2019
El Evangelio: Una solución práctica para la vida eterna
Enero de 2019


Jóvenes adultos

El Evangelio: Una solución práctica para la vida eterna

Lori Fuller es editora de la revista Friend. Le encanta encontrar nuevos grupos musicales, escuchar las noticias en la radio y cocinar alimentos de todo el mundo. A veces, ella escribe cosas.

¿Alguna vez has pensado en cómo el guardar los mandamientos hace que la vida sea mucho más fácil?

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El mes pasado, algunos amigos y yo estábamos poniéndonos al tanto de nuestra semana. Un amigo contó que estaba lidiando con la carga de la recuperación del alcoholismo de su madre. Él era apenas más joven que yo y eso sonaba como la peor responsabilidad del mundo.

Más tarde esa noche, la conversación se desvió hacia lo caro que es fumar y cómo alguien que conocíamos había estado fumando un paquete de cigarrillos por día. (Haz la cuenta; ¡es mucho dinero!). Ella estaba tratando de dejar de fumar y estaba padeciendo el síndrome de abstinencia. Sin embargo, su hijo estaba muy feliz de que ella estuviera dejando de fumar. Su padre había muerto de una sobredosis de drogas, lo que hacía que cualquier uso de drogas fuera mucho más aterrador para este niño.

Finalmente, terminamos hablando del café, sobre cuánto bebían las personas todas las mañanas (y tardes y a veces noches) y cómo echaban de menos sus cafés con leche ahora que no podían darse el lujo de comprarlos todos los días.

Mientras conducía a casa, pensando en todas estas conversaciones, tuve esta idea: “La Palabra de Sabiduría es básicamente la solución práctica más grande para la vida que haya existido”. (Por si no lo sabes, una “solución práctica para la vida” es una forma de mejorar tu vida, vivir de manera más eficiente, etc. Como lo describió alguien en línea, una solución práctica para la vida es lo que antes se conocía como “una buena idea”). Es como si Dios dijera: “Aquí hay una manera de ahorrar dinero, ayudarte a mantenerte saludable, proteger a tus hijos y evitar cargas emocionales realmente difíciles, entre ellas tus adicciones y las de los demás”. Es casi como si Dios hubiera anticipado todos los problemas con los que nos enfrentaríamos y nos hubiera dado la posibilidad de evitar la mitad de ellos.

Con cualquiera de los mandamientos de Dios, tenemos la opción de seguirlos o de hacer caso omiso de ellos. Pero cuando pensé en la Palabra de Sabiduría como en un conjunto de pautas de Dios que nos anticipan y nos protegen de tantos desafíos, pensé: “¿Qué pasaría si todos los mandamientos de Dios funcionaran de esa manera?”. ¿Qué tal si un Padre Celestial amoroso, que ha experimentado esta vida y sus desafíos, nos ha dado un manual para ayudarnos a pasar por este mundo lo más libres de dolor como sea posible? ¿Y qué tal si nos lo hubiera dado porque nos ama y quiere protegernos?

¿Quieres conformarte con lo que tienes, ser feliz y agradecido? “No codiciarás la casa de tu prójimo” (Éxodo 20:17).

¿Deseas evitar sentirte culpable, el encarcelamiento, las finanzas agobiantes y los honorarios de los tribunales? ¿Quieres conservar la confianza y el respeto de las personas, y tu trabajo? “No hurtarás” (Éxodo 20:15).

¿Deseas permanecer cerca de Dios para que Él pueda guiarte, dirigirte y ayudar a llevar tu carga? “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37).

Podemos seguir agregando a la lista. Cada uno de los mandamientos puede protegernos del dolor, hacernos la vida más fácil, evitar problemas o simplemente ayudarnos a encontrar la paz. Y a muy poco costo o inconveniencia personal. (¡Y sin cargos extra!).

Ciertamente no quiero minimizar los mandamientos de Dios como meras pautas o soluciones prácticas de utilidad para la vida. Son mucho más grandes que eso; pero también son así de simples. Nuestro Padre Celestial no puede protegernos de todo. Pero como un padre amoroso, le gustaría prepararnos y protegernos del costo de nuestras elecciones al guiarnos a tomar mejores decisiones.

Por supuesto, podemos guardar los mandamientos y que aun así nos sucedan cosas malas. Entonces, ¿para qué molestarse?

Porque nunca sabremos de qué estamos siendo protegidos mediante nuestra obediencia; porque ayuda a liberarnos de una vida de heridas autoinfligidas; porque la obediencia nos ayuda a estar cerca de Dios; porque nos coloca en posición de arrepentirnos cuando elegimos mal; porque confiamos en que Dios sabe cómo bendecirnos y protegernos.

Podemos seguir agregando a la lista. Es mucho más larga que la lista de razones para no guardar los mandamientos.

Para bien o para mal, Dios me permite elegir cuán obediente quiero ser. Yo escojo cuán receptiva soy a las bendiciones que Él tiene para mí. Entonces, ¿por qué guardar los mandamientos? Porque deseo que mi vida esté abierta por completo a la ayuda que Dios está tratando de dar.