo las mismas seis charlas en las que se presenta el Evangelio con una progresión del todo lógica, y les pedimos que enseñen la doctrina que hay en las charlas. Ellos empiezan la primera charla con el mensaje de la Restauración, mas cuando el Espíritu se lo indique, pueden enseñar la tercera charla antes de la segunda y la cuarta antes de la tercera. El orden no es tan importante; lo que sí importa es que enseñen toda la doctrina.

Cada investigador es diferente, así que los misioneros preparan bosquejos para planificar cómo enseñarles según sus necesidades. El bosquejo permite a los misioneros concebir la presentación en su mente. Si la presentación se concibe bien, entonces resulta clara y las palabras fluyen libremente mientras los misioneros enseñan por el Espíritu.

Élder Scott: Si los misioneros actúan así en forma constante y durante cierto tiempo, no sólo llegarán a ser más eficientes, sino que posteriormente se convertirán en mejores esposos y esposas, padres y madres, gracias a que la realidad del grandioso mensaje llega a formar parte de ellos mismos.

¿Qué implicaciones se derivan de todo esto a la hora de enseñar y capacitar a los misioneros?

Élder Scott: El mejor lugar donde se puede llevar a cabo esa capacitación es en el hogar. Si yo fuera un padre que hoy día tuviera hijos en el hogar, me aseguraría de que entendieran el modelo que comenzó con Adán, por el que el Señor llama a un profeta, el cual enseña la plenitud del Evangelio con autoridad. Les enseñaría sobre el ciclo de la apostasía y de la restauración de la verdad que se ha ido produciendo hasta la dispensación final. Me aseguraría de que entendieran lo que sucedió por conducto de José Smith, por qué fue tan importante que el Padre y el Hijo descendieran en persona para enseñarle y cómo fue llamado a ser el profeta de la Restauración.

Eso, impartido y entendido en el hogar, junto con la ayuda complementaria de las clases del sacerdocio y de las organizaciones auxiliares, así como las de seminario e instituto, preparará a un misionero mejor que cualquier otra cosa. No es necesario contar con cursos especiales siempre que se comprenda la importancia de vivir los principios y enseñarlos. Por ejemplo, los misioneros que han pagado el diezmo pueden testificar de las bendiciones prometidas que el Señor concede en virtud de la obediencia. El misionero que haya llevado una vida recta puede compartir un testimonio poderoso gracias a las experiencias espirituales de su vida, las cuales dependen de su dignidad y su fe en el Salvador.

¿En qué ha cambiado la capacitación formal de los misioneros?

Élder Didier: En los Centros de Capacitación Misional, los misioneros llamados a enseñar en su propia lengua reciben instrucción sobre cómo desarrollar un bosquejo de las charlas, cómo empezar a enseñar con sus propias palabras y cómo enseñar por el Espíritu. Los que hayan sido llamados a enseñar en otra lengua cuentan con un método ligeramente diferente, ya que cuando uno aprende un idioma extranjero, es necesario memorizar ciertas cosas. Se tiene que adquirir un vocabulario, aprender de memoria las reglas gramaticales, etcétera. Comienzan a practicar el idioma para que cuando lleguen al campo misional estén preparados, además, para enseñar una charla con sus propias palabras. Aprender a enseñar el Evangelio en un nuevo idioma requiere tiempo.

Élder Scott: En ciertos aspectos, se trata de un cambio fundamental respecto a lo que se hacía anteriormente. Los misioneros aprenden el contenido de las charlas en su lengua natal mientras que aprenden a enseñar en otra. Eso significa que cuando llegan al campo misional, la presencia del compañero es de gran importancia ya que les ayuda a continuar aprendiendo el idioma y a enseñar el mensaje que han aprendido.

Mientras se preparan, ¿en qué deberían centrarse los futuros misioneros?

