Discipulado

El mundo en el que vivimos parece estar diseñado para poner a prueba nuestra dedicación al discipulado. Al estudiar el Nuevo Testamento este año, podemos sentirnos inspirados por las enseñanzas y el ejemplo de Jesucristo y de Sus discípulos, quienes se esforzaron por aprender del Maestro y por llegar a ser más semejantes a Él.

Como maestros del Nuevo Testamento en la Universidad Brigham Young, mi colega Gaye Strathearn y yo compartimos en esta edición algunos pensamientos sobre los modelos de discipulado que podemos aprender de María, la madre del Señor (página 12), y de Juan el Amado (página 18). Esas dos figuras estuvieron entre los principales testigos de Jesucristo. Aparte de Dios el Padre, nadie sabía mejor que la madre de Jesús que Él verdaderamente era el Hijo de Dios, y Juan era uno de los primeros Doce y parece haber sido uno de los amigos más cercanos del Señor.

La devoción de estos y otros discípulos nos enseña cómo podemos llegar a ser discípulos amados de Jesucristo y conservar nuestro discipulado a pesar de los desafíos del mundo.

Al estudiar el Nuevo Testamento con espíritu de oración, podemos no solo llegar a saber más acerca de Jesús sino, en realidad, llegar a conocerlo (véase Juan 17:3).

Atentamente,

Eric D. Huntsman