Ten el valor de compartir el Evangelio
Se requiere valor para compartir el Evangelio con alguien que no conoces. Sólo pregúntale a un nuevo misionero de tiempo completo. A veces se requiere incluso más valor para preguntarle a tus amigos si les gustaría saber en cuanto a la Iglesia, el Libro de Mormón o nuestras creencias.
Uno se pregunta: ¿Y si no les interesa? ¿si se ofenden? ¿si se burlan de mí? ¿Qué tal si dicen que me odian y que no quieren volver a verme?
No te preocupes; no es muy probable que eso suceda. Tus amigos probablemente digan: “No, gracias”; pero no te sorprendas si algunos responden: “Claro, dime más al respecto”; especialmente si vives el Evangelio.
El élder M. Russell Ballard, del Quórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “Somos miembros de la Iglesia restaurada de Jesucristo, investidos con poder y enviados por el Señor mismo para encontrar, nutrir y llevar sanos y salvos a Su Iglesia a aquellos que buscan conocer la verdad”.
Desde esa perspectiva, compartir el Evangelio es “simple y [obvio]”; sin embargo, admitió el élder Ballard, “la obra misional… puede resultar difícil y, en ocasiones, atemorizante”.
¿Cómo podemos vencer ese temor? A continuación, el élder Ballard sugiere tres maneras:
Primero, ora individualmente y con tu familia para que el Señor les ayude a encontrar maneras de compartir el Evangelio. (La barra lateral contiene un ejemplo de lo que una jovencita hizo en Brasil.) Además, pídele al Señor que te guíe a los que están listos.
Segundo, sé un ejemplo. En un mundo de normas que van en decadencia, tus amigos observarán tu luz. Tu dignidad personal te dará valor y poder espiritual.
Tercero, ejerce fe y confianza en el Señor, y siempre demuestra amor hacia los demás.
“Algunos miembros dicen: ‘Tengo miedo de hablar sobre el Evangelio porque alguien podría ofenderse’”, dice el élder Ballard. “La experiencia ha demostrado que la gente no se ofende cuando la acción de compartir está motivada por un espíritu de amor e interés. ¿Cómo podría alguien ofenderse cuando decimos algo así: ‘Amo la forma que mi Iglesia tiene de ayudarme’ y luego añade lo que le indique el Espíritu?”1.
Es el deber de todos los miembros de la Iglesia compartir el Evangelio, y eso te incluye a ti. Así que, sé valiente y deja que el Señor bendiga tus esfuerzos.