Voces de los Santos
Reflexiones sobre la fe
Un buen amigo me escribió que en su cuórum se había hablado de la fe como el elemento opuesto al miedo, una idea con la que mi amigo no había estado de acuerdo.
El problema con las definiciones es que se pueden dar desde diferentes puntos de vista, y no siempre correctamente.
Por ejemplo, sabemos que Colón fue inspirado a lanzarse al descubrimiento de algo enorme y desconocido. Ese marinero tuvo una vida casi profética. Su fe en Dios le movió a tal empresa. ¿Tuvo para ello que vencer temores y superar el vacío que implicaba no saber en absoluto lo que el destino le deparaba? Por supuesto, la definición que se dio en el cuórum aquí sí se aplica, al menos en uno de sus puntos.
Pero lo que le ocurrió a Nefi fue algo extraordinario, fruto de su relación íntima y especial con su Señor. Aquí no tuvo que vencer temores a nada que le fuera desconocido. Tenía al enemigo enfrente: los miembros de su propia familia. Y es precisamente ese tipo de fe lo que hizo posible que se actuara, desde arriba, de forma sobrenatural, de manera que las ligaduras cayeran de sus manos. Su fe en el Señor hizo esto posible.
Entre todas las formas de este importante elemento espiritual y físico, nuestra conexión con el Salvador es lo que produce el verdadero progreso hacia la vida eterna. Y no hay otra manera de llegar allí si no estamos en lo correcto aquí, lo cual también conlleva protecciones especiales en momentos de peligro extremo.
También me llegó al alma lo que Nefi nos recuerda: que se pueden olvidar las grandes cosas que Dios ha hecho por nosotros. Esto me ha traído a la mente el número de nuestros amigos, hijos e hijas, hermanos, esposos, exmisioneros investidos en los templos, etc., que se olvidan de quiénes son y de lo que Dios ha hecho por ellos.
La diferencia vital entre la mentalidad de Nefi y la de sus hermanos rebeldes es la fe inamovible del primero y la debilidad espiritual de los segundos, quienes, aunque veían prodigios casi de forma constante, se olvidaban de ellos continuamente.
Para ser fieles hasta el fin, siempre debemos tener presente cómo llegamos a la Iglesia y lo que hasta ahora hemos hecho para mantenernos sobre la firme roca del Evangelio.
¡Eso es lo que nunca podemos olvidar si tenemos que perseverar hasta el fin!