Cómo superar la plaga de la adicción
Entender la adicción es un paso clave para superarla. No obstante, también debemos confiar en el Señor y creer que Él puede sanarnos.
Cuando alguien lucha contra alguna adicción, es importante saber que hay esperanza. Hay personas todos los días y en todo el mundo que tienen la capacidad de liberarse de la sustancia o conducta que las mantiene como rehenes. Se requerirá un esfuerzo personal coordinado, entender los factores de cada caso en particular que las retienen en el ciclo de la adicción, junto con la creencia de que Dios puede inspirarlas en su senda personal hacia la libertad.
Durante los 38 años en que he ayudado a personas a vencer adicciones, he visto cómo, con el tiempo, han mejorado tanto el conocimiento que tenemos sobre las adicciones, así como el tratamiento de la adicción. Tengo la firme sospecha de que tal evolución continuará durante los años venideros. Aunque aquellos en el campo de las ciencias que estudian las adicciones afrontan preguntas difíciles, seguimos haciendo avances positivos. De modo que la información que aquí se presenta se basa en lo que conocemos en la actualidad, con la creencia de que en el futuro seguirá descubriéndose más luz y conocimiento al respecto.
Entender la adicción
Sé cuán desgarrador es bregar en la lucha contra una adicción, pero el primer paso es entenderla. A continuación, se ofrecen algunas ideas clave que esclarecen un poco el tema:
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Las adicciones comienzan con una exposición inicial y acaban en la dependencia. En cualquier punto del proceso en que se encuentre, la persona puede ejercer cierto grado de albedrío y encontrar la forma de salir de la conducta adictiva.
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Calificar a alguien como adicto puede socavar su progreso a largo plazo, en especial en las primeras etapas de la conducta. La frase “en recuperación” parece ser más útil. Es como decir: “Elijo confiar en el Salvador y en Su expiación a fin de llegar a ser más semejante a Él” en lugar de: “Estoy atrapado en el pecado para siempre”.
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Todas las adicciones tienen varios factores: biológicos (genética, neuroquímica, etc.), psicológicos (autoestima, características de la personalidad, estrés postraumático, etc.), sociales (padres, amigos, cultura, etc.) y espirituales (costumbres religiosas personales y familiares, etc.). A menudo, la combinación de cada uno de esos factores y sus fortalezas relativas son tan particulares como la persona en sí. Cada factor quizás requiera atención específica e individualizada en el caso de cada persona en su conjunto, a fin de liberarse de la conducta negativa.
Algunos indicios que aparecen en el camino a la adicción
Los siguientes son indicadores de que la persona quizás esté en camino de adquirir un hábito, luego una compulsión, y posteriormente una adicción:
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Obsesión: La persona pierde el interés por las actividades saludables conforme la sustancia o conducta perjudicial logra el dominio gradualmente.
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Aumento de la necesidad: La persona quiere cada vez más.
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Reserva: La persona se vuelve cada vez más renuente a dejar que los demás conozcan sus decisiones y conductas.
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Negación: La persona se miente a sí misma en cuanto a su creciente dependencia y cree sus propias mentiras.
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Abstinencia: La percepción de bienestar de la persona disminuye cuando se le niega acceso a la sustancia o conducta perjudicial.
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Recaída: La persona vuelve a la sustancia o conducta aunque se da cuenta del efecto negativo que aquello tiene en su vida.
Además, después de que comienza el hábito, por lo general, la persona es la menos indicada para determinar con precisión en qué fase del proceso de la adicción se halla. Si se preguntan si un ser querido está en camino a la adicción, hay muchos recursos de ayuda disponibles, tanto en su comunidad, como en internet.
Buscar tratamiento
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La responsabilidad de cambiar es de cada persona; aunque los familiares y amigos pueden apoyarla, no pueden interferir en el albedrío ajeno. Si la persona no tiene el deseo de cambiar, ningún tipo de tratamiento tendrá éxito.
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El camino a la recuperación puede ser diferente para cada persona. Debido a las fortalezas y debilidades relativas de los cuatro factores propios de la persona que se han mencionado (biológico, psicológico, social y espiritual), no hay un único método de tratamiento que funcione para todos. Lo que en definitiva conducirá al éxito es el estudio individual, la consulta a expertos y la determinación de perseverar hasta encontrar la solución.
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Si bien las adicciones pueden dejar en ruinas la vida de la persona, también se ven afectados negativamente todos sus seres queridos. Aquellas personas que brindan amor y sostén también necesitan apoyo y atención.
Si bien Dios posee el poder de eliminar esta prueba si los afectados así lo permiten, Dios, en Su infinita sabiduría, desea que aprendan ciertas cosas mientras se esfuerzan junto con Él para lograr la solución. Literalmente, todo el que se ha liberado de su adicción puede testificar de lo que ha aprendido gracias a la victoria personal sobre su vicio.