Élder Scott: En ser dignos, para que el Espíritu los guíe. Y habrán aprendido el mensaje básico de la Restauración; habrán leído el Libro de Mormón para obtener un testimonio de Jesucristo y Su expiación, y de la importancia que tiene Él en la vida de toda persona. Según aprendan estas cosas, estarán más adelantados que los que llegan al Centro de Capacitación Misional para apenas empezar a aprender.

En la Reunión Mundial de Capacitación de Líderes, celebrada el 11 de enero de 2003, el presidente Gordon B. Hinckley dijo: “Sencillamente, no podemos permitir que los que no sean completamente dignos vayan al mundo a compartir las buenas nuevas del Evangelio”. Concretamente, ¿qué deben saber los futuros misioneros sobre la dignidad a fin de estar preparados para servir?

Élder Scott: Precisan mantenerse lo más alejados posible del pecado; eso les brindará la felicidad más grande durante su preparación; les asegurará la mayor capacidad de ser guiados por el Espíritu y de ser los ejemplos que deberán ser en el campo misional.

Casi todos los jóvenes pueden recitar los pasos del arrepentimiento, pero lo que verdaderamente necesitan hacer es comprender la seriedad con la que el Señor considera ciertas transgresiones y no caer en ellas.

Élder Didier: Ojalá pudiéramos enseñar a los jóvenes la forma de evitar la necesidad de un gran arrepentimiento. Más vale prevenir que lamentar. Es necesario enseñarles a sentir amor por el Señor y por Sus mandamientos; si sienten ese amor, no hay necesidad alguna de establecer barreras y decirles: “Si vas más allá, no podrás servir como misionero”.

Se ha hablado de lo que pueden hacer los padres en el hogar para preparar a nuestros jóvenes para ir a la misión, sobre todo de la necesidad de enseñarles los principios básicos. ¿Tienen más sugerencias?

Élder Didier: Los años de la adolescencia son una época en la que la influencia de los padres tiende a disminuir a favor de la de otros jóvenes y adultos en los que se confía. Por esa razón, es muy importante participar en el programa del Sacerdocio Aarónico. Los líderes de los jóvenes pueden complementar las enseñanzas y los ejemplos de los padres, y el quórum puede facilitar la influencia positiva de las buenas amistades.

Élder Scott: Otra opción magnífica de preparar a los jóvenes próximos a la edad de servir en una misión es que salgan con los misioneros y tengan experiencias con ellos; así verán cómo los misioneros enseñan y testifican. De hecho, si empiezan a testificar y a enseñar la verdad, bien con los misioneros o en las reuniones de su quórum —en vez de limitarse a ponerse de pie en la reunión de testimonios y compartir ese tipo de testimonio, sino enseñar las verdades del Evangelio—, sentirán la guía del Espíritu.

Élder Didier: Hay muchas formas de participar en la obra misional, desde escribir una carta o compartir un video de la Iglesia hasta dar tarjetas de obsequio a los amigos. Los jóvenes pueden hermanar o ayudar en el proceso de activación. Si empiezan desde ahora mismo a tomar parte en la obra misional, cuando lleguen al campo misional contarán con una gran ventaja porque ya lo habrán hecho antes.

¿Qué resultados han observado como fruto de los cambios en la forma de enseñar de los misioneros?

Élder Scott: El mundo empeora; sin embargo, nuestra capacidad para enseñar el Evangelio mejora. El presidente Hinckley ha estado sumamente dedicado a la tarea de incrementar el número de conversos verdaderos y de retenerlos. Resulta emocionante ver cómo los misioneros captan la visión. Contamos con misioneros para los que el mensaje del Evangelio forma parte tan integral de su ser que son capaces de ofrecer una reseña doctrinal, en minuto y medio o en cinco minutos, estando en una parada de autobús. Están mucho mejor preparados para tratar con las personas en cualquier nivel en el que se hallen y darles a conocer el magnífico mensaje de la Restauración. La comunicación de la verdad se facilita cuando no hay un diálogo memorizado.

