2016
Nuestro espacio
Septiembre de 2016


Nuestro espacio

Dios vio mi tristeza

young woman receiving envelope

Por Danelys W. Rodriguéz, República Dominicana

Un domingo, cuando estaba en la Iglesia, me di cuenta de que mi tiempo en el programa de las Mujeres Jóvenes casi había terminado y pronto estaría con los jóvenes adultos solteros. Estaba triste porque sabía que las cosas nunca serían iguales. Después de la Escuela Dominical, traté de estar más animada, pero no podía; intenté decirme a mí misma que el Padre Celestial no quería que sintiera tristeza, sino gozo (véase 2 Nefi 2:25).

Estaba a punto de llorar en el pasillo, sobre el hombro de mi amiga, cuando el secretario de barrio se acercó a mí y me dijo: “Hermana Danelys, ¡tiene correo!”. Me entregó un sobre blanco con mi nombre en él. Yo tenía curiosidad por saber qué era, así que le pregunté quién lo había mandado, y mientras se alejaba, me dijo que era del patriarca y que era una copia de mi bendición patriarcal. Entonces sí lloré, pero eran lágrimas de gozo, porque sabía que Dios había visto mi tristeza y había proporcionado la manera para que yo encontrara gozo en la tristeza. Mi bendición patriarcal por fin había llegado por escrito, en el preciso momento en que más la necesitaba.

Cuando llegué a casa y la leí, lloré de nuevo y oré dando gracias a Dios por ella y por haberme ayudado a recordar lo afortunada que soy de ser Su hija y de tener la luz del Evangelio sempiterno en mi vida.

Cuando lleguen los momentos tristes, aunque puede que no los entienda en el momento, sé que Dios me puede ayudar a sentir felicidad. Aprendí eso mediante el amor que Dios me ofrece en la vida. Él ofrece ese amor a cada uno de nosotros, y depende de nosotros el aceptar ese maravilloso sentimiento. Con la guía de Dios, podemos superar las pruebas; podemos sonreír y ser felices.

Ilustración por Ben Simonsen.

Mi pasaje preferido de las Escrituras

Por Kwamena Koomson, Ghana

Helamán 5:12

Este pasaje me ayuda a entender que solamente al centrar nuestra vida en Jesucristo podemos vencer al adversario. Aun cuando tengamos pruebas, si estamos edificados sobre la roca de Jesucristo, todo es posible.

Este pasaje de las Escrituras me ha ayudado a mantenerme fuerte durante tiempos difíciles.

Sé que Dios vive y que Él mandó a Su Hijo Unigénito a la tierra para que expiara los pecados de la humanidad.