Jóvenes adultos
Reflejar tu verdadera identidad
¿Qué ves cuando te miras en el espejo?
¿Encuentras cosas que no te gustan de tu aspecto? ¿Te atormentas por tus errores o debilidades? ¿Ves en el espejo el rostro de alguien que te critica?
¿O te ves como un hijo o una hija de Dios? ¿Ves a alguien que piensa de forma positiva y expresa gratitud sean cuales sean sus circunstancias? ¿Ves el rostro de alguien que te trata con compasión?
Cuando entendemos quiénes somos en realidad, podemos superar la autocrítica, el perfeccionismo y las actitudes culturales dañinas. Podemos dejar de centrarnos tanto en nuestra imagen en el espejo y, en su lugar, intentar reflejar la luz de Cristo. En este número, leerás acerca de la imagen de nuestro cuerpo y entenderás mejor tu valor individual. Comparto algunos conceptos sobre la imagen del cuerpo que provienen de las verdades que se hallan en las Escrituras y en el templo (véase la página 44). En un artículo disponible solo en formato digital, Sandra Vanessa expresa gratitud por su cuerpo después de la experiencia de tener un bebé; una experiencia dolorosa, pero que le ha cambiado la vida.
En la página 48, Marcus comparte su historia y cuenta cómo superó la imagen negativa que tenía de sí mismo y que todos podemos reconocer que sin duda somos “suficientemente buenos” —que por medio de la expiación de Jesucristo podemos superar todas las cosas.
Como discípulos de Cristo, no podemos quedarnos atrapados en las continuamente cambiantes filosofías del mundo sobre la salud y el aspecto, ni debemos llevar al extremo nuestro compromiso de mantener una buena salud. Recuerda: tu valor no proviene del tamaño ni de la forma de tu cuerpo. Tu valor es infinito y proviene de Dios.
Atentamente,
Aspen Stander