¿Qué va a pasar con nosotros, los miembros comunes y corrientes? ¿Cómo colaboraremos en el esfuerzo misional?

Élder Didier: Todos podemos hacer algo; no tenemos que estar implicados en la enseñanza en sí. Si contamos con el deseo y oramos al respecto, recibiremos inspiración sobre cómo ayudar a preparar a un hijo para la misión o cómo compartir el Libro de Mormón con un vecino. Podemos compartir videos de la Iglesia. Cada uno debe buscar el modo que mejor se adapte a sus posibilidades.

Élder Scott: Para tomar parte en el proceso de la conversión, los miembros pueden buscar investigadores, estar presentes como amigos durante el proceso de la conversión o compartir su testimonio en momentos de suma importancia. Después del bautismo, los conversos necesitan fortaleza para pasar del mundo en el que han estado a un nuevo entorno. Tal vez sea ahí donde los miembros puedan servir más fácilmente en la obra misional. A los miembros que entienden las necesidades y que solicitan la guía del Señor no les cuesta saber cuál es la forma de satisfacerlas, bien sea invitando a los nuevos miembros a su hogar, sentándose a su lado en la reunión sacramental o ayudándoles a entender mejor quiénes somos y cómo vivimos.

Élder Didier: Yo estoy aquí, antes que nada, porque un misionero se hizo amigo mío, pero los misioneros son reemplazados continuamente. Llega un punto en el que uno desea tener amigos estables y yo tuve que buscarlos en la Iglesia.

Élder Scott: Debiéramos cambiar nuestro modo de pensar de “la obra misional es algo que debo hacer” a “es un privilegio hacer la obra misional”. Una vez que se empieza, resulta emocionante; es estimulante; no es una carga, sino una experiencia fascinante.

La entrevista estuvo a cargo de Larry Hiller y Adam C. Olson.

El Servicio Misional

La Savia de La Iglesia

“La obra misional es la savia de la Iglesia, es el medio principal de su crecimiento y es gracias a este servicio que la Iglesia ha alcanzado su tamaño actual en 172 años”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “El servicio misional”, Primera Reunión Mundial de Capacitación de Líderes , 11 de enero de 2003, pág. 19.

Una Labor Cuatripartita

“La obra misional es más que dos jóvenes dando una presentación memorizada a unos investigadores. Es algo más que bautizar. Se trata de una labor cuatripartita relacionada con los misioneros, sí, pero también con los miembros del barrio, los obispos, el líder misional del barrio y toda la organización de la Iglesia. Este esfuerzo cuatripartito incluye: 1) buscar investigadores, 2) enseñar por el Espíritu, 3) bautizar conversos dignos y 4) fortalecer a los miembros nuevos y a los menos activos”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “El servicio misional”, Primera Reunión Mundial de Capacitación de Líderes , 11 de enero de 2003, pág. 20.

Una Actitud de Amistad

“Cultivemos entre nuestra gente el estar constantemente atentos a las oportunidades que surjan de tender una mano de amistad. Permitamos que el ser un buen prójimo y el compartir nuestro amor por los demás sean nuestra actitud en cualquier parte del mundo donde estemos”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “El servicio misional”, Primera Reunión Mundial de Capacitación de Líderes , 11 de enero de 2003, pág. 21.

Un Llamado a Todos los Que Sean Dignos

“La obra misional no es un ritual para avanzar en la Iglesia, sino un llamado extendido por el Presidente de la misma a todos los que sean dignos y capaces de hacerlo… Exige que quienes sirvan como misioneros sean dignos en todos los aspectos… Estoy convencido de que el elevar el nivel de los requisitos hará que nuestros jóvenes, en especial los hombres jóvenes, practiquen la autodisciplina para vivir por encima de los bajos valores del mundo a fin de evitar la transgresión y seguir un sendero más elevado en todas sus actividades”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “El servicio misional”, Primera Reunión Mundial de Capacitación de Líderes , 11 de enero de 2003, pág. 19.