Voces de los Santos de los Últimos Días
Seguir adelante durante los períodos de estancamiento
Las actividades al aire libre como el senderismo, el ciclismo y el esquí son una parte importante de mi vida. Recientemente, se me ocurrió lo mucho que se asemeja nuestro tiempo en la tierra al tiempo que dedico a la aptitud física al aire libre. Tengo la tendencia a centrarme en mejorar mi resistencia y destrezas en una actividad durante un tiempo o temporada; luego, según mi elección, oportunidad o invitación, cambio a otra. Sin embargo, no importa la buena condición física y la confianza que tenga en cierto tipo de actividad, al cambiar a una nueva, me encuentro sin aliento, no alcanzo la meta y me duelen músculos que “jamás había sentido antes”. Entonces me acostumbro al nuevo tipo de adiestramiento y recupero la resistencia y las destrezas necesarias.
Del mismo modo, en la vida tendemos a concentrarnos en ciertos hábitos; nos sentimos cómodos en nuestro entorno y luego, ya sea por elección, al azar o por invitación, nuestro período de comodidad y reposo se convierte en un período de desafíos y oportunidades para progresar.
El hacer frente a desafíos de la vida puede ser una tarea sobrecogedora. Nefi nos alienta a “seguir adelante con firmeza en Cristo, teniendo un fulgor perfecto de esperanza y amor por Dios y por todos los hombres. Por tanto, si marcháis adelante, deleitándoos en la palabra de Cristo, y perseveráis hasta el fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis la vida eterna” (2 Nefi 31:20).
De vez en cuando, me pregunto lo lindo que podría haber sido permanecer indefinidamente en la existencia preterrenal, escuchando al Padre Celestial decirnos simplemente en cuanto a Su gran plan de felicidad. Sin embargo, nuestro progreso requería un “aula” —la tierra— donde pudiésemos experimentar la mortalidad por nosotros mismos.
A través de los años, al haber testificado de la veracidad y la necesidad del plan del Padre Celestial, las nuevas oportunidades y experiencias, a veces dolorosas, han grabado esa enseñanza en mi alma. Parece que aprendemos las verdades del Evangelio un poco cada vez, volviendo a tratar los mismos temas una y otra vez. A veces me pregunto: “¿Cuánto más es necesario aprender?”; o, como en la preparación física: “¿Cuántos otros grupos de músculos es necesario adiestrar?”.
No obstante, así como las estaciones de la vida cambian y los desafíos varían, sé que el Señor me proporcionará las experiencias que necesito; y a medida que siga adelante, aprenderé a ser más como Él y a regresar a Su presencia.