El tesoro perfecto para compartir
“Mañana es un día muy especial”, dijo la maestra de Diego. “¡Vamos a tener un día de Muéstra y cuéntalo!”
Diego sonrió. ¡A él le encantaba la actividad Muestra y cuéntalo! No podía esperar para mostrarles a sus amigos algo especial.
Después de la escuela, Diego le contó a mamá las buenas nuevas.
“¿Qué debo llevar?”, preguntó.
“Algo que sea especial para ti”, dijo mamá.
“¡Puedo llevar a Lobo!”.
“No creo que podamos llevar un perro a la escuela”, dijo mamá. “Pero hay otros tesoros especiales que puedes compartir”.
¡Pronto comenzó la búsqueda del tesoro de Diego! Encontró un mono de peluche. ¿Debería llevarlo? Pero Diego siguió buscando.
Miró detrás de las sillas de la cocina. Miró en la repisa. No iba a parar hasta encontrar algo que fuera justo lo que necesitaba.
Luego miró cerca de su cama. ¡Encontró la cosa perfecta!
Diego corrió a contárselo a mamá. Sostuvo su tesoro con firmeza.
“¡Mamá!”, dijo él. “¡Mira! Encontré la mejor cosa para llevar”.
Le mostró a mamá un cuadro. Era un retrato de Jesús cuando era pequeño. Diego se sintió bien cuando vio el cuadro. Quería que sus amigos en la escuela se sintieran bien también.
“Eso sí que es algo especial para la actividad”, dijo mamá. “¿Qué le dirás a la clase acerca de Jesús?”.
“Que todos podemos ser felices”, dijo. “¡Porque Jesús nos ama a todos!”.