Preparación para la vida
Mi primer día en el cuórum de élderes
El autor vive en California, EE. UU.
Era joven y era un nuevo élder. ¿Qué podía ofrecer al cuórum de élderes? ¡Resultó que podía ofrecer mucho!
No estaba precisamente nervioso de unirme al cuórum de élderes porque sentía que sabía qué esperar. También conocía a todos en el cuórum de élderes de mi barrio. Eran los papás de mis amigos y hombres a quienes ya veía como mentores. Sabía que estarían felices de ayudarme a comprender las cosas, por lo que unirme a ellos en el cuórum de élderes no era algo que me diera tantos nervios.
Lo que me daba un poco de nervios era participar en las lecciones. Al principio me parecía difícil pensar que yo podía ofrecer algo a hombres que tenían mucha más experiencia en la vida y que tenían más sabiduría que la que yo tenía.
Fue diferente, pero similar
El cuórum de élderes es definitivamente diferente al cuórum de presbíteros. En lugar de estar con un grupo de jóvenes de tu edad, de repente estás con adultos. Las primeras veces que asistí, en realidad, no dije nada. Me preocupaba ser muy joven y que no sabía lo suficiente como para participar.
Sin embargo, cuanto más asisto, más cómodo me he llegado a sentir, y me he dado más cuenta de que no importa la edad que tenga uno, todos tienen algo que aportar. Todos tenemos experiencias diferentes con el Evangelio y tenemos diferentes niveles de comprensión de los distintos principios.
Tenía algo para compartir
En una ocasión estábamos hablando acerca de la expiación del Salvador, y levanté la mano. Solo les dije que, debido a Su expiación, Jesucristo no solamente nos libera, sino que también puede ayudarnos a acercarnos más a Él y a Dios. Hablé de mi relación con el Padre Celestial y con Jesucristo y de cómo esta se había fortalecido a medida que mi comprensión de la Expiación se había incrementado. Después de la clase, un hombre se acercó y me agradeció mis comentarios. Me dijo que nunca había pensado en las cosas de la manera en que yo las había dicho y que en verdad agradecía mi punto de vista.
¡La orientación familiar es genial!
En el cuórum de élderes no solo aprendes de un nuevo maestro, también aprendes del Espíritu y de todos los demás en el cuórum. Toda esa perspectiva te ayuda a obtener una visión mayor de las cosas que se enseñan, y te ayuda a ser un mejor siervo del Señor. Por ejemplo, desde que me convertí en élder, ¡la orientación familiar me ha gustado mucho más! Pienso que la tomo más en serio, ya que sé que cuando sea misionero en unos meses, estaré visitando a las personas y compartiendo mensajes del Evangelio con ellos tal como lo hago con la orientación familiar. En lugar de solo sentarme ahí y dejar que mi compañero enseñe todo, he comenzado a prepararme para nuestras visitas. Me aseguro de dar mi opinión. Sé que es una buena preparación para mi misión, pero [el opinar] también ha hecho que la orientación familiar tenga más sentido para mí. Ahora tengo más aprecio por las personas en mi barrio y por las personas que visito.
Si yo puedo hacerlo, tú también puedes.
No debes sentirte intimidado por el cuórum de élderes, pero desde luego puedes escuchar cosas más sabias sobre los temas que estás aprendiendo. Puedes esperar convertirte en un mejor maestro, líder y siervo del Señor. ¡Y eso es genial!