Jóvenes
Guardar los mandamientos y amar a los demás
Cuando pensamos en el amor, con frecuencia lo primero que nos viene a la mente son películas románticas, chocolate y flores. Pero el amor, el verdadero amor, es mucho más profundo y mucho más generoso que eso. Jesucristo vivió y murió por nosotros a causa de Su amor por nosotros. De hecho, los dos grandes mandamientos son amar a Dios y amar a todas las demás personas (véase Mateo 22:36–40). Pero, ¿cómo podemos demostrar a las personas que las amamos?
El presidente Uchtdorf comparte la parábola de Cristo sobre dos hijos, uno de los cuales trabaja para su padre y el otro que no lo hace. El Salvador señala que solo el hijo que obedeció a su padre de verdad lo amaba. Del mismo modo, cuando obedecemos los mandamientos de Dios, demostramos que lo amamos y deseamos volver a Él.
Pero, ¿cómo demostramos que amamos a todas las demás personas? El presidente Uchtdorf explica eso también: “Si verdaderamente amamos a nuestros semejantes, nos esforzamos para ayudar ‘a los pobres y a los necesitados, a los enfermos y a los afligidos’, porque aquellos que realizan esos actos desinteresados de compasión y servicio, tales son discípulos de Jesucristo”.
De manera que la próxima vez que vean a su padre o a su madre, a un hermano o a un amigo, piensen en prestarles servicio para mostrarles su afecto. Eso no solo los hará felices a ellos y a ustedes, sino que también hará feliz a su Padre Celestial.