2018
Tortillas y amigas
Junio de 2018


Tortillas y amigas

Las autoras viven en Utah, EE. UU.

“Si un amigo quieres tener, por él has de mostrar interés” (Children’s Songbook, pág. 262, solamente disponible en inglés).

Tortillas and Amigas

Adriana estaba aburrida. Quería jugar con su hermana gemela, Diana; pero Diana había ido a comprar comida al mercado con mamá. Adriana suspiró. La casa se veía tan vacía. Ojalá hubiera ido con ellas.

Adriana decidió visitar a Margarita, su vecina. Los hijos de Margarita eran todos mayores, y ella era como una abuelita para Adriana. Siempre lo pasaban muy bien juntas.

Adriana salió afuera. El sol abrasador brillaba sobre ella mientras se dirigía a casa de Margarita. Asomó la cabeza por la puerta. “Margarita, ¿está en casa?”.

Sí, estoy en la cocina”, exclamó Margarita. Adriana la encontró sentada a la mesa de la cocina, con la cabeza agachada. Cuando Adriana entró, ella levantó la mirada.

“Hola, Adriana”, dijo Margarita. Esbozó una leve sonrisa, pero parecía triste.

“¿Le pasa algo?”, preguntó Adriana.

Margarita suspiró. “Nada de lo que debas preocuparte”.

“¿Cómo puedo ayudarla a sentirse mejor?”, pensó Adriana. Margarita siempre parecía feliz cuando cocinaban juntas. “¿Puedo ayudarla a hacer las tortillas?”.

“Acabo de preparar algunas”, dijo Margarita, y levantó una servilleta de tela para enseñarle un montón de tortillas.

“Entonces, ¿puedo ayudarla a comer tortillas?”, preguntó Adriana con una sonrisa.

Margarita rió. “Por supuesto; pero déjame que caliente unos frijoles para acompañarlas”.

Adriana fue con Margarita junto a los fogones y removió en una olla los frijoles negros refritos. Cuando los frijoles estuvieron hechos, los llevó a la mesa. Margarita llevó las tortillas y el queso.

Adriana tomó una tortilla caliente y esparció los frijoles sobre ella. Luego espolvoreó el queso por encima. ¡Se veía deliciosa! Adriana estaba ansiosa por darle un bocado, pero primero deseaba hacer algo.

“¿Puedo hacer una oración, por favor?”, le preguntó a Margarita.

“Claro”.

Adriana cerró los ojos y cruzó los brazos. “Padre Celestial, te damos gracias por esta comida. Por favor, bendícela para que nos dé salud y fuerza. Y, por favor, ayuda a Margarita con lo que sea que necesite. Estoy contenta de que sea mi amiga. En el nombre de Jesucristo. Amén”.

Adriana abrió los ojos. Margarita tenía una gran sonrisa, una sonrisa de verdad esta vez. Mientras comían, hablaron de la escuela y de deportes y libros. A Adriana le encantaba hablar con Margarita.

Cuando acabaron de comer, Adriana le dio a Margarita un fuerte abrazo. “Gracias por el refrigerio. ¡Lo he pasado muy bien!”.

Margarita le devolvió el abrazo a Adriana. “Gracias a ti, Adriana. Hoy necesitaba una amiga”.

Adriana sonrió satisfecha. “Me alegro de que seamos amigas”.

“Yo también me alegro de que seamos amigas”, dijo Margarita. “¿Por qué no te llevas a casa las tortillas que quedan? Estoy llena”.

Adriana regresó a casa dando brincos. Ella también se sentía llena, ¡y no solo de tortillas! Se sentía llena de amistad, de pies a cabeza.

Tortillas de la amistad

Estas sencillas tortillas de maíz son perfectas para preparar y compartir con amigos. Asegúrate de pedir ayuda a una persona adulta.

2 tazas de harina de maíz

1 1/2 tazas de agua caliente

  1. Mezcla la harina de maíz y el agua caliente. Trabaja la masa hasta que esté blanda.

  2. Haz bolitas con la masa. Coloca una bolita entre dos hojas de papel encerado.

  3. Con un plato o una sartén, presiona varias veces la bolita con firmeza.

  4. Cocina la tortilla en una sartén, a fuego medio. Cuando la parte superior comience a oscurecerse, dale la vuelta para cocinar el otro lado.

  5. Ponle frijoles y queso por encima ¡y a disfrutar!